Eres igual a mi.

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─ . . . Siento que algo va mal con el pato.

Dijo finalmente Spreen, como si fuera algo que su pecho estuviera reteniendo hace tiempo. Pero eso no le sorprendió en absoluto al único expectador que tenía para esas palabras vacías. Missa lo miró sin siquiera inmutarse, cruzandose de brazos en una capa de frustración.

─ Ahh.. ¿Y recién te das cuenta? Que lindo, Spreen.

Luego de unos días después de ese encuentro que tuvo con el híbrido de pato, en donde se lo había encontrado llorando en el suelo de su habitación, no pasó mucho para que inconscientemente Spreen analizará cada una de sus acciones, y aunque sabia que no debía entrometerse porque ese chico no era su responsabilidad, también tenía en claro dos factores importantes.

"Quackity es amigo de Roier y Missa. Muchos de nuestros pacientes aquí, tienen tendencias suicidas."

Ahora, el osezno, frustrado, soltó un bufido, despeinando el cabello de Missa con cariño. Este lo miró sin inmutarse a través de la mascara facial en forma de calavera que llevaba. Se podía ver la decepción a través de sus ojos a pesar de no poder verle el rostro. Spreen sabía que Missa podía ser terco en ocasiones, había tocado el tema de Quackity en varias ocasiones por lo desanimado que se veía cada vez que tenía que irse del ala médica en donde se encontraba.

─ Haz algo, Iván. No quiero que la situación pase a peores.

─ ¿Con peores te referís a..?

El azabache solo se dió media vuelta, volviendo a acostarse en su camilla. Para él, había terminado la conversación. El osezno captó la indirecta con facilidad y se dió la media vuelta, solo para ser detenido por una voz que conocía muy bien.

─ ¡Spreen! ¿Vas abajo? ¿Me llevas a la cafeteria?

En la usual postura que se encontraba el menor, Spreen divisó a Roier con una sonrisa burlona entre sus labios mientras asentía con su cabeza. ─ Vamos, brother.

Y dicho esto, se fue acercando hasta agacharse y posar un pequeño beso en su frente que hizo que las mejillas del castaño no tardaran en teñirse de un color rosado sin vergüenza alguna. No lo habían hablado aún, sin embargo, Spreen era una persona muy especial para él. El momento pasó rápido que en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraban en el primer piso. ─ Vamos a ver un rato a el pato, ¿si? Me preocupa un poco.

─ No hay apuro, papi, las medialunas mágicas de Veg pueden esperar. ─ Al osezno se le escabulló una sonrisa de sus labios, era el aura que poseía Roier el que hacía que su área de  trabajo fuera menos pesado. Admitiría sin vergüenza alguna que era depresivo tener que ir todos los días a las 7 AM al mismo lugar con la misma atmosfera, al igual que le cansaba la rutina. Muchas veces creyó que ese trabajo no era para él, pero.. Samuel le ayudo mucho hasta el día en el que llegó aquel chico en traje de súperheroe.

Y aún lo recuerda con mucho cariño.

─ Spiderman en silla de ruedas, ¿que te paso, te caíste de la cama?

─ Graciosito andamos, ¿no? Ojo que ni te conozco, papi.

Spreen rodó los ojos ante el apodo, antes de observar los registros. Solo era un yeso, si, pero duraría varios meses. Tendrían que operarlo si la situación no mejoraba. Mierda.. ¿Por qué Samuel simplemente no lo podía solucionar en un chasquido de dedos? La respuesta es simple.

─ Sabe de mis técnicas y me dijo que no.. Quiere recuperarse sin ayuda de nadie.. ¿Sabes por qué esta aquí, Ivan?

Suspiro, tomando asiento. Sabía que lo que estaba a punto de decir Veg no iba a ser fácil de digerir, odiaba que pudiera empatizar al segundo con cualquier paciente. ─ Es un chico muy valiente.. Y muy bobo también, es decir, no se lo pensó dos veces.. Tengo la información de que salvó a una chica que estaba distraída de caer a un pozo de construcción abandonado, la chica esta bien pero él.. Se golpeó las piernas con las paredes del pozo y se fracturó en multiples lugares.. Milagrosamente sobrevivió, es lo único que te puedo decir.

Amoeba. | luckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora