Diez

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Es más de medianoche, Alex se frota los ojos mientras es arrastrada por Kelly hasta la salida. Ve a su hermana marchar tras lanzarle una última mirada de advertencia, muy cansada como para poder manifestar su orden: no te duermas muy tarde.

La puerta de la DEO se cierra tras ella, dejándola con un Brainy atareado en bases de datos interminables y una Lena demasiado centrada en su investigación. Parpadea varias veces, apartando el cansancio de su regazo, porque el trabajo de escritorio no es lo suyo. Deja su puesto frente a la computadora, decidida a conseguir un poco de cafeína antes de caer dormida (aunque la cafeína en realidad no le afecta). La capa arrugada de su traje ondea detrás suyo, es extrañísimo verla sentada con su atuendo de heroína.

Sirve dos tazas aunque nadie se lo pidió y empuja una contra Lena; ella apenas la mira dándole un trago largo sin preocuparse por la temperatura. No hace ni una mueca y en menos de dos minutos ya va por la mitad de su café.

Kara la observa con atención. —Disminuye el ritmo —pide—. Estira las piernas, cómete una dona, descansa —propone, con una sonrisa.

—Estoy ocupada —rechaza.

—Déjame hacer eso, puedes dormir un poco mientras me encargo. —Lena la mira sin creerle una palabra—. Por ese pasillo, tercera puerta a la derecha. —Le señala el camino—. Puedes tomar ropa de mi casillero, es el que dice Supergirl.

—No lo habría adivinado.

—Ve —ordena—. Intenta descansar, esto seguirá aquí cuando regreses.

—Eres demasiado insistente —rezonga—. No desordenes mi método de investigación, ¿quieres?

—Oye, mira con quién hablas, soy una genio del periodismo. —Lena ya le está dando la espalda, alejándose con una postura cansada y los pies arrastrándose. Kara necesita recordarle los beneficios de dormir ocho horas.

Resulta que Lena sí tiene un método distinto a la hora de investigar. Completamente científico y ajeno, recopila datos, números y eventos como listas, interesándose menos en los elementos que compondrían el ambiente o el contexto. Va ser difícil no arruinar todo. Para empezar repasa cada uno de los altercados importantes de su lista, añadiendo aspectos fuera de lugar, llamativos o potencialmente sospechosos. Le toma una hora abarcar toda la lista.

Está aislando y uniendo eventos similares cuando una mano se apoya en su hombro. Kara da un salto en su silla, mirando con amenaza a Brainy. Sus ojos tienen la capacidad de ocasionar, literalmente, mucho daño.

—Rao, eres en verdad silencioso.

—En efecto —Parece a punto de perder la cordura o la razón. Tal vez ambas—. Quería hacerte una pregunta.

—Oh, por supuesto, dime. —Se gira en su silla de oficina, desentona un montón estando ahí como Supergirl—. ¿Encontraste algo importante?

—No, de hecho, sólo mucha evasión de impuestos. —Entrelaza las manos—. Es sobre Lena.

Su semblante se torna serio. —¿Qué pasa con Lena?

—La pregunta es, ¿qué te pasa a ti con Lena? —Le arquea las cejas en un gesto adquirido, el cual le tomó varios intentos frente al espejo perfeccionar y del cual Nia siempre se ríe.

—¿A qué te refieres? —se echa contra el respaldo—. Lena y yo estamos bien.

Él entorna los ojos. —¿En serio?

—Hasta donde sé, sí.

—Actúas extraño —concluye.

—Define extraño —reta, cruzándose de brazos para denotar molestia.

La forma del hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora