Capítulo 2: El emisario
El acceso al templo era supervigilado casi cien arcos torii tan rojos cómo la sangre. De cada uno de ellos colgaban versos de antiguos eruditos en honor a la divinidad pues se consideraba la más importante al ser la madre de todas las razas y quien intervenía sobre los cultivos y la abundancia.
A los costados del tembló, un bosque nativo crecía indómito, apenas profanado por pequeños animales entre presas y zorros. Las leyendas contaban que allí vivían espíritus traviesos y astutos con los que era mejor no buscar tratos si no querías encontrar tu destino demasiado pronto.
A menudo las abuelas murmuraban haber visto sus formas inocentes, como infantes sin voz que se arropaban entre las hojas y la turba a los pies de algún manzano. Sólo había que aguzar el oído para escuchar sus pasos a través del bosque. Los viajeres en cambio, daban testimonio sobre espíritus menos inocentes, con rostros salvajes o máscaras de zorros y avecillas negras. Se suponía que eran mensajeros de los dioses, pero no sienten aprecio por los hombres, así que acostumbraban a advertir los designios divinos por medio de acertijos con la esperanza de que fallen o se pierdan en su camino.
Izuku no puede evitar pensar que algo de cierto debe haber en esos cuentos, pues el ingreso del templo y el bosque más profundo oculta estatuas con formas fabulosas talladas en la piedra, tan antiguas que nadie sabe quién o porque fueron creadas.
Junto a él su padre caminaba sosteniendo el atado de flores secas y un paquete con ofrendas, siempre vigilando la espalda de Izuku que acostumbra a distraerse viendo el pasaje de alrededor.
En poco tiempo llegaron hasta la fuente de agua que brotaba desde una gruta de tierra situada al costado del templo. Allí la gente hacia fila para lavarse las manos cómo rito de iniciación, luego inclinarían la cabeza ante los guardianes de piedra y se adentrarían para arrodillarse uno a uno en el enorme altar.
Izuku sostiene en sus manos un trozo de incienso y lo encendió mucho antes de que fuera su turno. El humo según se le había enseñado, era una guía para los espíritus de los ancestros, por lo que cuando alguien deseaba pedir consejo al mundo divino, el humo atraería los espíritus benevolentes de su familia para ayudarlo una vez que se incara ante la figura de la madre otome.
Ella era una diosa de figura recia, a menudo vestida con lino y perlas de río. Para muchos fue considerada una beta, porque sus historias, en especial aquellas donde se relataban sus aventuras por el mundo humano, estaban plagadas de ingenio y secretos. Se decía que de ella vino la semilla que permitió a la tierra crear a los primeros hombres. Fue la descubridora del fuego, el cultivo, la creadora de los hogares, pero incluso si estas eran virtudes propias de esa casta, Izuku siempre pensó que ella debía ser una omega. De sus manos, broto la vida sobre la tierra, un fenómeno que solo un omega podría entender y compartir. Además, ¿Qué es más propio de su casta que el instinto místico de crear y proteger un hogar donde los cachorros crezcan?
De pie ante ella, la observó en paz. Con 16 años, Izuku sabe que no es su lugar pedir por la abundancia y fuerza, sino el de su padre que hará su parte ante el dios Aodht en la pagoda del cielo. No, este año debe preocuparse por el siguiente pasaje de su vida, una vez que llegue su celo.
Cuando por fin alcance su maduración, será considerado un adulto ante las leyes y eso significa que alfas y betas podrán cortejarlo en base a la tradición.
Se supone que el pretendiente debe ofrecer un regalo a la familia del omega, para demostrar sus intenciones, luego, si es aceptado, inician los 7 pasos del cortejo. Cuando este concluye y solo si lo hace, es la familia del omega quien deberá ofrecer un regalo que demuestre devoción y servicio. Entonces viene el matrimonio, celebrado en la misma semana en que comienza un nuevo ciclo.
ESTÁS LEYENDO
Hijo del este
FanfictionUna historia perdida hace mucho tiempo, oculta en la sangre de quienes una vez juraron nunca olvidar. Izuku se ve atrapado como un botín de guerra junto a lo único que queda de su familia. Pase lo que pase tiene que sobrevivir por él y su hermano pe...