Capítulo 36 Ashley, ¿Por qué me llamas?

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En cuánto Xavier vio a Finnick una frívola sonrisa volvió aparecer en sus labios mientras bromeaba:

—Le digo a Vivian que me he enamorado de ella a primera vista y que planeo robarla. Finnick, ya sabes lo encantador que soy. Tengo muchas mujeres adulándome. Debes tener cuidado.

—No crees que Vivian es igual que esas mujeres que te rodean—reprendió Finnick con calma. Se dirigió a la mesa del comedor y abrió una botella de vino tinto—Nunca le gustará.

—¡Hmmm! ¡Que confianza! —resopló Xavier con desdén.

Con el animado Xavier alrededor, no hubo ni un solo momento de aburrimiento durante la comida Vivian se reía de Principio a fin gracias a él. Sólo cuando terminaron el postre, él se limpió la boca y se levantó de mala gana.

—Muy bien, Vivian tengo una cita hoy, así que no los molestaré más. Te visitaré de nuevo.

Vivian se levantó con Finnick para despedir a Xavier. Solo volvieron al comedor después de que el ostentoso coche deportivo rojo de su amigo se alejara a toda velocidad.

Finnick llevaba los platos de la mesa del comedor a la cocina cuando Vivian lo vio.

—Déjame hacerlo— intervino de inmediato. queriendo quitar los platos de la mano de Finnick. Sin embargo, el levantó la mano y la detuvo.

—Puedo hacer cosas sencillas como ésta— respondió el con voz grave. Al no tener otra opción, ella sólo pudo ayudarle a sacar la mesa.

Mientras colocaba Los platos en el lavavajillas, pregunto de golpe:

—¿Qué te ha dicho Xavier hace un momento?

Vivían se quedó sorprendida. Sin embargo, siguió respondiendo con sinceridad.

—Me dijo por qué finges está lisiado.

—Ya veo.

Finnick asintió, sin sorprenderse en absoluto.

Vivian también lo esperaba. Dado que Finnick y Xavier compartían tantos años de amistad, podía adivinar lo que Xavier le había dicho.

—¿Me culpas? — volvió a preguntar Finnick mientras lanzaba una mirada melancólica. Sorprendida. Vivian no entendió a qué se refería.

—¿Culparte de qué?

—Debería ser yo quien te contara todas estas cosas—murmuró mientras colocaba el último plato en el lavavajillas.

Vivian se echó a reír.

—No hay ninguna diferencia. Sin tu permiso Xavier no se habría atrevido a contármelo.

¿Verdad?

Finnick no pudo evitar robarle otra mirada. «Aunque nunca es entrometida, en realidad es muy observadora. ¡Está es la mujer que elegí!»

pensó.

—Si—dijo el. Entonces ambos salieron de la cocina, de la mano—. Xavier es mejor para hablar que yo.

En otras palabras, estaba diciendo que Xavier de seguro podría explicarlo mejor.

—En cuanto al motivo concreto...

Finnick dudó un momento antes de añadir:

—Todavía no puedo decírtelo. Cuanto más sepas, más peligro correrás. Espero que lo entiendas.

Vivian asintió.

—Lo sé. Estas tratando de protegerme.

Vivian pronunció esas palabras en voz muy baja y con poco entusiasmo. Sin embargo, cuando él la escuchó, sintió un vuelco en su corazón. Sin darse cuenta, apretó con fuerza la suave mano de su esposa. Y al sentir su agarre, ella empezó a sonrojarse. Estaba a punto de decir algo cuando sonó el teléfono en el salón.

—Aún ... Iré a tomar la llamada.

Con la cabeza agachada. Vivian mascullo, retiró la mano y se dirigió al salón. Cuando agarró el teléfono de la mesa y vio la llamada entrante y frunció el ceño Pulso el botón y preguntó con tono neutro:

—Ashley, ¿Por qué me llamas?

Ashley y Vivian compartían el mismo padre, pero madres diferentes. Aunque estaban emparentadas por sangre, crecieron en entornos muy distintos y apenas se veían. Por lo tanto, no había ningún vínculo de hermandad entre ellas. En especial después del ocurrido con Fabián. Vivian sintió que ya no era necesario que fingieran amistad. Por lo tanto. no sabía porque Ashley la llamaban.

La enfermiza y dulce voz de Ashley sonó en el teléfono.

—Vivian. Parece que no estás contenta de recibir mi llamada.

Vivian no podía molestarse en seguir actuando con ella. Con un tono impaciente, le espetó:

—No hay nada porque alegrarse. Déjate de tonterías. ¿Qué quieres?

—Por supuesto que te llamo para informarte de las buenas noticias— dijo Ashley con vos melosa.

—He oído que el estado de la señora William está mejorando. ¿Verdad?

El corazón de Vivian se hundió. «¿Por qué tiene información detallada sobre mi madre?».

—Pensó—¿Qué pasa con eso? —preguntó. Su voz se volvió más fría.

—No seas así, querida hermana.

Después de todo, yo también estoy muy preocupada por la señorita William. Por eso, cuando me enteré de qué los honorarios del hospital van a aumentar, me preocupé mucho. No dejo de pensar en cómo puedo ayudarla.

El tono amistoso de Ashley era tan falso como siempre. Pero la hizo pensar: «¿Ashley quiere ayudarme?». Luego se burló con desdén:

—¿Cómo quieres ayudarme?

Entonces, Ashley reveló su objetivo:

—Conozco a un amigo que dirige una empresa de revistas. Ahora necesitan mano de obra. Además, tienen unos beneficios para empleados muy atractivos. Cómo tienes tanto talento, seguro que te tratará mejor si te unes a su empresa.

Vivian al fin entendió. Después de irse por las ramas. se dio cuenta que Ashley la quería fuera de la revista Glamour. La razón era obvia: por Fabián

¿Tienes prisa por casarte, señorita?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora