Parte sin título 50

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Vivian sólo recordaba que había dejado en casa los espaguetis y la boloñesa que había preparado para el almuerzo, ya que el día anterior salió con prisa. Supongo que Finnick debía haberse comido uno de ellos y guardado el otro en la nevera. Se sintió avergonzada. Se puso de puntillas e intentó alcanzar la ración que él tenía en la mano.

—-No tienes que comer las sobras de ayer. Ya que estoy aquí, te prepararé algo fresco.

Al ver que Vivian luchaba por agarrar los espaguetis, él se limitó a torcer los labios. En lugar de bajar el plato de pasta que tenía en la mano, se agachó para mirarla.
Ella se sorprendió por la repentina cercanía, perdiendo el equilibrio y tropezando. Por fortuna, reaccionó rápido; y rodeando su cintura, la puseo de nuevo de pie.

—-Ten cuidado—- murmuró Finnick con voz baja—-.
No hace falta que me hagas nada. Me gustan mucho tus espaguetis.

Por alguna razón, se sonrojo antes de sus palabras. aunque no fueron nada especial. Quizá fue por su voz profunda y ronca.

—-Si te gustan mis espaguetis, deja que te haga más—- dijo. Temió que notara su mareo y bajó la cabeza—-.Las sobras no son saludables.

—-No es que coma sobras todo el tiempo—-respondió Finnick. Soltó poco a poco la cintura de Vivian y metió los espaguetis en el microondas—-. No quiero desperdiciar comida, sobre todo porque la has hecho tú.

Vivian sabía que no había no iba a ganar y se echó atrás.
Observó cómo se acaban los espaguetis recalentados del microondas y los comía despacio. Se veía elegante mientras comía las sobras. Aunque sólo era comida casera, actuaba como si estuviera comiendo una comida de tres estrellas Michelin.

—-Oye....

Vivian, que estaba sentada frente a él, habló con vacilación y con los dos manos juntas.

—-Intentaré devolverte el dinero de la operación y las medicinas de mi madre.

Los ojos de Finnick se encerraron ante sus palabras. Estaba dando vueltas a unos cuantos espaguetis con el tenedor para comérselos. Tragó la comida y pronunció con voz profunda:

—-Vivian. ¿olvidaste la promesa que me hiciste ayer?

—-Ayer?

Vivian se quedó perpleja. Entonces recordó de repente de qué estaba hablando.

—Oh, ¿ Te refieres a la promesa qué hice de acudir a ti si alguna vez necesitaba ayuda?

—-Si ¿ Pensé que teníamos la suficiente confianza como para que te ayudara?—-declaró desplazando su mirada hacia su rostro.

Los ojos de Finnick eran como escalpelos que podían diseccionar la mente de Vivian de inmediato. En ese momento, ella se sintió como si estuviera desnuda frente a él. Respondió con timidez:

—-No es que no crea que no tengamos confianza.

Es que no me gustan deber a los demás.

Vivian se mordió los labios con determinación mientras intentaba mantener la cabeza fría. En ese momento, él era un amigo para ella. Aún así no podía permitirse estar en deuda con él. Finnick se guardó lo que quería decir al ver la convicción en sus ojos.

—-Si tanto quieres pagarme...

Los ojos de Finnick se desviaron hacia los espaguetis que había delante y tuvo una idea.

—-Está bien si no me pagas el dinero. De todos modos no lo necesito. Puedes pagarme de otras maneras en su lugar.

—-¿De qué otra manera puedo pagarte entonces?

Vivian estaba desconcertada porque no podía entender que necesitaba. Era un hombre que lo tenía todo.

—-Co....Commm comida—-respondió de forma escueta—-.Si de verdad quieres recompensarme, cocina para mi.

Vivian abrió los ojos. No podía creer lo que escuchaba, se quedó boquiabierta y preguntó:

—-¿Eh? ¿ Eso es todo lo que quieres? Pero mi comida no es tan buena.

Admitió que su comida era mediocre, en el mejor de los casos. Estaba muy lejos de de los excelentes platillos de Molly. << Finnick es muy quisquilloso para comer. ¿Porque querrá que cocine para él?>>
se preguntó.

—-¿Que pasa m? ¿No quieres cocinar para mi? —-preguntó Finnick arqueando una ceja. Ella respondió apresurada:

—-Por supuesto que no. Pero las facturas del hospital de mi madre alcanzan los 60,000. ¿Cuantas comidas tengo que hacer para cubrir eso?

—-¿Tu que crees?—- respondió el devolviéndole la pregunta.

Vivian se quedó sin palabras.

Incluso en un restaurante normal una comida sólo podía costar unos cientos. Vivian estaba bastante segura de que necesitaban hacer al menos cien comidas para saldar su deuda.

—-¿Alrededor de cien?—-respondió con desconfianza.

Finnick estaba embelesado por la seriedad del rostro de Vivian mientras reflexionaba. Sin darse cuenta, sonrío un poco.

—-Muy bien, serán cien comidas.

—-¿Entonces qué prefieres?

—-No lo sé—-respondió Finnick despacio—-. Solo cocina lo que se te dé mejor.

Vivian pensó que tenía que atender las necesidades de su cliente si cada comida costaba el redor de 600 como había calculado, así que dijo:

—-No, eso no sería justo para ti. El número de platos que sea hacer es muy limitado. ¿Que te parece si mañana te enseño la recetas que tengo?
También te dejaré probarlas.

—-De acuerdo entonces—- aceptó Finnick sus labios se curvaron aún más.

Al día siguiente, él tenía una reunión a primera hora de la mañana aunque era fin de semana.
Cuando salió de casa, el sol apenas se veía en el cielo.

Tras despertarse, Vivian sacó unas cuantas recetas de Internet y se puso a trabajar en ellas.
Tras unos días de observación, se dio cuenta de qué Finnick le gustaba en la comida picante. Así que decidió probar la recetas de chili de ternera, alitas de búfalo y tofu asado con siracha. Después de sudar durante toda la tarde, acabó por fin con el chili ternera. Le hizo una foto y se la envió por WhatsApp para ver si le gustaba.

Dentro de la sala de reuniones del Grupo Finnor.

Los responsables de cada departamento se turnaban para informar de los resultados.

—-Eso resume nuestro resultado para este trimestre—- dijo el hombre de mediana edad. Se limpió el sudor de la frente mientras hablaba con el corazón en la garganta—-:¿Está satisfecho, señor Norton?

Los delgados dedos de Finnick hojeaban los documentos que tenía en la mano. Había una expresión sombría en su rostro.

—-¿De verdad crees que estaré satisfecho con este tipo de resultados?

Todos estaban cubiertos de sudor frío.

—-¿Puedo saber cuál es el problema?

—-Todo—-escupió Finnick sin rodeos antes de arrojar el documento a su empleado. Pronunció sin expresión alguna en su rostro—-:Rehazlo.

Toda la sala se quedó en silencio. Pero así era Finnick Norton. Su discapacidad no impidió sus ambiciones profesionales. Su aguda capacidad de discusión y su acertado juicio fueron lo que transformaron en el centro de poder.

—-¡Si, Sr Norton!

El hombre de mediana edad temblaba mientras volvía su asiento con el documento. Justo cuando el siguiente gerente iba a hacer su informe, sonó un teléfono.

¡Bip! El tino nítido de la notificación rompió el silencio de la habitación, y todos se quedaron blancos como los papeles que sostenían.
Intercambiaron miradas entre ellos con ansiedad. <<¿Quién se atreve a no poner el teléfono en silencio durante una reunión?>>. pensaban.

Mientras todos seguían tratando de leer la expresión de los demás. Finnick miró despreocupado la pantalla de su teléfono que se iluminó. El mensaje de WhatsApp que llegó unos segundos atrás era de Vivían, y había enviado unas cuantas fotos. Deslizó la pantalla para desbloquearlo. Vio los pocos platos que había hecho y también un mensaje suyo:
¿Cuál de ellos te gustarían?

Al final de la frase había un peculiar emoji.

Dentro de la sala de reuniones, todo se dieron cuenta de que el teléfono que había sonado antes pertenecía a Finnick Entonces intercambiaron miradas entre ellos con incredulidad. Su jefe era un adicto al trabajo. Sólo utilizaba su teléfono para trabajar. Así que todo el mundo le extrañó que un hombre así revisará un WhatsApp en una reunión.

Antes de que todos pudieran recuperarse de la conmoción, ocurrió algo aún más increíble: Los labios de Finnick Se curvaron hacia arriba.

Todos captaron la leve sonrisa y se sintieron como si hubieran caído. Sus ojos se abrieron de par en par con asombro. <<¿Nuestro jefe Tigre está sonriendo?>> se percataron.

Muchos de los presentes habían estado a su lado desde el día en que se fundó el Grupo Finnor, pero nunca habían visto sonreír a su jefe.

Mientras tanto, Vivian seguía ocupada con sus preparativos en la cocina, ajena al impacto exclusivo de las fotos que había enviado habían causado en el Grupo Finnor. Tras hojear unos cuantos libros de recetas, su teléfono emitió un pitido. Se apresuró a revisarlo y vio que había recibido un mensaje de Finnick:

Vivian : <<Tsk>>, ¡Que avaricioso!>>. Torció la boca y se comió el último trozo de alitas de búfalo que había hecho antes. Más tarde iba a preparar una nueva tanda para su esposo.

Por la noche cuando Finnick volvió a casa, fue recibido por una mesa llena de platillos exquisitos. Se asomo al interior de la cocina y vio que la delicada mujer seguía ocupada. Era una cena ordinaria en cualquier hogar, pero para él era reconfortable de una forma que no podía explicar.

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⏰ Última actualización: Aug 22, 2023 ⏰

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