Capítulo 38 ¿Diez mil?

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Fue en el colegio Z. Por aquel entonces, ella y sus amigos habían visitado ciudad H para divertirse. Su padre le indicó que llevar algunas cosas para Vivían. Aunque era reacia hacerlo, le obedeció porque necesitaba parecer una hija obediente. Fue entonces cuando los vio juntos por casualidad. Podía recordar a la perfección que era un día hermoso y soleado. Fabián iba en bicicleta mientras Vivian se sentaba atrás de él. Llevaba una blusa blanca y parecía un príncipe salido de cuentos de hadas.

En el momento en que puso los ojos en él, se sintió atraída por su encanto. Aunque aquel encuentro fue breve, y de seguro ni Vivian ni Fabián se llevaron ninguna impresión, aquello quedó grabado en lo más profundo de su mente.

Al volver a la casa, contrató a alguien para que investigara el novio de su hermana, solo entonces se llevó una gran sorpresa. No se esperaba que el novio de Vivían, al que describió como un estudiante pobre que dependía de la ayuda financiera para asistir a la universidad. Era en realidad el nieto de la familia Norton.

Después de descubrirlo, Ashley estaba encantada.

Sabía que, con su gusto por los hombres, era imposible que se enamorara de un pobre tipo. Y claro, la persona que le gustaba debía ser un hombre extraordinario. Desde entonces, estaba decidida a casarse con Fabián y con nadie más.

Por desgracia él sólo tenía ojos para Vivían.

Todavía recordaba las veces que Vivian visitaba a los Miller. Cuando recibió la llamada de Fabián, siempre tenía una expresión de felicidad enfermiza en la cara. Asimismo, también se había colado en el colegio Z para verlo. Nunca pudo olvidar la cara defecto de Fabián cada vez que miraba a su hermana. De hecho, tenía que admitir que le invadieron los celos. En realidad, estaba celosa de Vivían, esa hija tosca pero refinada e ilegítima de los Miller.

Aunque odiaba a Vivian desde joven, lo hacía sobre todo por desprecio. Porque nunca pensó que vivían pudiera compararse con ella. Sin embargo, ni en 1 millón de años se imaginaría así misma sintiendo celos de ella. Eso marcó el comienzo de su odio. Por eso ella orquestó el incidente de hace dos años. Su objetivo era obligar a Fabián a no volver amar a esa hija sucia e ilegítima.

Siempre pensó que lo había conseguido.

Fabián rompió con Vivían, volvió con la familia Norton y se fue al extranjero, al País A, como debería ser alguien de una familia rica. Tal y como estaba previsto, lo conoció allí, empezó a salir con él incluso se comprometió. Todo iba bien según su plan. Sin embargo, cuando volvieron a Sunshine City, todo cambió: Fabián se convirtió en el superior directo de Vivían. ¿Fue una coincidencia o un movimiento deliberado de su parte?

Después de pocos encuentros y el viaje de negocios. Estaba asustada. Por lo tanto, no tuvo más remedio que soltar sus armas.

«¡Vivian haré que si es imposible que estés con Fabián!», se propuso. Así llegó el lunes.

Después de qué Vivian se despertará y se preparara para bajar a desayunar, recibió una llamada inesperada del hospital.

—¿Qué? —Vivian se tuvo en medio de la escalera—¿Diez mil? ¿Lo necesitas con urgencia? No, no es que no pueda pagarlo. Solo prescribe la medicina, iré a buscar el dinero hoy mismo.

Vivian colgó la llamada y suspiró. Cuando el estado de salud de su madre mejoró, empezó a tomar los medicamentos importados. La mayoría de ellos no estaban cubiertos por el seguro, por lo que Vivian tenía dificultades para pagarlos. Sin embargo, como se trataba de la vida de su madre, no tuvo más remedio que armarse de valor llamar al departamento de recursos humanos.

—Lo siento, pero necesito cobrar mi sueldo por adelantado—explicó. Incluso Vivian se sintió avergonzada por su petición—Pero mi madre....

Está bien, lo entiendo. Esperaré tu llamado.

Tras colgar, volvió a suspirar antes de dirigirse al comedor. Finnick estaba comiendo gachas.

Cuando vio a Vivían, le preguntó con calma:

—¿Qué pasa?

¿Tienes prisa por casarte, señorita?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora