Capítulo 1- El inicio-

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Empecé mi vida, digamos "vida" (cuando en realidad toman todas las decisiones por vos y no sabes nada, ni siquiera que es el mundo y mucho menos el amor, solo lo sentís pero por así decirlo, no te das cuenta de su existencia hasta la adolescencia.) Me sentía bien, "llena". Con una familia de cuatro, una hermana mayor (Celeste), hija de otro matrimonio del cual no me interesa ni es de mi incumbencia hablar ya que no existía en ese entonces, y mis padres biológicos.

Mi infancia fue como la de cualquier otra persona, centrada en un mundo de fantasía. Viví en tranquilidad, con mucha paz. Sin saber que tras esos muros de colores y brillantina todo se estaba desmoronando en mi casa. Mientras tanto fui feliz, No me importaba nada más, solo mis cuatro paredes, mi mundo. Todo parecía (PARECIA) perfecto para los cuatro. La rutina era típica a la de cualquier otra familia, si, "trabajos, negocios, salidas en familia y caprichos cumplidos".

Si hay algo que odio es ser caprichosa, no hay persona mas odiosa en ese estado que yo. Mi hermana Celeste me lo hacia recordar cada vez que lloraba por alguna estupidez que yo quisiera que ya ni me acuerdo. Esa es la ventaja de ser la hermana menor, todos saben que siempre es la consentida. Cuando sos menor todo está perdonado, no vivís con un karma ni con un "me arrepiento de...", solo vivís, solo sos vos. A los pocos días se olvidan los problemas que trajiste y todo sigue igual.

Mi hermana Celeste es más grande que yo, unos cuatro años por ende, nunca quiso jugar conmigo.

La única conexión que teníamos juntas, solo nosotras, era en el verano. Ella jugaba a ahogarme (para mi no era un juego, la pasaba mal, realmente mal) pero esa era la forma de que le "cayera bien" ya que siempre fui una molestia, una mochila por la cual ella no debía cargar pero sentía que la cargaba de todos modos.

Los veranos en casa eran muy aburridos hasta que llegaban las tan esperadas vacaciones. Siempre nos íbamos a la playa, nunca a la montaña. A mi mamá le encantaba broncearse y relajarse. Poner los pies en la arena y mirar al cielo. Nuestra rutina apenas llegábamos era tirar los bolsos en el piso y correr al baño a ponernos la maya. Infaltable el bronceador de mi mamá 'Vichy' que usaba desde agosto para poder lucir un vestido en navidad (siempre terminaba color zanahoria, un solo verano llegó a su objetivo: un bronceado caribeño)

Lo que mas odiaba, bah, sigo odiando, es quemarme los pies al pisar la arena. Siempre con Celeste hacíamos carrera hacia el mar. Hasta mis diez años me caía como una torpe en medio del camino y ella no paraba de reír.

Mis papás alquilaban una carpa, nunca me voy a olvidar el desastre que era cruzar la Avenida para llegar a la playa con el juego de mates, el perro, y los bolsos.

Marley era su nombre, me lo regalaron para mi cumpleaños número ocho. Apenas lo vi decidí que se iba a llamar así. Desde pequeña me encantaban las películas "para llorar" y sin dudas 'Marley y yo' me saco todas las lagrimas en un fin de semana de tormenta torrencial.

Los días en la playa pasaban volando, tan rápido o quizás igual que un avión (nunca subí a uno, pero por mis conocimientos, se que van muy muy muy rápido). Por las noches íbamos al centro y durante el día almorzábamos en Mc Donalds y no nos despegábamos del mar.

La vuelta a casa era tan deprimente que cada uno volvía escuchando música en su propio reproductor, mientras que a la ida escuchar la radio y cantar entre todos era la única opción. Lo peor de volver era que teníamos las clases encima nuestro.¡Que tortura volver un domingo!, súper cansada y ya el lunes arrancar con todo, vuelve la rutina, vuelve el levantarse temprano, vuelve el maldito colegio. Ese domingo era la definición más clara de que se había terminado el verano.

Sin embargo, ahora, extraño volver con el atardecer arriba nuestro, súper bronceados, tanto que a veces no nos podíamos mover.

Ahora que crecí me doy cuenta que no extraño las vacaciones, si no que me hacen falta los momentos en familia, las únicas peleas que habían eran las de mi hermana y yo, las típicas de hermanas. Realmente los extraño mas que a nuestras ultimas vacaciones en Carilo. (fueron perfectas, ¡volvimos un sábado!)


Las noches de Alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora