En los vastos y misteriosos territorios de Westeros, existe una antigua leyenda que se remonta a los tiempos de la poderosa Casa Targaryen. Según esta leyenda, el primer hijo nacido de una pareja de Targaryen sería un alfa dominante, destinado a ser el líder y gobernante de su linaje. Además, se establecía que este primogénito debía ser comprometido con un omega a la temprana edad de doce años, asegurando así una alianza política y evitando futuras traiciones.
Sin embargo, en la historia de los Targaryen, hubo una excepción a esta tradición ancestral. La única hija del rey Viserys Targaryen y de la reina Aemma Targaryen no se presentó como alfa ni como omega, lo que causó un revuelo en las casas nobles de Westeros. Los señores de todas las casas, temerosos de un futuro incierto, cancelaron los compromisos matrimoniales con sus hijos, dejando a la princesa sin una prometida adecuada.
La situación se volvió aún más complicada cuando la reina Aemma, deseando complacer a su esposo y al pueblo ansioso de King's Landing, intentó concebir un hijo alfa. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano, y solo trajo al mundo a un niño que, trágicamente, murió al poco tiempo de nacer. La pérdida de su hijo y de la reina sumió al rey Viserys en una profunda tristeza y desesperación.
En los siete reinos, la preocupación por los problemas de la reina Aemma para concebir un hijo alfa no era tan prominente como se podría haber esperado. Esto se debía a que el rey Viserys tenía a su disposición a su hermano Daemon Targaryen, un omega dominante y el miembro más fuerte de la Casa Targaryen. Además, Daemon era también el más deseado, lo cual generaba rumores de que el rey Viserys había tenido encuentros íntimos con él. Sin embargo, estos rumores solo eran especulaciones, aunque algunos creían que podían ser ciertos.
"Aemma, no puedes darle hijos a Viserys y hace un año me presenté como un omega", dijo Daemon con arrogancia mientras entrelazaba su mano con la de su cuñada.
"Prefiero morir antes de que Viserys tenga hijos contigo", susurró Aemma con desconfianza, odiando saber que Daemon había estado ocupándose de Viserys durante todo su embarazo.
"Lo único que le has dado es una hija que ni siquiera es una alfa... ¿Antes éramos amigos o el poder se te subió a la cabeza?", afirmó Daemon, provocando que Aemma bajara la cabeza. Cuando Aemma llegó al palacio como futura esposa del rey, Daemon se mostró amable y se convirtieron en amigos, pero los celos terminaron por separarlos.
"¡Mi hija se presentará como una alfa y ella será la reina! ¡Lo único que quieres es arruinar a Viserys!", exclamó Aemma, furiosa, mientras se levantaba con el impulso de tomar a Daemon, pero él la esquivó.
"Cálmate, Aemma. Sabes que de cualquier manera seré el protector y futuro consorte del rey...", dijo Daemon con tono burlón, dejando a Aemma sola con un fuerte sentimiento de celos.
Días más tarde, surgieron especulaciones de que Alicent Hightower, hija del consejero del rey, era una omega fértil. Esto despertó el interés de la reina Aemma, quien estaba convencida de que si Rhaenyra, su hija, compartía su infancia con una omega, podría estimular sus feromonas de alfa y convertirse en una poderosa líder. Aemma organizó una reunión con Otto, el padre de Alicent, quien aceptó encantado la propuesta, aunque nadie sabía con certeza si Rhaenyra realmente se convertiría en una alfa.
En su primer encuentro, la pequeña Alicent Hightower uso un vestido que era de un vibrante color verde, que representaba a la Casa Hightower. Estaba confeccionado con un lujoso tejido de seda, que caía de manera suave y elegante sobre su figura. El diseño del vestido presentaba mangas largas y ajustadas, que resaltaban la delicadeza de sus brazos. En la parte del corpiño, se podían apreciar intrincados detalles y bordados en hilo de oro, realzando la riqueza y el prestigio de su linaje. El vestido también estaba adornado con joyas verdes, que complementaban a la perfección el tono del vestido y destacaban la belleza de Alicent.
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Los omegas de Rhaenyra [Daemyra + Rhaenicent + Rhaegon]
RandomCuando tenía quince años, aún no había manifestado mi género, y en un mundo donde solo un alfa podía ser el heredero al Trono de Hierro, esto planteaba un desafío. Sin embargo, mi padre, Viserys Targaryen, un alfa dominante, rompió años de tradición...