Capítulo 5- Reencuentro eterno y cachetadas-

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Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses.

Finalmente sacaron a mi abuelo de la clínica porque no tenia solución lo suyo, lamentablemente había que esperar a que se muera y listo. Ya no lo podían operar, ya no había vuelta atrás. Se trataba de úlceras en el estomago y un problema en el hígado, por un lado, el no sufría y todos teníamos la fé de que viva por mucho mas mientras que no se le complique el corazón. Lo internaron en un geriátrico en la ciudad de Flores.

Tarde mucho tiempo en ir a verlo, no sé, todavía me costaba asimilar que MI abuelo estaba en esa situación. Es increíble como en un año o menos, todo se puede ir al carajo.

Recibí un inesperado mensaje, caído del cielo en el momento justo.

 -Hola Almi, ayer no pude ir a verte a Mc Donald's, ¿queres que nos veamos hoy?

Mi abuelo ya estaba en el geriátrico y este hombre todavía no había venido a verme. Por suerte no me quede como una estúpida en Mc esperándolo. Ni siquiera fui. Algo lo conocía, poco, pero me era suficiente para saber que no iba a ir. Siempre tiene cosas mas importantes que hacer.

 -Hola, estoy yendo al geriátrico a ver al abuelo.- conteste 

 -Bueno, ¿queres que vaya así nos vemos?

 De repente no podía entender ¿¿¿¿POR QUE ESTOY TAN NERVIOSA?????? QUIERO PERO A LA VEZ NO, NO SÉ.  La verdad es que dentro de todos mis sentimientos "mezclados" y alterados, tenia miedo. No sé verlo, ¿tanto tuvo que pasar para que se acomodaran los planetas?. Lo que si tenia en claro era que si lloraba seria demostrarle debilidad y yo NO estaba débil, bah, esas cosas nunca se demuestran delante de ningún hombre.

 -Dale, estoy yendo con mi mamá. 

-Uh bueno entonces nos vemos otro día

 Realmente el contestaba más rápido que una mujer celosa.

-¿Por qué otro día? Si vos hoy podes. Vos lo que no queres es cruzarte a mi mamá y la verdad es que ya estoy HARTA, es la mamá que tengo y en algún momento la vas a tener que ver. No seas tan inmaduro ¿si?

 -Ok, para que veas que no soy ningún inmaduro voy a ir.

Genial pensé, no lo había visto todavía y ya habíamos peleado. Creo que mi cara estaba pálida.

Llegué, bajo mi abuela por unas escaleras, nos invitó a pasar. Estuvimos en un Living con muchas mesas  y abuelitos. Ninguno con sus familias y eso me destrozo el alma. Seguro vendrían a visitarlos en otro momento.

Vi a mi abuelo en silla de ruedas, muy abrigado, llevaba boina. Se veía tan hermoso, parecía esos hombres de antes, como un gaucho. Tomamos mate en una mesa que te permitía gozar de la vista de la ciudad. Comimos facturas hasta que me llego el maldito mensaje  que decía:"-Estoy en la puerta, baja". - Volví a sentir mi piel blanca como un papel.

 Bueno, finalmente llegó la hora. Respiré hondo y dije en nuestra mesa "vino Guillermo, está en la puerta". Mi abuela súper emocionada me acompaño a las escaleras y me abrió la puerta.  Apenas me levanté de la silla me empujo diciéndome "dale baja". Mi mamá solo miraba y le explicaba a mi abuelo que pasaba.

 Cada escalón que descendía sentía que me bajaba la presión. Ese picaporte abriendo la puerta pasó frente a mis ojos en cámara lenta pero a la vez fue solo un segundo.  Y ahí estaba, con su campera de cuero, un jean y zapatillas. Muy "joven" diría yo.  Mi abuela saludo para "romper" el hielo y se fué.

Todo realmente cambio desde la ultima vez que lo vi. Me sentía rara, no sabia que hacer. Dejé que todo fluya. Mi miedo sobre llorar seguía en pie (otro defecto mío, ser orgullosa y sentimentalmente frágil) El se veía flaco, muy flaco. Lo que mas recordaba de él eran sus kilos de mas que desde que soy bebé los tuvo y su gran amor hacia mi, pero como ya dije... todo cambio. Esos kilos se habían ido, desaparecieron junto con el amor que me tuvo.

Las noches de Alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora