Capítulo 14 - Hasta pronto-

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Me encontraba en Ezeiza con una valija roja como la sangre y ruedas más negras que el mal. Siempre pensé que la próxima vez que iba a volver a ese lugar seria para cambiar de aire, de vida y empezar a  nuevamente, renacer. -si, a veces pienso que estoy muerta, que por mis venas lo que menos corre es sangre.- pero el que tenia la suerte de viajar era  mi novio, Ían.

Su viaje fué para visitar a su padre y a su hermana.

Caminamos de la mano hasta la terminal 'A' y yo le entregué su equipaje y su bolso de mano, en el cuál llevaba su celular, auriculares, un libro y una cuarta que le escribí yo que tenia que leer en pleno vuelo mientras esté escuchando 'All of Me'

-¿Me vas a extrañar?- preguntó apretando fuertemente mis manos. Como si no quisiera dejarme ir. Como si le perteneciera -y así era.-

-Todos los días.

-Son solo tres semanas.

-¿Te parece poco?

-Es una vida. No sé si voy a aguantar tanto tiempo sin verte.- me envolvió en sus fuertes brazos.

-Ojalá pudiera congelar el tiempo en este abrazo

-Ojalá pudiera congelar el tiempo en este beso

-¿Cuál?

Me beso. Muchas veces. No fueron besos de despedida aunque nos habremos dado uno por cada día que él no iba a estar. Ninguno de los dos quería que llegue la hora de separarnos ni tampoco que llegue el ultimo beso. Pero lamentablemente, ese momento llegó. Anunciaron su vuelo y nuestra ultima mirada fué mágica. Él era mágico.

-Te amo- nos dimos un ultimo abrazo y él empezó a alejarse con sus pertenencias -pero me olvidó. ¿No sabe que soy de él? Ya tiene mi corazón y aun muchas cosas más.-

Cada vez se veía más pequeña su imagen. Sus jeans negros, haciendo juego con sus zapatillas y su sweater azul empezaron a desaparecer entre la gente y decidí desaparecer yo también. Caminé rápidamente entre el hormiguero de gente que iba de acá para allá. Las ruedas de las valijas no paraban de rodar y se escuchaban muchas conversaciones, todas en tiempos distintos. Personas despidiéndose de sus seres queridos y otros, como yo, ya se acercaban a la puerta para finalmente desaparecer como ellos. Me senté en la vereda de la terminal para esperar  a un taxi que me lleve a casa. De vuelta a la rutina, de vuelta a la "vida" que ya no es vida. Sin Ían, nada tiene sentido. Miraba la pantalla de mi celular para matar el tiempo y escucho pasos, una corrida y en menos de un segundo, alguien me abraza de atrás. Era mi vida, él. Reconocería su perfume y sus brazos aun así me quedara sin olfato y ciega. Su ser supera mis cinco sentidos.

Me di vuelta entre risas y asombro.-¿Qué pasó? ¿Ya me extrañas?-le dije. El viento movía su alocado pelo y hacia que me volviera loca. Me devolvió una enorme sonrisa y tomó aire.- No nos habíamos dado un ultimo beso, no me podía ir así.- y se lo concedí. ¿Cómo negarle algo a la razón de mi felicidad? Ni mil besos ni mil 'te amo' serian suficientes para nosotros.

Ahora sí. Él se alejaba entre la multitud y mi taxi llegó y mi casa me esperaba. De nuevo sola. Quizás me podría llegar a dar una oportunidad y empezar a conocerme a mi misma.

No fue un distanciamiento o al menos no lo sentí así. Pasaron semanas desde la ultima vez que lo vi. Ían se fue de viaje a visitar a su papá  y a pasar tiempo con su hermana. Desde que ella cambio de aire logró despejarse y ahora está más tranquila. Sus ataques de locura se pueden controlar.

No paraba de pensarlo, cada día se pasaba más lento. No hubo un amanecer que me haya levantado sin saber que lo soñé. Unos miles de kilómetros son los que nos separaban físicamente e impedían que aunque sea nos demos un beso para dormir. Hablábamos más que veinticuatro horas diarias. Ni un solo día dejó de repetirme cuánto me extraña y  cuanto me quiere. Jamás dejó de mandarme fotos de él y la que más me gusto fue la de su hermana jugando con una amiga. El hecho de que se relacione con gente era más que importante, él estaba feliz,  y aunque yo no fuese la razón de su sonrisa, me sentía llena también. 

Las noches de Alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora