El cielo apenas aclara cuando el solitario potrero es interrumpido por el gemido de una yegua enojada y el relincho de un semental aprensivo. La bestia se había soltado nuevamente y ahora rodea a la hembra. La yegua deja que se acerque mientras el semental retrae los labios para embriagarse de su nuevo olor a madre gestante.
Katsuki silva levemente cuando encuentra a su caballo y el semental trota hacia él, dejándose acariciar el lomo. De reojo mira a la yegua preñada y su postura tensa. – Y elegiste a esa entre las demás...-le susurra al caballo con una sonrisa.
Inasa permanece de pie unos palmos más atrás observando con admiración al alfa mayor de quien ha tenido que aprender tantas cosas. Antes fue Katsuki quien se hizo cargo de las caballerizas en la estepa y luego le dio la responsabilidad a él cuando cumplió los 15 años, y casi dos años después Inasa sigue aquí para demostrarle que hizo una buena elección.
- No te tomes personal que este no te deje montarlo. Lo canse dos semanas por la estepa, no me dejaba acercarme ni comía lo que dejaba como ofrenda, hasta que vio como trataba a Tordo. Entonces probe y así logre tocarlo. Al día siguiente comenzó a comer y ahora estamos aquí. Te dejará acercarse un día como ahora- le dice mientras Inasa logra pararse al costado de la bestia. – no bufa ni agita la cola, solo sigue imitando la conducta de la yegua matriarca, siempre firme pero no invasivo.
- Es un hermoso ejemplar de sangre caliente – alaba Inasa mientras lo acaricia con más confianza- es raro que haya elegido una hembra de sangre fría y tan pequeña
- Es una yegua de tiro, la usaban para arar la tierra, pero tiene buen nervio y socializa bien con los otros caballos, seguramente le gustó su carácter e inteligencia y por eso la apareo.
- Esta también la trajiste tú.
- Sí, le pertenecía a la omega esmeralda...-le dice mientras toma la brida de la yegua.- abre el granero para que podamos guardarla dentro, ahora me hare cargo de mis caballos, no quiero que la vieja bruja me siga molestando por ellos.
Y era cierto, todos sus caballos son igual de temperamentales que él, no les gusta cualquier persona, aunque nunca han rechazado a sus padres, Tsunagu. Fue curioso que se alteraran tanto la última vez. Como si hubieran presentido que estaba herido en Deika.
- A sido una buena experiencia. – le dice Inasa con una sonrisa mientras quita el candado y la tranca del granero.
Dentro, dos yeguas los saludan con pequeños arrullos y Katsuki las mira con cierto orgullo. Las tres fueron apareadas por sus sementales y las tres le darán una cría fuerte para las arcas de su manada. Además, con eso Inasa podrá ingresar a su manada. Sólo le faltan 2 ritos de iniciación para ser declarado adulto: imprimir un caballo nuevo desde su gestación y la ofrenda de protección al dios alfa.
Desde la puerta, Inasa se queda estirándose y bostezando porque ha dormido poco pensando en lo que le han dicho los espías de Masaru. Izuku no tiene donde pasar la noche, pero sigue apareciendo sin falta en el lavadero, trabajando de mañana a noche. Si hubiera vuelto le habría preguntado cómo se las arregla, pero no lo ha visto en casi 7 días.
Katsuki camina hasta casi llegar al fondo y abre una puerta de un cubículo para meter a la yegua. La hembra ingresa rápido sin oler el lugar, bufar o quejarse cuando la toca sin su permiso y hasta se echa sobre el montón de paja para dormir un rato. Entonces, las cejas de Katsuki se unen ligeramente.
Como hembra de sangre fría, ser dócil es común, pero este comportamiento es nuevo hasta para ella, desde un principio notó que no le gustan mucho los espacios cerrados por eso no la había metido al granero tan pronto comprobó que estaba preñada, era mejor esperar a que el potro se asentara bien en el vientre antes de estresarla con un lugar nuevo.
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Hijo del este
FanficUna historia perdida hace mucho tiempo, oculta en la sangre de quienes una vez juraron nunca olvidar. Izuku se ve atrapado como un botín de guerra junto a lo único que queda de su familia. Pase lo que pase tiene que sobrevivir por él y su hermano pe...