Capítulo 9 -Regresos inesperados-

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Al entrar en mi casa, me di cuenta que no había nadie esperando por mi. Todo estaba apagado y Marley dormía.

Tiré mi bolso y me acosté a pensar, a reflexionar sobre mí. Las luces estaban apagadas, la música también.

Tirada sobre mi acolchado fucsia, mirando hacia el techo, llena de preguntas sin respuestas, interrumpió mi soledad mi estúpido celular que se encontraba en mi mesita de luz.

De a seguro es un mensaje de la empresa a la que pertenezco, pensé. Me di media vuelta sin ganas y lo agarré. Era un mensaje, un mensaje que me trajo sonrisas y esperanza.


"-Hola Al, te acordás de mi???? Espero que sí. Extrañe hablar con vos estos días, perdón que no te pude llamar"


Volví a ver el nombre para asegurarme de que era él y SI!!!. Ían  había vuelto a escribirme, me costaba creerlo.

No sé como hacen pero cuando uno empieza a superarlos, a olvidarlos, aparecen y te llenan de ilusiones nuevamente. No sé cual será el poder que tienen pero quiero averiguarlo.

-Holaaa, ¿cómo estás?. Hace mucho que no hablamos, tenemos que ponernos al dia nuevamente. Avisame cuando puedas y nos vemos– enviando, enviando, enviando.

Gracias a Dios siempre tenía crédito. Bah.. era lo lógico. Nunca hablaba con nadie. Ni siquiera se me gastaba la batería. Estaba pendiente de mi celular más que nunca, pasaban los minutos y no me contestaba. ¿Cómo hace para tenerme siempre atrapada? No quiero estar mas en su red pero es imposible. Cerré los ojos y esperé a que el teléfono vuelva a vibrar.

-Todo bien por suerte, mejor. ¿Haces algo mañana a la noche? 

"¿Haces algo mañana a la noche?". Él realmente no me conocía. ¿Salir? ¿Yo? ¿Para qué? ¿Con alguien? ¿Con amigas? Menos. Filas de chicos se acercaban a ellas y a mí me pedian que les tenga la campera o la cartera.

-No, no hago nada. ¿Qué plan tenes? 

Escuché la puerta de entrada. Al fin alguien llegó a casa.

-¿Alma estas?- gritó mi mamá desde la cocina al dejar las bolsas en la mesada.

-Hola, si acá estoy, ahí voy.- grité yo también, desde mi habitación.

Ella se acercó a mí y me ofreció un abrazo.

-¿Por qué estas tan contenta?- me solté de sus brazos y note una sonrisa en su rostro.

-Ya nos vamos a Ezeiza

-¿Viajamos?- estaba muy  exsaltada.

-No, vamos a recibir a Guada, tu prima. – ella tan feliz y yo tan derrumbada, hizo señas con su cabeza para que saliera de mi habitación.- subí al auto que no hay tiempo.- continuó y agarró las llaves.

Obedecí, subí al auto. El viaje seria largo. Ojala estuviese haciendo ese viaje para irme, ¿con Ían?

-Sintonizá la radio. ¡Contame de tus vacaciones!.-mi mamá se coloco sus lentes y aceleró.

Encendí el stereo y me dediqué a mirar por la ventana – estuvieron bien, de hecho, volvería a ir. Me hizo bien alejarme un poco de casa.- el paisaje pasaba en frente mio cada vez mas rápido. En ningún momento le dirigí la mirada y ella tampoco.

-¡Qué bueno! Me encanta que te hayas podido despejar un poco. –

Al fin el hombre de la radio dejó de hablar y empezó a sonar una de Beyoncé.

Las noches de Alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora