Capítulo 27

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5 de diciembre de 2022
•Narra Gavi
Estoy entrando en mi habitación del hotel con Vera y estoy triste pero feliz a la vez. Estoy triste porque hemos quedado eliminados del mundial, lo habíamos dado todo y eso no había servido de nada, además, quizás este no, pero hubo partidos que no ganamos porque no quisimos. Todo eso me entristecía, me entristecía que mi primer mundial fuese tan desastroso, sin embargo las veces que había hablado del tema con Vera me habían ayudado tanto que no me dolía del todo perder. Me dolería perder si no lo hubiese dado todo pero yo lo hice, y si otros del equipo no lo hicieron no es algo que estuviese en mi mano. Mi ira se transformó en tristeza y la tristeza se iría en cuanto todo volviese a la normalidad. Además por muy triste que estuviese tenerla cerca lo calmaba todo. Sentaba bien poder pensar esas cosas sin abofetearme a mí mismo por sentirme así. La quería. La quería mucho. Me había concienciado de verdad sobre ello en el momento en el que perdimos, cuando su cuerpo era el único que quería abrazar. Nos abrazamos delante de todas las cámaras porque en ese momento no exisitía nada más que nosotros. Ni siquiera vi el móvil en el camino de vuelta al hotel porque sabía que estaría lleno de noticias sobre nuestra derrota.

-¿Qué les pasa?-le pregunto a Vera mientras cierro la puerta de mi habitación hotel detrás de mí y refiriéndome a Zendaya y a Pedri.
-No sé si te lo puedo decir-me contesta ella quitándose los zapatos.
-¿Van a dejarlo?-le pregunto casi en un grito y ella me tapa la boca.
-Shhh-dice riendo-grita más, que no te escuchó mi hermano en Barcelona.
-A ver tonta-digo apartándola y con una sonrisa por tenerla tan cerca. La verdad era que parecíamos dos tontos sonriendo por todo. Hasta el más mínimo detalle que viniese de ella me producía una sonrisa y eso me preocupaba.-Dímelo-La cojo por los hombros en el momento en el que se da la vuelta.
-Es un secreto-me contesta-Pregúntaselo a Pedri.
-Sí, está Pedri como para que le pregunte nada ahora.-Digo mientras me quito la ropa para meterme en la ducha, porque no me había duchado desde que salimos del estadio.
-¿Qué haces?-frunce el ceño mientras me quito la ropa.
-Me voy a duchar-le sonrío pícaro-¿te vienes?-Duda unos segundos y rápido se quita la camisa y la falda que llevaba. Observo como se quita las bragas aunque ella piense que no la estoy viendo y luego el sujetador, produciendo en mi cuerpo una excitación muy grande por muy triste que estuviese.

Se mete en la ducha caminando con sus caderas de un lado a otro y yo me doy la mayor prisa posible. Abre el agua y se aparta en el momento en el que sale fría, entonces llego yo y agarro su espalda rozándome ligeramente contra ella.
Beso su cuello antes de que nos metamos en la ducha y ella suelta un leve gemido, nunca me iba a cansar de escucharla. Nos metemos debajo del agua y esta cae entre mis labios y su espalda. Ella se gira, haciendo que nuestras partes se rocen y por fin nos besemos en los labios. Cuando me besaba en los labios y sus pechos chocaban contra mi pecho, podía estar seguro de que pasase lo que pasase no me alejaría de ella. El miedo en mi cuerpo que se supone que debería estar, el que estaba antes del mundial que hacía que no me atreviera ni a decirle lo que sentía se había extinguido por completo, y estaba seguro de que no iba a volver.
Sus manos envuelven mi cuello y nuestras partes no paran de rozarse, pero prefiero desesperarla un poco más antes de metérsela. Ella gime y yo sonrío, provocando que se sonroje.
-Siempre nerviosa-le digo al oído y ella se muerde el labio volviendo a besarme.
Mis manos bajan a su culo manoseándolo a mi antojo, como si fuera mío, como si todo su cuerpo me perteneciese, así me hacía sentir cuando estábamos juntos. Era tan sumisa follando, pero tenía un carácter tan fuerte al salir de la cama que me volvía loco.
-Pablo-gime en mi oído-Fóllame. Pienso en hacerle caso pero prefiero desesperarla un poco más. Entonces me agacho y me arrodillo ante ella. Sabía que le encantaba y me puse al lío. Mis labios rozaron los suyos de abajo y mi lengua entro en su interior, alcanzando su clítores y haciéndola gemir muy fuerte. Acariciaba mi pelo y se agarraba a la barandilla de la ducha para poder sostenerse en pie, a la vez que repasaba toda su intimidad le tocaba el culo y no podía estar más excitado. Después de un rato me levanto y la vuelvo a besar, sin embargo ella demasiado excitada me vuelve a pedir que la folle.
-Pablo, por favor-gime en mi oido desesperada-fóllame.
-Pídemelo bien-le contesto.
Entonces hace caso a mis palabras y se agacha, sin esperarlo ni un segundo se mete mi polla en la boca y esta vez es más brusca que las otras veces. Lo hace con rapidez mientras me lame la punta con la lengua y yo me siento en el cielo. Le tiro del pelo y le muevo la cabeza de arriba a abajo, a pesar de que es ella quien lleva el ritmo. Cuando noto que estoy a punto de correrme la paro porque sé lo mucho que quiere que la folle.
-Levántate-le ordeno y ella lo hace.
Entonces la cojo por las piernas y ella las enrolla a mi cintura mientras choco su espalda con la pared. No me lo pienso ni un momento y la penetro fuerte, ella suelta un gemido que rápido tapo con mi mano. La penetro una y otra vez, sintiéndome de nuevo como el resto de veces, completamente unido a ella. Como si fuésemos una persona.
-Joder-le digo cuando estoy apunto de correrme y ella me mira directamente a los ojos. Sigo penetrándola el máximo tiempo que puedo, provocando una mayor excitación en ambos ya que no paramos de mirarnos a los ojos ni un segundo.
-Ughh te quiero-digo mientras me corro y cierro los ojos impidiéndome ver su cara.
Salgo de ella y bajo sus piernas hasta el suelo pero nos quedamos abrazados. Ella acaricia mi pelo mientras ambos nos recuperamos de este intenso polvo. Yo apoyo mi cara entre su cuello y su hombro y dejo un beso en este. La vuelvo a mirar y me besa en los labios, luego nuestras frentes se chocan.
-Lo has dicho-me dice algo satisfecha mientras yo la miro con el ceño fruncido.
-Has dicho que me quieres-contesta y yo me sonrojo.-No te pongas nervioso hombre-dice mientras sale de la ducha con una toalla por encima dejando que me duche tranquilo.
-Tu también lo dijiste-le digo desde la ducha mientras va a lavarse los dientes.
-Ya-contesta-¿y qué?
-¿Ya no te da miedo?-le pregunto mientras me echo un poco de champú.
-No-dice ella mientras se lava los dientes.-A ti tampoco por lo que veo.-Dice victoriosa.
-Flipada-le contesto riendo-¿Tanto te costaba decirlo?
-A lo mejor si te lo digo antes sales corriendo-responde ella y yo niego con la cabeza. Nunca saldría corriendo de su lado. Lo supe desde el día que la vi por primera vez.-Pero no te acostumbres.
-Lo mismo te digo morena-la llamo por ese mote tan nuestro que sabía perfectamente lo que provocaba en ella si se lo decía. Nervios.

Never knew I could feel that much - Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora