8. El plan de Mía

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                                                                                                8

                                                                                  El plan de Mía

"Esto no puede seguir así." Pensó Mía.

Pues llevaba una semanita que ni ella misma se aguantaba. La desaparición de Sara le estaba cambiando, ella seguía con su teoría de que la cosa que hizo esas muertes de hace esos años, no era humana. Otra teoría de Mía era que la cosa esa iba a por Sara, porque cuando vivían en California, también sucedieron unos asesinatos parecidos.

—No es posible. ¡No hay ningún patrón! — Se gritó Mía a sí misma.

"A ver... ¿Qué pasó en California? Es muy parecido a esto"

"En California murieron dos adolescentes justo antes de que Sara se mudara a Nueva Jersey, y aquí, ha habido tres asesinatos y la desaparición de Sara. Eso si no contamos otras desapariciones."

—¡Ya está! ¡Ya sé cuál es el patrón! Sí, después de una semana, Mía ya lo había descubierto.

—Esa cosa... ¡Esa cosa persigue a Sara! — pensó Mía.

¿Pero por qué? ¿Por qué a ella? ¿Por qué no a otra persona? ¿O por qué no a nadie directamente?

Eso, exactamente eso, es lo que quería saber Mía, ella hubiera deseado mil veces ser ella. Pues lo pasé fatal. En el cole y en su casa. Por Mía, ella volvía a California, pero quería hacer todo lo posible por su amiga.

—A ver, vieron a Sara por última vez cerca de la estación de tren.— se dijo Mía a sí misma.

Ella no creía que hubiera ido muy lejos, solo había desaparecido una semana, y busco en Google cuantos kilómetros puede avanzar una persona normal en una semana, que eran: una persona puede avanzar de 23 a 27 kilómetros en una semana. Entonces, Mía tenía que mirar unos 25 km a la redonda para poder encontrarla. Eso sería más de un mes fuera de casa, y ella, por una parte, quería desaparecer del mapa y por la otra le quería decir a su madre, pero recordó esta conversación: "siempre dices que no a todo, hubiera sido tontería preguntarte". Así que decidió no decirle nada a su madre.

—¿Qué puedo llevar en la maleta?—. Pensó Mía.

—Voy a hacer una lista.

Mía cogió un papel y un boli y empezó a escribir:

1- Dinero.

2- Un saco de dormir.

3- Linterna...

—Vale, ya está, ya la he hecho, ahora tendré que esperar hasta mañana, me iré al instituto, y cuando salga del instituto, en vez de irme a casa, me iré en dirección a la estación de tren. Solo necesito a alguien que me ayude.— Planeó Mía.

Esa noche, Mía durmió fatal, otra vez, pensando en Sara.

Pero esta vez, el sueño fue distinto;

Vio a Sara. Pero, Mía sabía que no era real, pues la había visto con ella, se había visto a sí misma con Sara, cosa que es completamente imposible, porque, desde los 15, no han estado juntas, y Mía no sabía mucho de cómo era Sara.

Entonces, Mía no supo cómo tomárselo, no sabía si eso fue un sueño raro, una pesadilla, una visión, o de alguna manera superhipermega imposible, era una vidente. No, no era una vidente. Mía seguía creyendo que simplemente su cerebro le había jugado una mala pasada. Aparte, Mía no creía en esas tonterías.

Era simple; Mía había tenido una alucinación.

Simplemente no. Mía, no se quería creer lo que había visto.

—Mamá.— dijo Mía.

—Dime hija.

—¿Hoy vamos a hacer algo en especial?

—No, ¿qué te apetece hacer?-

—No lo sé, mmmmm... ¡Ya sé! ¿Podemos ir al parque acuático?— preguntó Mía.

Sí, parecía que Mía hubiera preferido olvidarse de Sara, pero no, no sería capaz, simplemente ella creía que haciendo ver que ya lo había superado, nadie sospecharía lo que Me iba a hacer apenas en un día y medio.

—No sé hija... Con la que está cayendo... Bueno... ¡¡Vale!!

—toma— Susurró Mía.

—¿Qué?

—Nada mamá.

—Vale, vale...

Como era sábado, tenían todo el fin de semana para ir al parque acuático, pero Mía quería ir ese mismo día.

—He tenido una idea.— dijo su madre.

—¿Qué idea?

—Podemos ir a Nueva York, que está aquí al lado.

—¡¡Sí!! ¡Es muy buena idea mamá!

—Iba a decir Florida, pero para un fin de semana está un poco lejos.-

—Sí, ja, ja, ja— rio Mía.

—Pues... ¡Vamos a Nueva York!

—¡¡¡Siii!!!-

—Pero una cosa que no me parece normal.— dijo su madre.

—¿qué pasa?— respondió Mía.

—Estamos en enero, ¿no crees que hará mucho frío para ir a un parque acuático?-

—Yo me refería a uno climatizado.— Dijo Mía.

—A, pues no sé... Bueno, da igual, cómo será climatizado.

Mía se quitó el pijama apresuradamente, y se puso su bikini favorito: el top beige aesthetic (o como diría Sara de estilo ochentero) y la parte de abajo, una transición de beige a verde pastel. Después, se puso unos shorts tejanos, y una sudadera blanca en la que con letras azul pastel ponía: Brooklyn. New York.

Después de vestirse entera, peinarse y maquillarse (con maquillaje water proof) fue a ver a su madre. Su madera se había quitado todo el pijama, estaba buscando su bikini negro. Mía lo encontró, entonces su madre se lo puso, y su madre también se puso encima una camiseta, que en esta ponía New Jersey y unos shorts, pero de chándal.

Cogieron el coche y ya se estaban dirigiendo a Nueva York.

—¡Oh, Nueva York, la ciudad del amor! — dijo Mía.

—En eso te equivocas Mía.— Dijo su madre. —Es París, no Nueva York.

—A... ¡Es verdad mamá! De hecho hicimos una clase de esto en el instituto de aquí.

Como toda adolescente de 16 años, Mía tenía Instagram, TikTok, Facebook, etc.

¿Y qué es lo que hizo Mía en Nueva York? Efectivamente; grabar Tiktoks, Storys, y publicar posts.

Ahora, Mía en cada TikTok o Story se le veía contenta (por fuera) aunque por dentro estaba totalmente destruida. Porque, a veces, tienes que aparentar ser feliz para no hacer daño a las personas que quieres, Mía, aunque por dentro esté fatal, ella se muestra feliz para no hacerle daño a su madre, porque ella sabe muy bien, que si su madre la ve llorando ella lo pasará mal. También a veces sientes que no encajas en ninguna parte y sí, puede ser que estés en depresión como Mía y simplemente por no querer hacer daño a quien quieres, no te das cuenta. Mucha gente piensa que las personas que tienen depresión están todo el día llorando, o queriendo no vivir, pero no siempre es así, hay muchos tipos de depresión, igual que sentimientos, o personas. Cada depresión es distinta porque cada persona es como es. Lo que pasa es que no siempre estás dispuesto a decirlo y te lo callas. Muchas personas, "están" todo el día felices, pero en verdad no, a veces, la alegría es una máscara que solo se puede quitar con mucho cuidado, sin saber lo que hay detrás; puede haber muchos tipos de personas bajo esa máscara, que lo único que buscan es hacer felices a los demás, aunque NADIE les haya hecho sentir así. Y ese es el caso de Mía.

Ya habían llegado a Nueva York. El viaje fue un poco difícil, ya que hubo caravana. Ahora tenían que encontrar el parque acuático al que iba.

SaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora