Quince

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Se toma todo su vaso de agua en un trago. Por lo demás sólo intenta disimular sus nervios: toquetea sus lentes, tamborilea con los dedos y lleva al menos quince minutos sin dejar de mover la pierna derecha. Andrea la va a sacar a patadas pronto, eso seguro. Suspira una vez más y usa su mejor sonrisa cordial.

—Entonces... Andrea.—Frunce ligeramente el ceño, a veces es imbécil—. Snapper acaba de retirarse, ¿no es así? —Esa es información que absolutamente toda la oficina ya sabe.

El chisme se corre rápido entre periodistas, por Rao. Y ahora Kara está fracasando en ser discreta porque en verdad quiere ese puesto. También, en cierta medida, se lo merece ¿no? Acaba de ganar un Pulitzer. Es grandiosa. Esas fueron las palabras de Lena la noche anterior, con más de dos copas de vino encima y con los labios de Kara demasiado cerca. Por lo cual probablemente no fueron declaraciones objetivas.

—Sí, así es. —Su jefa tiene la poca consideración de no mirarla—. Buscar a su remplazo está siendo un dolor de cabeza. —Cierra la boca y luego le lanza una mirada confusa—. ¿A qué venías, Kara? Porque si no tienes más trabajo hay unos cuantos artículos que necesitan revisión urgente...

La interrumpe, porque odia la corrección. —No, no es eso, yo sólo... —comienza y repasa el discurso en su cabeza, si Lena le hubiera prestado más atención esa mañana ahora no estaría tan nerviosa—. Quiero aplicar para el puesto de redactora en jefe.

Andrea deja su computadora. —Oh. —Una sonrisa aparece—. ¿Por qué?

¿Es una entrevista? Porque definitivamente no está lista para esa parte del proceso. —Últimamente he estado más enfocada en mi trabajo como reportera, he escrito cinco artículos en el mes, todos bastante populares y creo que podría desempeñar el papel correctamente. Conozco a la gente de CatCo, tengo experiencia y...

—Kara esta no es tu entrevista. —Ah, menos mal—. Eres una buena candidata, tan buena como el resto —añade, con una expresión arrogante en el rostro.

¿Cuál es ese término en el póker? ¿Estar blofeando? (Lena es excelente en ello) y Andrea blofea en ese instante, no puede haber más candidatos. Su competencia más cercana es William, y aunque Nia es buena se pasa la mitad del día teniendo crisis existenciales sobre su futuro como única heroína de Ciudad Nacional tras ser abandonada por ella misma. Entonces, sí, ya casi tiene el puesto, ¿verdad?

—Primero te tengo una pregunta importante, ya que eres tan amiga de Lena Luthor.

Kara sin venir a cuento se sonroja hasta las orejas. —¿Sí?

—¿Por qué está renegociando para adquirir CatCo devuelta? —Podría desmayarse en ese preciso instante—. No me mires así, mi amiga que ya no es tanto mi amiga no se deja ver por ningún lado, debo conseguir la información en algún lugar porque, después de todo, fue ella quien me lo vendió.

—Yo... no lo sé —dice totalmente la verdad, Lena no suele hablar mucho del trabajo, sobre todo porque implica demasiada ciencia, pero ese tipo de situaciones debería comentarlas con su pareja formal. La maldice internamente—. Debe tener una buena razón.

—¡Sí! Una diferente a querer dejarme en bancarrota, maldición —pronuncia como una queja rápida, después devuelve la atención a su trabajo—. ¿De verdad quieres el puesto?

Le sonríe en disculpa por su novia acaparadora de empresas y también le responde—: Sí, en serio lo hago.

—Bien —suspira—, Te tendré en cuenta.

Tan pronto como sale de la gran oficina de Andrea le llama a Lena y se esfuerza por estar tan molesta como puede tras romper la regla de no guardar secretos. Están intentando confiar más la una en la otra con ese tipo de cosas: "Hey, te compré una empresa multibillonaria por Navidad, te amo". Bufa mientras sale a la terraza.

La forma del hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora