Capítulo 40 ¿De dónde has sacado estas fotos?

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Atónita, Vivian bajó la cabeza para ver acerca de lo que acababa de lanzarle. De repente, todo el color se le fue a las mejillas mientras su cuerpo se estremecía sin parar. Eran fotos. Las imágenes estaban borrosas y desbocadas, por lo que era evidente que habían sido tomadas en secreto. Sin embargo, la persona que parecía en las fotos era muy reconocible.

No era otra que ella misma.

Estaba tumbada en la cama con la ropa revuelta y sus mejillas sonrojadas. Aunque las fotos eran borrosas, era evidente lo que estaba haciendo.

La mente de Vivian se quedó en blanco. Y en ese momento, reconoció cuando se tomaron las fotos:

hace dos años. Agarrándolas, miró fijo a Fabián y le exigió con voz aguda:

—¿De dónde has sacado estas fotos?

Lo que ocurrió hace dos años fue una pesadilla para ella. Sin embargo, después de todo ese tiempo, estaba empezando a dejar atrás su pasado. Ni en un millón de años imaginó que alguien la fotografiara. Con ello, el horrible incidente se convertía en una mancha inamovible que la acompañaría para siempre en su vida.

—¿Qué pasa, Vivian? ¿Tienes miedo?

Mirando el rostro ceniciento de Vivian, Fabián no puedo evitar burlarse:

—Si tienes miedo ahora, ¿Por qué hiciste cosas tan sucias entonces?

Las emociones de Vivian se estaban descontrolando. Las burlas de Fabián sólo la hacían sentir frustrada.

—¡Fabián no tengo nada que ver contigo! Deja de meter tus narices en mis asuntos —dijo con una voz muy fría —. Solo dime de donde has sacado esas fotos. ¿Quién las tomó? ¿Quién te las dio?

Cuando Fabián vio la pálida que estaba Vivian. su corazón no pudo evitar una punzada. Sin embargo, cuando su mirada se pozo en aquellas reveladoras fotos, su furia volvió aumentar.

—¿No sabes muy bien quién fue? ¿Por qué me lo preguntas a mí?

Fabián miró a Vivian con burla, y con los ojos llenos de desdén.

—¿O es que te has metido con tantos tipos diferentes que ni siquiera puede recordar de cuándo es esto, o qué hombre tomó estas fotos?

El cuerpo de Vivian se estremeció una vez más. Era obvio que Fabián no pudo darse cuenta de qué se trataba de unas fotos de hace dos años. De hecho, Vivian siempre tuvo el pelo largo durante ese tiempo. Era difícil ver alguna diferencia. Por lo tanto, debido a la profunda incomprensión que ya albergaba sobre su persona, asumió que esas fotos habían sido tomadas hacía poco tiempo por algún hombre al azar.

Vivian se mordió los labios. Sabiendo que no podía obtener ninguna información de ese loco, se dio la vuelta y se marchó, sin querer hablar más con él.

—¡Vivían, detente ahí!

La voz furiosa de Fabián sonó detrás de ella. Sin embargo, salió corriendo del despacho sin mirar atrás.

Tras salir de la oficina. Vivian ignoró las miradas curiosas de todos y corrió al baño. Cerró la puerta del cubículo, y se desplomó en el asiento del inodoro y jadeó con fuerza.

«¿Fotos? ¿Esas fotos? ¿Quién tomó esas fotos y se las envió a Fabián? ¿Es la persona que me saboteo ese año? ¿Cuál es el objetivo del culpable? Ya han pasado dos años. ¿Acaso esa persona no está satisfecha después de arruinar mi reputación? ¿Es por eso por lo que él o ella reveló estas fotos ahora?», se preguntaba.

Mientras Vivian estaba a punto de derrumbarse.

Fabián tampoco se sentía feliz. Se sentó en el sofá furioso y tiró de su corbata que le sofocaba.

Todavía recordaba haber recibido una foto de Vivían en la cama dos años atrás. Fue lo que le obligó a creer que ella le había traicionado.

Habían pasado dos años desde entonces. Esperaba que ya se hubiera rendido por completo ante esa desvergonzada, pero cuando vio esas fotos. ¡todavía le invadió la furia! ¿Es una nueva foto con otro hombre? ¿Quién es el hombre esta vez? ¿Finnick? ¿O alguien más?

Fabián estaba tan frustrado que sentía que su pecho iba explotar. Debía hacer algo al respecto, de lo contrario podría volverse loco.

De repente agarró su teléfono y marcó un número. Después de que la persona tomara la llamada. Fabián esbozó una sonrisa falsa.

—Hola tío Finnick. Soy yo, Fabián. No te he visto después de mi regreso. ¿Verdad? Si, te fuiste durante la cena familiar porque tenías algo pendiente. Hoy voy a pasar por tu empresa. ¿Por qué no nos tomamos un café juntos?

Después de media hora. llegó a la cafetería cercana del Grupo Finnor. Finnick estaba sentado en una silla de ruedas junto a la ventana. Cuando bajó la cabeza y vio el sobre en la mesa, sus ojos se entrecerraron.

— Fabián, ¿Qué es esto?

Fabián estaba sentado al otro lado de la mesa. Aunque se sintió un poco intimidado por el aura sobrecogedora de Finnick, dijo con tono estoico:

—Creo que debería saber algunas cosas, tío Finnick.

¿Tienes prisa por casarte, señorita?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora