Seis

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Está tirada en el cómodo nuevo sofá de Alex, o bueno, en todo caso el sofá de Kelly que pronto será de Alex si se atreve a hacer la gran pregunta. Equilibra una caja de pizza medio comida sobre el abdomen y su desabrochada camisa, la cual deja entrever el sello de su casa. Ahora mismo no le produce tanto orgullo como alguna vez hizo. Infla las mejillas con aire, debatiéndose entre comer otra rebanada o dejar de revolcarse en su miseria. Como no puede hacer lo segundo se decanta por una porción más.

—Dios, eres deprimente. —Alex acomoda las copas de vino sobre la barra de la cocina, ajustando los últimos detalles de la fiesta con motivo sorpresa aún—. ¿Quieres ser al menos un poco productiva? ¿Por qué no ayudas a Brainy con los juegos? Debe estar descubriendo cuál es la mejor manera de apilarlos para traerlos aquí.

—Brainy odia ser molestado en su proceso de pensamiento. —Apoya un brazo en el sillón para mirar por encima del respaldo, Alex le frunce el ceño.

—¿Tú vas a pagar esa pizza?

—Yo soy la invitada —se queja.

—Sí, no se supone que devores la comida nada más entrar y con la fiesta sin haber empezado. —Alex le quita la caja de pizza (con su rebanada medio mordida dentro), poniendo cara de interrogatorio justo cuando el timbre suena, distrayéndola—. Volveré por ti.

Kara recuesta la cabeza sobre el cojín nuevamente, cierra los ojos y agudiza el oído porque es metiche.

—¡Vaya! Mira quién está aquí.

—Aún puedo dar media vuelta, ¿sabes? —La voz estúpidamente rasposa de Lena llega a los oídos de Kara como el sonido más ansiado de toda la semana. El corazón se le acelera—. Traje dos vinos porque soy millonaria.

—Y porque te pusiste nerviosa. —Sabe por el tono de voz de su hermana que está sonriendo—. Oye, eres ese tipo de persona.

—Guarda silencio. —Alex se ríe y Kara se pregunta desde cuando se le permite bromear con Lena, sintiéndose absurdamente celosa—. ¿Me embaucaste para venir a una fiesta y luego interrogarme? Porque aquí no hay nadie.

—¿Interrogarte? Soy la policía buena.

—Sí, claro. —Escucha los tacones de Lena acercarse.

—Y Kara está en el sillón —comenta, su voz se hace lejana mientras se mete a la cocina—. Deshidratándose.

Levanta la cabeza en el momento indicado, Lena mira sobre su hombro exactamente en su dirección. Sus verdes ojos bajan desde su cabello desordenado hasta su camisa desabrochada y su traje mal escondido. Se le llena la cara de vergüenza, con una mano escala hasta donde se encuentra la S de su pecho, es inútil esconderlo ahora.

—Sospecho que tienes salsa de tomate ahí. —Lena señala la comisura de sus propios labios—. Hola, por cierto.

Kara se sonroja tres veces más, limpiándose con la manga de su camisa, de todas formas ya está hecha un desastre. —Hola y gracias.

—¿Te han dicho que a veces eres demasiado formal? —Alex reaparece, cortando la cortina espesa de tensión entre ambas mujeres—. ¿Un traje, Lena? ¿En serio?

—¿A ti te han dicho cuán molesta eres?

—Sí, bastante a menudo, mira nada más quién es mi hermana —Kara se pone en pie, buscando una excusa para salir de ahí—. ¿Quieres ayudar a Brainy? Si lo dejamos lidiar con formas de apilar cosas nunca va a bajar.

Kara evita suspirar de alivio. —Uhm, claro.

—Y puedes tomar un suéter de Kelly —Agita la mano, apresurándola—. ¿Por qué comes como un infante?

La forma del hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora