Harían lo siguiente, llenarían sus bolsillos de piedras e irían lanzándolas lejos para que los Oztums se distrajeran y fueran a por las piedras en vez de a por ellos.
Cuando terminaron de llenar sus bolsillos esperaron un poco ya que antes debían armarse de valor. Ese plan por muy brillante que fuera podía no funcionar y tenían que ser plenamente conscientes de que si lo realizaban podía acabar muy bien o en el peor de los casos muy mal.
— ¿Estas lista? — le preguntó Edric.
Dahlia apretó una de las piedras en su mano mientras miraba a la oscuridad. Había llegado el momento.
— Si, ¿tu lo estas?
Edric asintió.
Dicho esto, comenzaron a lanzar varias piedras provocando que las criaturas fueran directas hacia el movimiento. Se podían notar las inmensas siluetas que generaban en el suelo cuando iban de un lado a otro. Mientras tanto, Dahlia y Edric fueron pisando lentamente y con mucha delicadeza el suelo sin olvidarse en ningún momento de tirar continuamente piedras lejos de donde ellos estaban.
Ya en la mitad del recorrido ambos pensaban que pronto se acabaría, pero no esperaban que una piedra se escurriera de los dedos de Dahlia, cayendo entre sus pies. En ese momento, Dahlia miro a Edric asustada, con los ojos abiertos de par en par y se quedo paralizada preguntándose si era verdad que la piedra habia llegado al suelo.
En cuestión de segundos las criaturas comenzaron a nadar hacia ellos y de las siluetas del suelo empezaron a aparecer unas aletas negras que a gran velocidad se aproximaban a ellos, rápidamente Edric cogió todas las piedras que aun le quedaban y las lanzo a lo lejos. Tras hacer eso, Edric cogió el brazo de Dahlia quien habia cerrado los ojos, para que esta no se moviera ni un milímetro. La velocidad fue disminuyendo y su dirección cambiando hacia donde se encontraban las piedras que habían sido lanzadas por Edric.
—Dahlia, ya puedes abrir los ojos, se han ido.
—Menos mal...gracias a ti no estamos muertos ya que si fuera por mi ahora mismo estaríamos siendo devorados por los Oztums.
—Tranquila, los Stirmuss sabemos muy bien que los Valyos sois bastante torpes.
—Te lo dejo pasar por esta vez por que nos has salvado .
Edric se rio divertido y después Dahlia le repartió las piedras que le quedaban con extremo cuidado para evitar que cayera otra piedra de nuevo. Continuaron con su plan hasta que por fin llegaron hasta el otro extremo y ambos estaban muy felices por haber conseguido cruzar.
Con las fuerzas que aun les quedaban abrieron la puerta antigua con dificultad y entraron. Inmediatamente este se iluminó dejando ver la magnitud de la nueva galería en la que se encontraban. Esta consistía de un techo al estilo gótico con muchas telarañas y goteras. Tan solo había una alfombra negra que llegaba hasta otra puerta la cual, estaba en el otro extremo de la habitación.
—¿Qué tal si nos mudamos aquí? — bromeó Edric.
— Seguramente en dos días uno ya estaría muerto y no sería yo — comentó Dahlia mientras se reía para sus adentros.
Parecía que no había trampa alguna por tanto, pasaron sin detenerse y entraron a un salón completamente idéntico al anterior, cruzaron de nuevo la siguiente puerta y nada habia cambiado, era como volver a entrar en la misma sala en la que habían estado. Así sucesivamente fueron cruzando repetidas veces los salones, pero no llegaban a ningún lado, siempre era la misma habitación.
—He leído sobre esto, es un tipo de trampa que parece como si fueras a salir, pero realmente estas encerrado en ella o sea que ahora mismo estamos en un bucle — dijo Dahlia angustiada.
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El resurgir de las sombras (A.L.P) #1
Fantasy"Una mezcla entre, Stirmuss y Valyos, sería imposible...o eso creían todos" Dahlia, una chica de dieciséis años, proviene de una familia de Valyos y como cada año tienen lugar las pruebas para entrar a las escuelas más prestigiosas: Dragston y Elaco...