Capítulo 20: Nunca

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Rhaenyra miraba a Harwin partir con un nudo en el estómago. La partida de su omega era un golpe duro, uno que sabía que debía aceptar, pero que su corazón se negaba a procesar completamente. Harwin había estado distante desde que anunció que debía partir a Harrenhal. Su preocupación por su progenitor era palpable, y aunque Rhaenyra entendía la necesidad de respetar ese deseo, le costaba aceptar la separación.

Harwin se inclinó para besar las mejillas de sus hijos, Jacaerys, Lucerys y Joffrey. Sus pequeños se esforzaban por ocultar su tristeza, pero era evidente en sus rostros. Lucerys, en particular, no podía evitar que las lágrimas le corrieran por las mejillas, su naturaleza omega hacía que la despedida le afectara con mayor intensidad. Rhaenyra sostenía a la pequeña Jocelyn en sus brazos. Laenor, a su lado, acariciaba los hombros de Joffrey, que con una mirada triste también deseaba acompañar a su padre.

El momento de despedida se volvió extraño, casi surrealista. Harwin y Rhaenyra se miraron por última vez. Rhaenyra desvió la mirada, incapaz de soportar la mirada de Harwin. El malestar que sentía era un conflicto entre su alfa interior y el deseo de proteger a su omega, pero no podía evitar preguntarse si había algo más detrás de esa distancia que Harwin mostraba.

Finalmente, Harwin rompió el silencio. "Hasta pronto, princesa Rhaenyra," dijo, sus palabras reflejaban una tristeza que él también trataba de ocultar. Luego, se dio la vuelta y se alejó, escoltado por los guardias que esperaban para llevarlo a su destino. Rhaenyra lo observó alejarse, sintiendo cómo su corazón se rompía con cada paso que daba Harwin, sin poder evitar preguntarse qué más podía estar ocultando su omega.

En cuanto Harwin se marchó, Rhaenyra entregó a Jocelyn a Laenor, mientras permanecía en la entrada de la habitación, mirando cómo la figura de su esposo se desvanecía en la distancia. El silencio era profundo, interrumpido solo por el murmullo ocasional de los guardias que escoltaban a Harwin.

Jacaerys se acercó a su madre con un tono esperanzado. "Espero que regrese pronto," dijo, tratando de ofrecer consuelo a Rhaenyra.

Ella, aún con la vista fija hacia el horizonte donde Harwin había desaparecido, respondió: "Harwin, tu padre le enviaremos cartas. Será muy divertido, ¿no les parece?"

Rhaenyra trató de forjar una sonrisa para sus hijos, buscando contagiarles un poco de su optimismo. Lucerys exclamó: "¡Le voy a escribir una ya mismo!"

Laenor, un poco sorprendido por la rapidez de Lucerys, intervino: "¿Tan rápido, Lucerys? Apenas partió."

"¡Sí!" gritó Lucerys, ya dirigiéndose hacia su escritorio para comenzar a redactar la carta con entusiasmo.

Mientras Lucerys y sus hermanos se sumergía en la redacción de la carta, Laenor observó a Rhaenyra y, con una sonrisa, dijo: "Entre otras noticias, Daemon pronto tendrá otro hijo."

Rhaenyra, desvió su mirada con interés, esbozando una sonrisa de lado. "Parece que a Laena no la satisface tener tres hijos con Daemon ya. Primero Aegon, y luego las gemelas, Baela y Rhaena."

Laenor sonrió de vuelta, añadiendo: "Parece que aún no olvida a Daemon."

Rhaenyra frunció el ceño y susurró: "Shh."

Laenor, con un tono de complicidad, recordó: "Es verdad, por ti fuiste a los Peldaños de Piedra."

Rhaenyra gruñó y contestó con firmeza: "Pero ahora soy una alfa casada con dos omegas. No puedo permitirme pensar en amores del pasado."

Los omegas de Rhaenyra [Daemyra + Rhaenicent + Rhaegon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora