Capítulo 6 - Un nuevo comienzo-

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Me siento confundida. Si me preguntan realmente como estoy no sé que decir. En esta etapa de mi vida no puedo definir si estoy feliz o triste, solo estoy viviendo el momento. Lo único que puedo asegurar es que las ganas de llorar me están ganando, alcanzando.

 Estoy perdida, no encuentro estabilidad, no sé en donde estoy parada. Ayer velé a mi abuelo y ¿ahora qué?¿ se supone que tengo que seguir mi vida normal? ¿Es mi vida normal? ¿Acaso, hay alguna definición para la palabra "normal"? No sé. Pensé que lo sabia todo y me equivoqué.

Estoy acostada en mi cama, ese es mi lugar para llorar, para descargarme. Me encuentro sin saber que hacer nuevamente. Quiero cambiar, me cansé de estar encerrada entre mis lagrimas. Decidí levantarme de la cama, me lave la cara aunque no podía disimular que había llorado, mis ojos siempre me delataron, toda la vida.

 Traté de relajarme y calmarme dándome una ducha. Es el único lugar para bajar cambios y pensar.

 Estando en la ducha no podes contestar e-mails, atender llamados ni preocuparte, solo  darte una ducha.

 Me cambié decidida a viajar al centro pero no a visitar a mi abuela y mucho menos a mi papá.

Le mandé un SMS a mi mamá para avisarle que iba a salir, no le especifiqué a donde, ella siempre ponía "ok".

Tomé el colectivo y después el tren. En ningún momento tuve miedo porque de todos modos... ¿Qué mas me podrían robar? Ya la vida me había quitado a mi abuelo y  diez años de mi papá. Lo material va y viene.

 Mi viaje se centro en ver pasar el tiempo, los minutos, escuchando  a  Alicia Keys y a Colbie Caillat.

Finalmente llegué al lugar indicado para llorar tranquila, sin ser juzgada, sin estar rodeada de las estúpidas preguntas "¿estas bien? " "¿que te pasa?". A veces tengo ganas de que las lagrimas sean mías, solo mías, no me gusta compartirlas con nadie.

El cementerio estaba casi vacío. No sabia a que tumba llorarle. Mi abuelo  ya era cenizas, y seguramente en algún momento seria parte del aire que respiramos todos en cuanto mi abuela se decida a despedirse de el definitivamente, lo cual no creo que sea pronto.  Esas cenizas son para ella lo único "material" que tiene de él, es lo que quedó de su robusto cuerpo, de su piel "tan" color piel y de sus piernas tan delgadas, de su cabello blanco y ojos turquesas.

Simplemente me senté en un banco  que estaba frente a cientos de tumbas, es increíble la cantidad de familias que ello representa.  El día estaba caluroso, se veía como aquellos días que te da lastima desperdiciarlos porque realmente el cielo estaba celeste, el sol  radiaba  y las nubes brillaban por su ausencia. Una brisa tranquila, relajada, acompañaban al día.

Todo parecía como si nada hubiese pasado, como si no hubiese estado allí el día anterior, todo se veía  normal, no había ningún indicio de que había explotado una bomba en mi vida, claro, todos seguían con sus vidas porque no  perdieron a nadie (excepto mi abuela y sus hijos), pero yo, perdí el doble. Perdí a mi abuelo y a mi papá nuevamente. Él logro que me acercara a él y ahora con su muerte ya no nos une ningún lazo, ya está, porque si antes el hacia de cuenta que no existía, ahora menos.

Seguramente se va a ahogar en un mar de lagrimas por la perdida de su padre pero el jamás va a entender que yo  a mi padre lo perdí gracias a el mismo, desde el día en el que el decidió dejar de serlo, y ahora perdí a mi abuelo.

Me encontraba con la cabeza apoyada sobre mis piernas, ya estaba terminando de desahogarme, de sentirme llena de pensamientos que no me dejaban dormir.

 Por un momento sentí que el venir aquí, era mi terapia, mi momento a solas, rodeada de gente a la cual le parezco invisible. Por primera vez estaba en el lugar indicado, ese  lugar en el cual todos lloran y tienen sentimientos confundidos.

Las noches de Alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora