Gábala de oriente

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Capítulo 1

Cada mañana despertaba acompañado del calor del sol y el aroma dulce de los jazmines en su ventana. Así fue desde que tenía memoria pero lo acompañó incluso antes de nacer, cuando su madre tejía y cocía el ajuar del nacimiento y luego cuando su padre pintaba el cuarto que hoy era suyo.

La enredadera crece indómita, aferrada por todo lo ancho y alto de la muralla, sin brechas excepto el marco de la ventana, donde ofrece vides floreadas con las que Izuku aprendió a hacer coronas y brazaletes. Con el tiempo, creció lo suficiente para sentarse en el borde mientras leía libros o dejaba secar el cabello húmedo al sol, entonces aprovechaba de hablarle, arrullarse con su aroma dulce y amable en cada momento importante o crisis.

Por eso no imagina mañanas ni atardeceres donde esa mística fragancia no esté, al punto que no desea otro hogar diferente al suyo, quiere una casa donde sus cachorros crezcan con la misma bondad.

Hoy Izuku está listo para vestirse con el traje ceremonial, más no puede evitar recortar algunas flores para guardarlas en una bolsa pequeña que oculta entre los pliegues del nagajuban. Sobre la cama, el kimono reposa listo, cubierto por atados con hierbas que sirven para ahuyentar polillas y absorber la humedad. Está listo para vestirse, pero antes debe asistir a su padre.

Sale de la habitación rumbo al cuarto principal, donde su padre termina de ajustar el cuello del nagajuban azul. Aún antes de entrar a la habitación principal, Izuku sonrió al escuchar los gruñidos frustrados del alfa por no poder arreglarse adecuadamente, ahí se anuncia con una sonrisa y saludando a su padre comienza a vestirlo.

- Tu madre estaría molesta conmigo...Diría que soy un sambo o algo por el estilo.

Su hijo rió pero negó con la cabeza- No creo que te reprochara nada padre.

- Tienes razón. Sólo me daría una porción de comida más pequeña y probablemente no sea por no poder vestirme solo con esto, sino por dejarte montar a caballo solo.- reprocho. En realidad Izuku no tenia esa libertad pero tampoco dejaba el candado puesto en el granero para impedir que saliera por cualquier cosa. Todo era escusa suficiente.

Desde los 9 esa fue una pelea, o más bien la única discusión que el matrimonio Midoriya enfrentó con respecto a la educación de su cachorro. Por esos tiempos, en especial con la regencia Tradicionalista de la Dinastía Todoroki, no era bien visto que un omega montara a caballo, y los pocos que lo hacían nunca aprendían antes que los betas o alfas a los 12 años, sin embargo, el chico montó el potrillo de la granja a los 9, bajo la estricta supervisión de su padre. Izuku suspiró cansado, guardándose cualquier comentario al respecto, pues desde que su madre murió el hombre tomo como propias todas las aprensiones de su madre, prohibiendo todo lo que alguna vez le enseño aunque sólo de palabra, en realidad nunca tomo acciones directas para impedirle estos desacuerdos en su crianza.

Entre sus manos, el chico acarició la tela suave de la yukata antes de extenderla para que su padre se calzara la prenda. Con cuidado acomodó y quitó los pliegues de la tela, dejando el lado izquierdo sobre el derecho. Luego ató el Obi al recordar que su padre también era un desastre en eso.

Ya listo, el alfa mayor lo abrazo y le acarició el cabello verde, más no pudo evitar que su nariz buscara sentir el olor a menta que era tan parecido al de su difunta esposa.

- Izuku...ahora es tu turno- le dijo con nostalgia y caminaron rumbo al cuarto del menor.

El vestido ceremonial, nunca fue un evento sencillo para nadie puesto que el atuendo se compone de muchas piezas . Cada una con un fin para proteger el vestido final, el kimono o la yukata, una prenda hecha de tela fina y costosa, teñida a mano con técnicas muy laboriosas por artesanos locales.  

Hijo del esteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora