Capítulo 8

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Durante los siguientes cuatro días tuvieron lugar los juegos de los cursos restantes. Edric y Dahlia estaban en el palco de los ganadores donde se podía ver con una perspectiva más amplia el campo.

Los únicos que estaban sentados en esa zona tan exclusiva eran los profesores y ganadores de los años anteriores y, obviamente, los ganadores de este año. Estos que ya estaban acostumbrados del lujo, se sentaban cómodamente y eran atendidos con sumo detenimiento por los duendes. Lo que más le gustaba a Dahlia de ese lugar eran los dulces gratuitos que les daban ya que no paró de comer en ningún momento mientras era observada por Edric quien la miraba extrañado.

— ¿Es que en tu casa no te daban de comer, Valyos? Parece como si no hubieras probado nada de esto en años — se burló Edric mirándola con aquella mirada que todo el mundo temía.

— ¿Y a ti no te enseñaban educación en tu casa? — le respondió Dahlia.

Dahlia siguió comiendo hasta que se cansó de que la mirada de Edric clavada en ella. Dejó de prestar atención a las delicias que había cogido y expresando pesadez en su expresión, miró a Edric mientras rodaba los ojos y suspiraba cansada.

— ¿Es que no tienes otra cosa mejor que hacer que mirarme? — a Dahlia le importó poco su comentario y siguió arrasando con la comida hasta que su tripa no podía más.

Edric se rió y antes de que pudiera responderle, los mismos tambores que resonaron el primer día envolvieron con su imponente sonido toda la explanada. El público se colocó en sus asientos y permaneció en silencio para escuchar al presentador. Mientras tanto las gradas fueron flotando hasta la misma posición que el día anterior. Varias pantallas grababan los movimientos más destacables de los participantes.

Mientras que Dahlia no podía parar de comer dulces, Edric no había probado nada en absoluto desde que habían llegado al palco ya que constantemente era interrumpido por los ganadores de años anteriores para que este les contara cómo había logrado la victoria, sin siquiera importarles que Dahlia también había contribuido en ella.

No es que no le apeteciera interrumpirlos para que la tomaran en serio, todo lo contrario, lo que ocurría es que no le apetecía tener problemas porque lo más seguro es que se llevara unas palabras de desprecio hacia su persona. Así que con la ayuda de algunos bombones pudo tragarse su orgullo.

Los escenarios eran los mismos, pero con el pequeño cambio de que las banderas estaban colocadas en otras partes, y tenían diferentes obstáculos que superar. En el bosque en vez de árboles vivientes aparecieron preciosas aves de color plateado que atacaron a los participantes y los hicieron caer al suelo para que fueran descalificados. En la montaña sucedió un terremoto lo cual, hizo que cayeran varios competidores y por consiguiente, fueran descalificados. Por último en el lago tuvieron que coger las banderas que estaban clavadas en la aleta de una criatura marina que tenían la apariencia de un tiburón. Este no se sumergía en el agua y saltaba de un lado a otro.

Tanto Dahlia como Edric habían conseguido convencer a los profesores para que les dejaran subir a sus amigos al palco ya que no los habían visto desde que ganaron. Becca aprovechó para contarle a Dahlia como había sido eliminada del juego el día anterior.

— A mi un Valyos me alumbró con un destello de luz y tropecé — Dahlia y Amelia se rieron por la torpeza de su amiga — mira que son tramposos.

— Yo conseguí que cinco Valyos se cayeran, les puse una trampa en unas enredaderas, así que me considero un tramposo — comentó Richard orgulloso levantando la mano como si fuera una clase.

— Lo hiciste bien, Richi — dijo Amelia.

— No tan bien como tú. Amelia tiró a siete Valyos al suelo y en un despiste la tiraron a ella — les informó Richard orgulloso de ella.

El resurgir de las sombras (A.L.P) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora