CAPÍTULO 6

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Eren arrugó los labios cuando la alarma del móvil sonó, y se revolvió en la cama, apagando su celular antes de suspirar.

Sus ganas de ir a trabajar eran inexistentes, y se sintió peor cuando, de pronto, Levi lo abrazó por la cintura, acurrucándose a su lado y dándole un pequeño beso en el cuello. Eren lo miró, chocando con sus ojos grises, sonriéndole al notarlo amodorrado, aunque con una ligera sonrisa.

Era la primera noche que Levi pasaba a su lado como su pareja, durmiendo en su cama, después de mudarse definitivamente. Y la sensación era más que perfecta: era única.

—¿Tienes que ir a trabajar? —murmuró el pelinegro, dándole un pequeño beso.

—Sí —susurró Eren, revolviéndole el cabello.

—No... —Levi escondió su rostro en su pecho, como un niño pequeño—. Quédate conmigo y sigue durmiendo. Eres muy cómodo.

Eren soltó una pequeña risa ronca, negando con la cabeza, y miró el techo, pensando en lo bien que se sentía Levi en sus brazos. En lo cómodo que era tenerlo así, protegido totalmente, sin nadie que pudiera hacerle daño.

—Mi amor... —murmuró Eren, frotando su mejilla contra el cabello de Levi.

—Bueno, está bien, me levantaré e iré a prepararte el desayuno...

—Levi—se miraron a los ojos, y Eren le besó en los labios con lentitud, llenándose con ese simple gesto—, puedes quedarte durmiendo, ¿sabes? No es necesario que te levantes conmigo a esta hora.

—Pero...

—Nada de peros —le dio otro beso, sonriendo de lado—. He vivido solo desde los dieciocho años, cariño, sé preparar un desayuno.

Sin un poco de convicción, Levi asintió y lo abrazó, besándole la mejilla de paso.

—Te quiero, alfa gruñón —le dijo cariñosamente.

—Yo también, bebé —Eren se quitó las mantas de encima, revolviéndole el cabello— Iremos a cenar fuera, ¿te parece? Para celebrar tú llegada a casa.

—Eres demasiado lindo conmigo —Levi sonrió, dejando que Eren lo arrebujara entre las sábanas—. Siento que no... que no merezco esto de ti.

Eren le pellizcó las mejillas, sin soltarlo un poco, y le besó la punta de la nariz.

—Te mereces esto y más —Levi sonrió tímidamente—. Ahora duerme, te llamaré durante el día, ¿bien?

—Está bien —Levi se acurrucó entre las sábanas, sin dejar de mirarlo—. Te quiero, Eren.

El castaño le respondió con un beso antes de ir al baño.

Minutos después, salió de la ducha, notando que Levi se quedó dormido, y permaneció unos minutos admirándolo, notando su suave perfil perfecto, su desordenado cabello azabache, sus mejillas de porcelana, su labio inferior sobresaliendo en un puchero inconsciente, los pequeños resoplidos que soltaba.

Dios, Levi era hermoso. Era el omega más hermoso que vio alguna vez en su vida, y se sentía demasiado afortunado de haber sido elegido como su alfa.

Quería tenerlo siempre en sus brazos, riendo, siendo el único lugar al que Levi iba a mirar siempre.

Se inclinó, dándole un beso en la frente.

—Voy a protegerte de todo, lo prometo —le susurró antes de marcharse del cuarto.

—Voy a protegerte de todo, lo prometo —le susurró antes de marcharse del cuarto

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Kilig - EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora