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Estaba lloviendo fuerte cuando Sam tocó a la puerta del apartamento. Kara y Kieran estaban dormidas pero la segunda se levantó de inmediato. Se asustó, jamás había despertado en un lugar suave y cálido, mucho menos con nadie al lado, pero recordó de inmediato, estaba con Kara y la había dañado al follarla.

Se vistió como pudo y abrió la puerta. Ella y Samantha se miraron pero no dijeron palabra, luego lo mismo sucedió con Maggie, no hubo interacción más allá de la mirada.

—Kara—Kieran la despertó suavemente.

Kara sonrió—Hola Kieran—la abrazó y enseguida su vientre volvió a doler un poco—Me cago en mis muertos.

Sam sonrió y sacó unos guantes de un pequeño maletín que traía y una pequeña linternita. Comenzó a revisar a Kara con cuidado—Kieran necesito ver tu pene.

—¿Por qué?

—Muéstralo por favor—pidió Sam seriamente.—¿Tienes alguna infección de transmisión sexual?

—No, soy cuidadosa, tampoco dejo bebés tirados—la miró con seriedad—además de que Eliza me hace estudios regularmente.—dijo con honestidad.

—Bien, al menos una cosa descartada, necesito en serio ver tu pene Kieran, y no te preocupes que mi mente está gobernada por una vagina.

Kieran suspiró y se bajó la cremallera, cuando Sam lo vio entendió todo—Kara ¿Eso te cabe en serio?

La rubia asintió sonrojada—Si, con trabajo pero sí.

—Su marido la tiene de cinco centímetros, Kara conoció un pene de verdad conmigo—dijo Kieran orgullosa y comenzó a mover a su amiguito.

—A mi me dejas de hacer el helicóptero en la cara ya mismo—Sam se puso roja de vergüenza.

—Kara, ya Samantha te revisó, déjame matar a esta insolente.

—No, Kieran—suspiró la rubia—¿Entonces Sam?

La mujer escribió unos nombres en un papel—Kieran, ve a la farmacia y compra estas cremas, ayudarán a Kara ¿Entiendes?

—No soy recadera—se cruzó de brazos.

—Si quieres cogerme de nuevo debes de curarme—Kara sonrió—O no podrás disfrutar de mi cosita—entrecerró los ojos—ni de mi calidez.

Kieran le lanzó un puñetazo a Maggie y la dejó tirada en el suelo—¿Y yo qué coño tenía que ver?

—Mal lugar en mal momento—dijo Kieran saliendo.

Samantha suspiró—Kieran ¿Qué tal si embarazaste a Kara? ¿Lo has pensado? Ve a por las cremas.

Kieran sabía que eso no era posible, porque había usado condón, aún así la duda la asaltó—No es posible que un perro como yo tenga hijos—sonrió—no es posible, vuelves a repetir eso y te corto la garganta—dijo inexpresiva.

Kieran llegó a la tienda y miró las cremas, fue directo al mostrador y las pidió—Esta es sólo por receta médica señorita—le dijo la chica.

—No era así, haz una excepción—demandó sin pestañear.

—No puedo señorita—la chica se encogió.

Kieran suspiró y al abrir los ojos su mirada reflejaba la de un auténtico monstruo —O me das la crema, o mataré a tu madre, a tu padre, a tus mascotas y a tu árbol genealógico entero—sonrió y le mostró la navaja—y si llamas a la policía no iré presa porque tengo muchísimo dinero, regresaré muy enojada y te llenaré de huecos ¿Estamos?

Beautiful Monster (Lena G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora