Capítulo 24

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4 de diciembre de 2022
•Narra Gavi
Me despierto un poco aturdido y cansado porque había dormido muy poco. Había estado toda la noche follando con Vera. Giro mi cabeza y la veo, dormida, con algunos mechones de pelo encima de sus ojos y la boca medio abierta. Esa era una de las razones por las que sabía que la quería. Cuando me levantaba después de haber pasado la noche con Ana, y la veía dormir, no sentía nada, solo ganas de haberme despertado solo. Sin embargo, ver a Vera dormir era una especie de regalo. Estaba hecho un cursi de cojones, pero lo sentía de verdad. Sus lunares, sus ojos marrones oscuros y tan grandes como dos botones, su nariz perfecta y su boca, joder, su boca era lo que más me gustaba de ella.

Ayer había estado fatal por el partido, siendo sincero, todos habíamos estado mal, sin embargo Vera fue la única capaz de ayudarme, la única capaz de hacerme entender que yo no tenía la culpa, y eso me hacía quererla todavía más. Además por fin había sido lo suficientemente valiente para dejar el miedo atrás. Ahora mi único problema era Eric y ganar el próximo partido contra Marruecos, si no estaríamos eliminados.

No miento cuando digo que estoy extremadamente preocupado, pero después de los ánimos de ayer por parte de la morena que tenía durmiendo a mí lado, me sentía capaz de hacer cualquier cosa. Sentía al equipo lo suficientemente unido como para ganarle a la selección de Marruecos, a pesar de que son muy buenos, nosotros somos somos mejores.

Dejo un beso en la mejilla de Vera y esta se retuerce dándome la espalda y con un leve quejido. Me levanto y voy a buscar mi móvil, el cual está en el pantalón, que se encuentra en medio del pasillo porque ayer en cuanto entramos nos quitamos la ropa. Me dispongo a ver qué hora es y tampoco era tan tarde, las 11. Tenía charla a las 16:00 y después entrenamiento hasta las 21:00. Ambas cosas eran decisivas para prepararnos para el partido de mañana. Tengo un par de mensajes de Pedri, de Balde y de Ansu, que contesto, y luego pongo música muy bajita para meterme en la ducha.

Pongo Coldplay, ya que últimamente era lo que más escuchaba y me motivaba, muchas de las canciones me recordaban a Vera.

Me quito los bóxers con los que había dormido y abro el agua de la ducha, me meto y dejo que la
presión del agua caliente caiga en mi pelo y en mi nuca, relajándome por completo y haciéndome no pensar en nada. De un momento a otro siento como unos labios besan mi espalda y unos brazos me rodean, haciéndome sonreír involuntariamente. Me doy la vuelta y la veo. El agua cae por su cabeza y todo su cuerpo se moja, bajo la mirada hacia sus pechos empapados y la beso. La agarro de la nuca atrayendo su cuerpo hacía mí haciendo que nuestras intimidades se rocen y un escalofrío recorra el cuerpo de ambos. El beso se vuelve cada vez más intenso y aún sin haber cruzado palabra tras despertarnos mi mano se posiciona en su intimidad, haciéndola saltar de la euforia y soltar un leve gemido. Introduzco mis dos dedos dentro de ella y suelta un grito ahogado contra mi hombro. Mientras le doy placer, ella besa mi cuello haciendo que me excite cada vez más y que caza vez me sea más difícil no follarla. Sin embargo, al contrario de como lo habíamos hecho otras veces, por ejemplo, ayer al llegar al hotel, esta vez no era tan brusco. Por primera vez en mi vida sentí que estaba haciendo el amor y no follando. Ella vuelve a besarme en los labios mientras el agua no para de correr por nuestro cuerpo, y una sonrisa se dibuja en mis rostro en mitad del beso cuando agarra mi miembro con su mano derecha y comienza a agitarlo, al principio con suavidad y luego más fuerte. Estoy tan excitado que no pienso en otra cosa que no sea en ella, en follarla y en hacerla mía. Solo mía. Eran estos los momentos que me hacían saber que la quería de verdad, cuando me hacía no pensar en nada, en nada que no fuese ella, claro. Cuando follaba con otras tías siempre acababa pensando en mis preocupaciones a la vez, nunca me ayudaban a sentir que estaba completamente en paz y en el lugar adecuado.
Vera se agacha para chupármela pero yo la detengo porque sé que si lo hace no tardaré ni un minuto en correrme. Ella me mira extrañada y yo la giro, apoyando todo su cuerpo contra la pared de la ducha. Sus pechos chocan contra el cristal, al igual que su abdomen y sus piernas, porque en este momento es toda mía.
-No te pongas nerviosa-susurro en su oído.
Ella asiente, impaciente de que mi miembro penetre su interior, y sin ningún tipo de antelación entro dentro. Puedo notar como nuestros cuerpos encajan a la perfección, como están hechos para estar unidos constantemente. La excitación comienza a ser imparable y la penetro con fuerza, con una mano le tapo la boca y con la otra manoseo su pecho derecho.
Ella gime sobre la palma de mi mano y yo cada vez la embisto más fuerte. Sin poder controlarlo, de un momento a otro me corro dentro ella, una de las mejores sensaciones de mi vida.
Vera me mira, empapada en los 2 sentidos y me sonríe como una niña pequeña. Yo la beso en los labios y nuestras frentes chocan.
-Buenos días-Dice ella tan cerca de mi boca que puedo notar su respiración.
-Buenos días-Digo yo aún más exhausto que ella.
Alarga la mano para coger algo de champú y comienza a extendérselo por el pelo, sin embargo, en un impulso algo involuntario, mi mano se posa en su cabeza y soy yo quien comienza a masajearle el pelo tan a gusto. Luego, ella hace lo mismo conmigo, masajeando mi cuero cabelludo y haciendo que me sienta en el paraíso. Al cabo de un rato salimos de la ducha, ambos envueltos en una toalla y ella se dirige al armario para buscar que ponerse. Yo me tumbo con la toalla todavía rodeándome la cintura y la observo desnuda mientras se cambia. Siempre tan guapa.
-No tengo ropa limpia-le digo avisándola de que me voy a marchar a mi habitación.
-Vale-dice ella mientras se pone las bragas y el sujetador.-¿Te vas?
-Me tendré que ir a vestir.-Mientras lo digo me lanza una mirada que no logro descifrar.
-¿Hoy entrenas, no?-Me pregunta.
-Sí, hasta las 9, ¿por?
-No, por nada-dice riendo.
-¿Qué pasa? ¿Va a ser mucho sin vernos? ¿Te ha dado tiempo a enchocharte tanto?-Le pregunto en broma.
-Cállate subnormal-Dice mientras se tira en la cama con su pelo mojado.
-Vas a mojar el edredón-Digo tumbándome también y tocándole el pelo.
-Habló-dice riendo, refiriéndose a la mancha de semen que había dejado ayer sin querer.
-Si quieres puedes venirte tú hoy a mi habitación-le digo cambiando de tema-Vuelvo a las 9 pero tengo que descansar para mañana, así que estaré en la habitación-Me reincorporo sentándome.
-Claro-dice ella-pero tú sí que te has echochado.
-No habrá sexo-digo en tono serio aunque en realidad es broma.-Mañana tengo partido-Una mueca de desilusión comienza a instaurarse en su cara.
-Vale-Responde ella-Eres tú el que no puede vivir sin el sexo.
-¿Yo?-digo haciéndome el ofendido-"oh Pablo sigue, más fuerte, más fuerte"-Digo acercándome a su oído e imitándola.
Su cara se vuelve roja en cuestión de segundos y me tira una almohada.
-¿No te ibas a cambiar? Pues vete-Dice sin mirarme a la cara.
Rápido, me pongo la ropa de ayer y salgo de su habitación con una sonrisa tonta de oreja a oreja, como si fuera un niño de 15 años.

Never knew I could feel that much - Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora