Ocho

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Alex se acomoda el chaleco de su traje completamente negro. Ajusta la última correa mientras sale de la sala de descanso, Brainy le lanza una mirada por encima del hombro y sostiene en la mano la que puede ser su octava taza de café en el día. Por algo le tiemblan las manos y parece peligrosamente cerca de perder la compostura. Hasta tiene desactivado su inductor de imagen.

—Brainy, ponte sobrio —ordena, entrando en la sala central para encontrarse con el desastre habitual de los últimos días.

—No estoy ebrio.

—Podrías correr en una carrera de caballos —alega—. Y ganarías. —Le arranca la taza de las manos, él le hace algo parecido a un puchero—. Sobrio —remarca.

—Bien. —Chasquea los dedos y cierra los ojos—. Sobrio.

—Ahora, ¿qué sucede?

—Oh, bueno. —Voltea a la pantalla central y un cronograma de las últimas dos horas, durante las cuales Alex durmió absurdamente poco, se presenta—. Supergirl no ha vuelto, eso nos obligó (a Dreamer y a mí) a salir al campo de batalla porque otro par de robots marca Luthor estaban sueltos por el centro de la ciudad, luego nos detuvo el tráfico gracias a algún tipo de desfile conmemorativo a... —Alex debe haber abierto mucho los ojos porque Brainy guarda silencio y le pasa una mano enfrente.

—Maldición. —Obtiene su celular del bolsillo—. No es posible, ¿no te dije que pusieras los eventos principales como asuntos relevantes?

—Eso hice.

Alex se pasa una mano por el cabello, alterada. —¿De qué era el desfile?

—Sobre Supergirl.

—Sí, gran genio, porque es su cumpleaños. —Se pone el celular en la oreja—. ¿Recuerdas hace un par de meses cuando Supergirl filtró su cumpleaños por accidente en televisión nacional? Pues deberías. Demonios. Cuelga globos o algo.

—¡Pero Supergirl ni siquiera se ha presentado! —alega él cuando la mira alejarse por el pasillo—. ¿Y de qué color los globos? —Para ello, claro, debe preguntarle a Nia (mientras se bebe otra taza de café). Y su novia lo manda directo a Lena Luthor, con el simple objetivo de chismosear acerca de su relación.

Eso no es nada nuevo, en realidad. Nia y Brainy han estado compartiendo información de primera mano acerca de la relación turbulenta de las dos mujeres. Hasta los más mínimos detalles, como: hoy Lena suspiró dos veces cuando hablé de Kara, o, Kara hoy casi llora tres veces cuando Lena apareció en las noticias. Ese tipo de cosa. Si pudieran tendrían camisetas a juego o un tablón de conspiración.

El caso es, Brainy pregunta, pero Lena no responde. Hecho que lo orilla —no literalmente porque él es chismoso de por sí— a espiar en su agenda. Vacía, totalmente vacía. Frunce el ceño, recargándose en su silla giratoria.

—Brainy. —Un paquete de globos azules aterriza en su cara—. Pon los globos, porque el pastel llega en veinte minutos. —Alex suspira, recuperando el aliento—. Te sorprendería la cantidad de pastelerías con diseños de Supergirl disponibles.

—Alex. —Ella le arquea una ceja—. Uhm, directora, ¿has hablado con Kara hoy?

—¡No! Es mejor así, porque... —Levanta el índice en amenaza—. Si sabe que olvidé su cumpleaños me va a asesinar, ¿de acuerdo? Ahora haz eso, llamaré a Kelly.

Brainy está inflando el tercer globo tras quince minutos. Tiene un método infalible, todos los globos tendrán el mismo volumen y no despertarán su nerviosismo al verlos todos diferentes. Es una ganar-ganar, si le preguntan.

La forma del hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora