Rhaenyra, con su mano firmemente entrelazada con la de su padre, se encontraba con muchas emociones. Las palabras de su padre resonaban en su cabeza, pero no podía concentrarse en nada más que en la realidad de su nueva posición. Ahora era una alfa, destinada a reinar sobre los Siete Reinos. Finalmente, sería la mejor, y nadie cuestionaría su derecho al Trono de Hierro.
"Padre, deseo ser nombrada heredera al trono delante de todos los señores y lores de las grandes casas", declaró Rhaenyra.
su padre, sonrió con orgullo ante la astucia de su hija. Era cierto, era el momento de que Rhaenyra fuera reconocida por lo que era: la heredera al Trono de Hierro y la futura reina. Alicent, a su lado, también sonrió con orgullo y acarició la otra mano de Rhaenyra. Con Viserys a un lado de la cama y Alicent al otro, parecía un simbolismo perfecto.
"Será un evento maravilloso", dijo Alicent, acariciando la mano de Rhaenyra de una manera más íntima.
"Empecemos con todos los preparativos", anunció Viserys, abrazando a Rhaenyra con fuerza y besando su frente con cariño. "Eres mi orgullo", le susurró.
"¿Alicent, vendrás conmigo?", preguntó Viserys, invitándola a ayudar con los preparativos y a cumplir su deber como reina.
"Quiero darle unas palabras a Rhaenyra", respondió Alicent, acariciando el rostro de su alfa. Rhaenyra asintió, aunque se sintió incómoda ante las miradas que Viserys lanzaba a la mujer que una vez creyó que sería su esposa.
Cuando Viserys salió de la habitación, no sospechó ni por un momento lo que sucedería a continuación. Alicent se lanzó a besar a Rhaenyra con un deseo y una pasión desbordantes.
"Mi amada alfa", susurró Alicent, sus palabras llevaban amor y admiración. "Estoy tan orgullosa de ti". Las lágrimas de felicidad de Alicent cayeron sobre las mejillas de Rhaenyra, y ella las limpió suavemente con el dorso de su mano.
Rhaenyra aunque permitió que Alicent la abrazara y la besara, en su interior sentía una punzada de incomodidad, algo que la obligaba a sentir asco o incluso odio hacia Alicent. Un sentimiento de rechazo se apoderaba de ella. Rhaenyra decidió alejar su mano del rostro de Alicent y apretarla con fuerza. Podía percibir el dulce aroma de las feromonas de Alicent, pero, por alguna razón, resultaban desagradables para Rhaenyra.
"Alicent", dijo Rhaenyra mientras apretaba el puño. En cualquier momento, sentía que podría vomitar, especialmente al estar tan cerca de Alicent.
"Dime, mi querida", susurró Alicent con los ojos cerrados, disfrutando del aroma de Rhaenyra, el aroma de una alfa fuerte y agradable.
"Necesito que te vayas y llames al maestre", dijo Rhaenyra con dificultad. No podía contener las lágrimas ni las ganas de vomitar. Alicent se levantó preocupada e intentó calmarla, pero Rhaenyra se apartó bruscamente. "¡Aléjate y llama al maestre, te lo digo!"
Alicent se apresuró, asustada, tapándose la nariz al sentir las feromonas de Rhaenyra. Sabía que ella estaba enojada.
En cuestión de minutos, el maestre más anciano llegó y le proporcionó a Rhaenyra una bebida desconocida que la calmó a ella y a sus feromonas.
"¿Qué me pasa?", preguntó Rhaenyra, al borde de las lágrimas. No pudo contenerse más y, al ver al maestre, notó una mirada de compasión en sus ojos.
"Una vez conocí a un joven que estaba muy enamorado de un alfa", dijo el maestre, comenzando su relato. "A ese joven le sucedió lo mismo que usted, deseaba estar con una alfa sin ser un omega. Con el tiempo, ese joven se presentó como un omega, pero era demasiado tarde. El alfa se había casado para formar una familia".
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Los omegas de Rhaenyra [Daemyra + Rhaenicent + Rhaegon]
RandomCuando tenía quince años, aún no había manifestado mi género, y en un mundo donde solo un alfa podía ser el heredero al Trono de Hierro, esto planteaba un desafío. Sin embargo, mi padre, Viserys Targaryen, un alfa dominante, rompió años de tradición...