WILDEST DREAMS [[MAX VERSTAPPEN]]

Capítulo 26

Le Castellet, France

Charlie

El día de la clasificación termino con Charles quien volvió a demostrar que es uno de los pilotos más poderosos actualmente y demostró con un buen tiempo en la última salida. Esta pole de mi hermano funciono porque la estrategia que plantearon lo cual con la ayuda de Carlos que espero a mi hermano para darle un rebufo. En un buen segundo lugar se colocó Max quien para el día mañana estará atento para quitarle ese primer lugar a mi hermano, el neerlandés confía en el potencial de su monoplaza.

Mi mejor amigo se ubicó en un buen noveno lugar, por lo que cuando lo veo lo abrazo.

— Mañana estoy segura que ese noveno lugar subirá más puestos.

— Esperemos.

—Vamos yo confió en tu potencial, eres el mismísimo smooth operator.

—Gracias Señora Verstappen—Me susurra en el oído.

—No eres gracioso— Le doy un golpe en la nuca.

—Oye no maltrates—Se ríe—soy una de las octavas maravillas del mundo, debes cuidarme.

—Cuidado con tu modestia.

—Soy muy sexi y lo sabes—Me guiña un ojo—pero en fin me cambio y nos vemos en la cena.

Después de la clasificación, estoy en mi habitación del hotel mientras me retoco mi maquillaje, termino colocando un poco de mi lápiz labial hoy me decante con uno de tono rojo y me levanto para observar mi look para la cena de esta noche.El vestido negro largo tiene un toque sencillo y debo decir que sabe cómo ajustar mis curvas y resaltan mis pechos, unos botines puesto que son los más cómodos que traje en conclusión me veo bien, nada exagerado para una simple cena.

Mi celular suena anunciando un mensaje.

Mi español favorito

Creo que solo faltas tú, ya la gente tiene hambre.

Mueve ese lindo trasero monegasco.

Me:

Ya bajo exagerado.

Unos minutos bajo y me dirijo al restaurante del hotel y veo que Carlos no exageraba cuando dijo que todos ya estaban en la mesa, mi mirada se centra en algunos de los pilotos con los que organizamos esta cena, veo a mi hermano charlando con Max, también veo a George, Pierre, Lando quien a su lado su silla luce vacía asumo que ese es mi lugar. Veo como Daniel alza la mano para llamarme y le sonrió dirigiéndome hasta la mesa.

Mientras camino mis ojos se conectan con los del neerlandés y este me da una sonrisa ladeada y debo luchar por no ruborizarme ante ese gesto.

— Sí que te tardas—Dice Lando cuando me siento a su lado—tenía mucha hambre.