Dahlia abrió lentamente los ojos y vio un hocico que la empujaba para despertarla, se levantó con torpeza, haciendo que su visión se nubrara un poco, al ver que era Bonnie, este las había rescatado.
Becca se levantó de la misma manera que Dahlia, en el instante en el que se percató de que el hipocampo estaba al lado suyo.
—¡Bonnie! Nunca pensé que me daría tanta alegría verte. Gracias, gracias y gracias — dijo Becca abrazando al animal con bastante fuerza.
—No quiero estropear el momento, pero te aviso de que llegamos tarde a clase de historia — su amiga se alejó del hipocampo y comenzó a maldecir en alto.
—Nuestro primer día aquí y ya llegamos tarde a clase... ¿Qué vamos a hacer? ¿Nos inventamos algo o le decimos la verdad? — Becca empezó a andar hacia el castillo mientras respiraba con nerviosismo.
Dahlia le agradeció a Bonnie por haberla salvado e intentó seguir el ritmo de su amiga.
—Becca no te preocupes, nadie se habrá dado cuenta.
—Podríamos decir que no encontrábamos la clase o igual podríamos decir que me encontraba mal — propuso Becca intentando calmar sus nervios.
—¿Y cómo le explicamos que estamos mojadas? Creo que esa excusa no va a servir, pero ya me encargaré yo de inventar algo y ahora, o nos damos prisa o no llegaremos — dijo mientras corrían hacia el castillo.
Subieron las escaleras rápidamente sin tener tiempo ni para respirar, al llegar arriba las dos necesitaron algunos minutos para recuperar el aire y seguir con la carrera.
Lo único que se escuchaba eran sus pasos apresurados ya que no había ningún alumno por los pasillos, lo que resultó más fácil para llegar hasta su destino.
Al llegar a la puerta, Dahlia paró a Becca para que las dos pudieran arreglarse un poco, sus pelos llegaron despeinados y su uniforme desarreglado.
Cuando ambas opinaron que su aspecto era decente, aunque el uniforme aún estaba mojado, llamaron a la puerta para poder entrar.
—Perdone... Profesora Sibilda, hemos tenido un pequeño percance. — dijo Dahlia recuperando el aliento.
La mujer mayor las miró perpleja y algo confusa mientras sacudía levemente la cabeza.
—No se preocupen, pero que no vuelva a pasar, ¿cómo se llaman ustedes dos? — dijo tranquilamente, colocándose las gafas para verlas mejor.
Todos los ojos estaban clavados en ellas y Dahlia pudo ver que Edric y sus compañeros se reían de las pintas que llevaban. Edric le dedicó un gesto de burla a Dahlia y ella le miró desafiante.
—Yo soy Becca Grivas y ella es Dahlia Russo — dijo Becca señalando a cada una.
—Coger un sitio y siéntense sin hacer ruido — Dahlia pensó que la sonrisa de aquella profesora era la más agradable que había visto entre todos los profesores, tenía pinta de ser muy amable.
Las dos amigas se sentaron en los lugares sobrantes y prestaron atención a lo que la profesora estaba explicando. Becca comenzó a coger apuntes, moviendo su mano sobre el papel extremadamente rápido para captar todo lo que la profesora Sibilda decía.
—Becca... — su amiga no le prestaba atención estaba demasiado atenta a la clase — Becca, ¿te encuentras bien?
—¿Lo dices por lo del lago?
Dahlia asintió, después Becca dejó a un lado su pluma para mirarla a los ojos.
—Supongo que sí, no lo sé, de lo único que me acuerdo es de caer al agua y ver al monstruo plateado, ¿Mejor, no crees? —adquirió Becca intentando mostrarse fuerte —¿Tú recuerdas algo más?
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El resurgir de las sombras (A.L.P) #1
Fantasy"Una mezcla entre, Stirmuss y Valyos, sería imposible...o eso creían todos" Dahlia, una chica de dieciséis años, proviene de una familia de Valyos y como cada año tienen lugar las pruebas para entrar a las escuelas más prestigiosas: Dragston y Elaco...