Capítulo 18

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30 de noviembre de 2022
•Narra Vera
Me encierro en mi habitación del hotel después de oír la puerta de la habitación de Gavi cerrarse y no puedo parar de pensar en todo lo que me dijo y en cómo eso afectaba a mi cabeza. Desde que llegué a Qatar era él en lo único en lo que pensaba, lo único que miraba y lo único que me hacía tener ganas de estar aquí. Pablo me hacía sentir cosas sin tocarme, y ya no digamos tocándome. Cuando ayer me acosté con Eric por la noche, después de dejar a Ana con Pablo, él era lo único que venía a mi cabeza cuando Eric me penetraba. Pablo Pablo Pablo. Su respiración profunda cuando algo no le gustaba, los lunares de su cara que hacían un triángulo, la manera en la que arrugaba la frente cuando se fijaba en algo, y por supuesto, como me miraba. Mi miedo más grande era decirle que le quería, porque después de aquella noche en la que me dijo que lo único que quería era follar mi confianza en él decayó claramente. Aún así solo era él quien conseguía hacerme suspirar. No podía aguantar los celos cuando Ana estaba alrededor de mi entorno si él estaba cerca, a pesar de todas aquellas cosas que me dijo ayer, de que estaba insegura de mí, que me hicieron recapacitar y pensar todavía más en Pablo. No sabía nada, lo único que sabía era que Eric no me hacía sentir nada y que cuando Pablo estaba cerca, mi cuerpo dejaba de ser mío y pasaba a ser suyo, aunque ni siquiera me tocase.

Me siento en el suelo detrás de la puerta cerrada y pienso en el gol que me dedicó hoy y en nuestra conversación en la discoteca. Había dejado a Ana, y la había dejado por mí. No entendía a este chico, un día me llamaba borracho, al día siguiente no me quería ni ver, otro día solo me quería para follar y ahora deja a su novia porque quiere estar conmigo. O tal vez sea simplemente una excusa porque no la soporta. Fuera lo que fuera, esa conversación había despertado algo en mí, y las lágrimas empiezan a salir por mis ojos al darme cuenta de que estoy queriendo a alguien. De que por mucho que me resistiera desde el día 1, con fuerza, mucha fuerza, lo quería. Eran impulsos que mi cabeza no podía controlar y ahí me di cuenta, Pablo podía joderme la vida muy fácil si quería, porque ahora mismo era consciente de que lo quería y yo ya no podía luchar contra eso.

Puede que bajo un ataque de impulsividad, cojo el teléfono y le mando un mensaje a Eric con las lágrimas aún corriendo por mis mejillas.

-Eric, no puedo seguir con esto, tenemos que dejarlo.
Espero 2 minutos por si lo lee y cuando veo el doble palito azul tiro el móvil al otro lado de la habitación, otra vez por impulso.

No paro de llorar, a pesar de que llorar por querer a alguien no tenía mucho sentido, pero sí para mí. Nunca me había sentido de esta forma y me atemorizaba el hecho de quererlo, porque yo sentía que no me merecía ser querida. Sabía que eso era culpa de mi madre. Siempre he sentido, durante toda mi vida, que si mi madre no ha sido capaz de quererme, nadie lo hará para siempre, ni siquiera mi familia, era una insegura de mierda en ese sentido y por eso me había resistido tanto durante toda mi adolescencia a mostrar mis sentimientos. Por eso mi relación con Eric podía parecer más de amistad por mi parte que por la suya, que era amor, pero esta vez no podía controlarlo, no podía controlar ni a mi cuerpo ni a mi mente y me sentía impotente ante ello, también sentía que me iba a meter la ostia de mi vida. Por eso lloraba. Por eso, y porque iba a destrozar a una persona maravillosa solamente por el capricho de otra, que quizás no era tan maravillosa, pero que era a quien yo quería.

Me abrazo a mis piernas mientras lloro y a mi cabeza vienen todos los malos recuerdos que pasé con mi madre, no sé por qué, es como si me hubiese estado reprimiendo el llanto por tanto tiempo que ahora tuviese que salir todo. Y era verdad. Llevaba mucho tiempo sin llorar, sin contar la vez que Pablo me dijo esas cosas tan feas de que solo me quiso para un polvo, que solté 2 lágrimas contadas, pero las solté.

De pronto oigo 2 toques en la puerta y me asusto porque no me los esperaba, aunque sí me espero quien es. Por un momento me pienso si abrir, por si es Eric, ya que no me apetecía explicarle en este momento el porqué de mi decisión ni el porqué estaba llorando. Pero mi impulso por saber si es Pablo el que se encuentra detrás de la puerta es más primario y me decido a abrir.

Never knew I could feel that much - Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora