Capítulo 17

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Luego de servir el postre, ambos se habían quedado admirándose en silencio. Pía había puesto una música suave y el ambiente entre los dos era cálido.

—No pensé que me sorprenderían de esta forma

—Te mereces esto —dijo Renan de forma sincera — Fue mucho, mucho que pasó para todos, pero tú...

—Sí, ya se —lo interrumpió —Ha sido como un terremoto. De verdad me asusté, esa noche, cuando no te encontré, tuve un mal presentimiento.

Renan dejó la copa de helado en la mesa y le prestó toda su atención.

—Cuando comencé a escuchar a los vecinos, hablando de rifles —dijo con la voz temblando, y los ojos húmedos —. No me imaginé que iba a tratarse de Vera y Martín. Casi me morí al verla tan destruida, porque sabía lo importante que había sido él en su vida.

Renan se levantó de la silla y se agachó a su lado para tomar sus manos. Ella vio el gesto y las lágrimas bajaron por su mejilla.

Desde su altura, Renan extendió su mano para borrar esas lágrimas. Ella cerró los ojos, agradeciendo esa caricia. Cuando los volvió a abrir, siguió hablando.

—Sentí que la perdía Renan, por un momento creo que la perdí —dijo con la voz quebrada —. Esa vez que se encerró, tuve tanto miedo. Pensé que otra vez perdería una hermana.

En ese momento, él se levantó tomando las manos de Pía en el proceso para que también se levantara y la abrazó.

La joven no había podido desahogarse en todo ese tiempo. Tuvo que enfrentar sola todos los sentimientos, mentir una y otra vez, fingir que todo estaba bien, fingir que nada podía con ella en soledad.

Pero allí, con Renan brindándole sus brazos y toda su atención, Pía sentía que por fin podía bajar la guardia y mostrarse vulnerable.

Habían pasado un largo momento abrazados en los que la joven se había permitido derramar las últimas lágrimas por lo sucedido con Vera. Una vez que se sintió mejor, se separó del muchacho.

—Gracias por estar aquí Renan. —el joven solo le sonrió — ¿Quieres que comamos más helado?

—Sí.

La joven comenzó a llenar ambas copas de nuevo y cuando se giró para darle a Renan la suya, éste le estaba extendiendo una pequeña cajita con un lazo verde brillante.

—No tenías que regalarme nada.

Le dijo sorprendida, a lo que el joven solo se encogió de hombros y la alentó a recibirlo de todos modos.

Ambos se sentaron expectantes, pero Pía tenía mucha curiosidad por conocer que le había regalado el joven.

Cuando abrió la caja, supo de qué se trató lo que Jacinto le susurró a Renan. Ella lo observó con una gran sonrisa y negó con la cabeza.

—No puedo creer que me lo regaló —dijo ella sacando la gargantilla —Esto es muy valioso para él.

Cuando la gargantilla quedó a la vista, el joven pudo observar una figura brillante muy conocida. Una figura que su subconsciente había visto muchas veces. Allí frente a él, Pía se colocaba en su cuello una gargantilla con la cabeza de un elefante plateado.

Al joven comenzó a faltarle el aire y el dolor de su pecho volvió como un rayo. Se llevó la mano al pecho mientras veía que Pía se acercaba a él.

La habitación comenzó a darle vueltas, cerró los ojos y comenzaron a llegarle imágenes de su vida. En su mente apareció un niño que todas las noches se despertó asustado por culpa de las pesadillas, recordó a su madre que siempre había priorizado su formación militar por encima de la magia. Recordó a un padre cauteloso que siempre buscaba soluciones a través de pociones y talismanes. Recordó a un hermano que siempre estuvo para él. Un hermano que representaba la mitad de su ser. Un hermano que había estado buscando.

Renan comenzó a gritar por el dolor, no había notado que estaba en el piso, observó que Pía tenía el celular en su oído y lucía desesperada.

Sus memorias llegaban rápido, los últimos hechos le causaban más dolor, pero recordaba haber viajado a esa tierra, recordaba haber estado perdido, recordó que su hermano lo había encontrado a él, recordó que él le había fallado.

—Renan por favor, reacciona, reacciona —alcanzó a escuchar a una Pía a su lado, pero él solo veía la figura que tenía en su cuello.

Recordó que su hermano había iniciado su propio camino, recordaba que él lo iba a ayudar, y cuando iban a encontrarse con alguien de confianza, ambos habían sido emboscados.

—Senike por favor ayúdame —dijo Pía de pie mirando hacia arriba

Esa oración hizo que los gritos de Renan se detuvieran, y Pía observó aún temblorosa como el joven comenzaba a levantarse. Ella se acercó para ayudarlo.

Cuando los dos estuvieron frente a frente, la joven retrocedió al ver una mirada distinta en el rostro de Renan.

— ¿Qué dijiste? —interrogó el joven con la voz ronca

— ¿A qué te refieres? —respondió Pía temblando, no le gustaba la forma en que el joven la miraba

—Ya me oíste.

Al ver que la joven no iba a responder, Renan se acercó de repente y la sujetó del cuello.

Pía sorprendida, intentó quitárselo pero el joven no hizo más que apretar su cuello.

— Eres una de ellas, ¿cierto?

Pía no sabía que sucedía, estaba asustada y el aire comenzó a faltarle. Intentó golpearlo pero fue inútil.

Él la arrojó hacia un lado violentamente al recordar la herida de su brazo.

Pía cayó de espaldas y sintió que Renan tomó su brazo y se lo descubrió.
Cuando éste observó la herida, reconoció de inmediato que el causante de la misma fueron unas garras de licántropo.

—No, no, no, no —comenzó a repetir negando con la cabeza mientras caía hacia atrás.

Pía aprovechó que su atacante estaba en ese estado para alejarse de forma lenta. Pero chocó con la silla y eso llamó la atención de Renan de nuevo al presente.

Ambos se levantaron, pero Pía al estar golpeada no pudo correr muy rápido.
Renan la alcanzó por atrás.

— ¿Dónde está? ¿Dónde está mi hermano? —exigió enojado

—Suéltame.

Él la dio vuelta, pero Pía en su intento por golpearlo, le arrancó el collar que siempre había mantenido en su cuello.

Cuando el objeto cayó, a Renan le dio un mareo que lo obligó a soltar a Pía.
Ella lo empujó y éste cayó hacia atrás.

Pía logró salir de la casa y de forma rápida subió a su auto.
Lo único en lo que podía pensar, es que necesitaba llegar a casa de Jacinto para ponerlo a él y a Vera a salvo. 

La elección de Renan #ONC2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora