CAP 11

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Can se había dado cuenta de que Tin Medthanan le gustaba demasiado.

Y eso era un severo, grave problema que debía resolver si no quería salir herido.

Porque esa relación falsa no iría a ningún lado, y si llegaba a querer a Tin terminaría con el corazón roto y sin nadie que pudiera sostenerlo.

Pero había momentos donde a Can no le importaba eso. Había momentos donde estaba dispuesto a terminar con el corazón roto si eso significaba aprovechar cada segundo que le quedaba con Tin.

Como cuando Tin le sonrió por primera vez, sus ojos desapareciendo mientras sus labios se estiraban en una amplia sonrisa, luego de que Can hubiera hecho un comentario estúpido que ya no recordaba bien, pues la sonrisa de Tin era tan brillante que cualquiera se enamoraría al verlo.

O también cuando estaban saliendo de la Facultad de Arquitectura, y alguien pasó a empujarlo, entonces Tin lo tomó de la cintura y de la mano para impedir que cayera al suelo. La forma en la que lo sostuvo, el hecho de que luego no soltara su mano y corroborara si estaba bien, hizo que algo se sintiera bien en su interior.

O cuando Tin lo besó por primera vez.

Los labios de Tin eran suaves. Eran cálidos. Eran amables.

Tin había obtenido su primer beso, y Can estaba feliz de que su primer beso fuera de Tin, aunque toda esa situación hubiera sido una farsa. Can estaba dispuesto a darle todo a Tin si se lo pedía, a pesar de que pareciera querer mantener las distancias.

Si Tin quería darle más besos, Can le daría más besos.

Si Tin quería un pastelito de Can, Can le cocinaría todos los pastelitos del mundo.

Si Tin quería llevarlo a la cama, Can iría bien dispuesto.

Bueno, quizás protestaría un poco. Sólo un poquito.

Estaba perdida, locamente enamorado de Tin, y eso dolía. Dolía cuando Tin lo miraba a los ojos, cuando Tin le murmuraba algo al oído, cuando Tin le tomaba la mano, cuando Tin lo abrazaba por la cintura frente a todos.

A veces rezaba que todo eso no fuera una farsa.

- Can, ¿cómo está tu hermana? -preguntó esa mañana la mamá de Tin mientras su hijo iba a buscar su mochila.

Sonrió de lado, jugueteando con la cajita donde llevaba sus pastelitos.

Iba a contestar cuando Tin habló:

- ¿Tienes una hermana?

Estaba de pie bajo el marco de la puerta con el ceño fruncido, su reciente cabello rubio cayendo sobre sus ojos.

A Can le encantaba rubio. Estaba seguro de que si su cabello estaba teñido hasta de color verde moco se vería lindo.

Tal vez no tanto, pero a Can le encantaría igual.

Se encogió de hombros, quitándole importancia.

- Vamos, gatito -extendió su mano, tomándosela, y se despidieron de la mamá de Tin.

Pero Tin seguía curioso.

- Nunca me has hablado de ella - protestó infantilmente.

Y Can hizo lo necesario para herirlo, para alejarlo.

- No es necesario que lo hagas. No le voy a presentar a un novio falso -respondió como si nada.

Sin embargo, Can vio la rápida mirada herida de Tin, y quiso tomarlo en brazos, llenarle el rostro de besos, decirle que lo quería, que quería estar a su lado para siempre.

Por supuesto que no lo hizo. Sólo siguió caminando mientras sentía que algo se rompía en su interior.

💙 NOVIO DE ALQUILER[TINCAN] 💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora