"Solía pensar en ti como mi alma gemela".
"Aún lo soy."
—Mo Xiang Tong Xiu, El Gran Maestro de la Cultivación Demoníaca.
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Buenos Aires, La Plata, siempre fue su hogar y siempre lo sería, pero de repente el ambiente hostil convirtió la calidez de su casa en frialdad violenta. Se sentía inseguro en su propia habitación, se acostaba cada noche con miedo de qué se dirá de él en las redes sociales o en la televisión al día siguiente, a pesar de que no había hecho o dicho nada para justificarlo; despertaba sintiéndose al borde del precipio, la ansiedad carcomiéndolo cuando saludaba a su mamá, a su papá, a sus hermanos, creyendo que tal vez sería la última vez que podría hacerlo.
Ellos no lo echarían de la casa, muchísimo menos de sus vidas: su parte racional sabe que esto es solo una etapa y que las cosas van a cambiar cuando todo este show de Gran Hermano termine, que es solo un mal momento en la vida de todos.
Sin embargo, su parte racional permanece dormida casi todo el tiempo últimamente. Tiene que acudir a un psicólogo, tiene que tomarse un tiempo para sí mismo lejos de las redes sociales, tanto de sus seguidores como de los haters, y volver a ser él mismo antes de entrar a la casa. Tiene que dejar que las cosas se calmen antes de seguir preocupándose por su laburo, pero no puede.
No puede simplemente dejar a sus seguidores de lado, que tanto batallaron y batallan por él, defendiéndolo, defendiéndose a sí mismos por simplemente apoyarlo; no puede abandonar las oportunidades laborales que todo este pamento le atrajo, aunque sean nada comparadas con el resto de sus ex hermanitos; no podía ignorar a sus amigos, tampoco, que lo habían bancado tanto a través de todo. Y muchísimo menos, no podía abandonar a su familia, dejarlos en banda y simplemente desaparecer para tranquilizarse él mismo.
Pero entonces, desaparecer se convirtió en una necesidad. Que Agustín Guardis desapareciera del ojo público era necesario para que todos estén bien. A sus amigos comenzaron a acosarlos en las redes, y a los amigos de sus amigos; quien más sufrió esto fue Santiago, quien era el que básicamente manejaba todas sus redes, y no se callaba sus opiniones defendiéndolo cuando quería hacerlo; Santiago además tenía su propio trabajo con su familia, y no faltó la gente que encontró sus redes para tratar de arruinarlos.
Y a su familia...
Nunca se sintió tan inservible como cuando encontró a su mamá llorando en la cocina una noche, cuando todos ya se habían ido a dormir. Ella estaba sentada en la mesa, su cara escondida entre sus manos y sus hombros temblando con el llanto silencioso. Agustín sabía por qué ella estaba así, no necesitaba preguntar nada mientras agarraba una de las sillas y se sentaba a su lado, rodeando sus hombros con uno de sus brazos y acercándola a él.
—Perdón ma— susurra, apoyando su frente contra el cabello de ella.
—No es tu culpa, mi vida— ella niega con la cabeza, pero los dos saben que es mentira. Su mamá respira temblorosamente, alejándose de él para verlo a los ojos con una sonrisa triste—. Solo que a veces... No sé, tal vez soy mala madre por esto pero- Ay, mi amor— ella lo rodea con sus brazos ahora, y Agustín esconde el rostro en su cuello, abrazándola con fuerza—, a veces solo deseo que nunca te hubieras metido en ese programa tan... Tan...
—¿Nefasto?— murmura, sus manos cerrándose en puños en la espalda de su mamá. Ella se ríe con un pequeño sollozo.
—Sí, nefasto. Pero la gente es todavía peor...
Agustín no responde. Ella lleva una mano a sus rulos y los acaricia con tanto amor que Agustín siente que podría largarse a llorar en ese mismo momento, pero se controla, porque se supone que él está consolando a su mamá de los malos comentarios que recibe constantemente por su culpa, y no al revés.
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Te esperé [Margus]
FanfictionLo último que sabe de Agustín Guardis es que es, posiblemente, uno de los tipos más odiados de la televisión argentina. Lo último que ve de Agustín Guardis son sus ojos esquivando su mirada y su cuerpo alejándose. Lo último que escucha de Agustín Gu...