CAPÍTULO 12

694 88 36
                                    

—Yo no habría perdonado a mi alfa por una infidelidad. ¡Eso es humillante! Yo le habría roto el pene y obligado a que se lo comiera.

—Es por eso que no tienes pareja, Ymir.

—No tengo pareja porque nadie es lo suficientemente digno para mí —replicó Ymir, mirando sus uñas con interés.

Isabel suspiró, rodando los ojos mientras observaba a Levi, que ese día llevó a Ethan a las clases, pues su alfa tuvo una operación de emergencia y no tenía a nadie que pudiera cuidarlo. El bebé, en brazos de Levi, estaba mirando concentradamente un cubo rubik, tratando de girarlo con sus rechonchas manitos, ajeno a todo el mundo. Levi masticó una manzana.

—No lo he perdonado —contestó Levi, distraído.

Ymir resopló, levantando la vista.

—Deberías averiguar con quién te engañó —siguió picando Ymir—, así le das una paliza.

Isabel golpeó a Ymir en la cabeza, sacándole un quejido.

—De verdad, ¿no te cansas de ser mala? —regañó —. Lo que menos necesita ahora Levi es que no lo apoyemos.

La beta suspiró, negando con la cabeza.

—Es sólo que no puedo entenderlo —respondió Ymir—. Una infidelidad... ¿cómo puedes soportarlo?

No, en realidad no lo soportaba.

Varias noches se sorprendió a sí mismo, mientras Eren le hacía el amor con total dedicación y ojos llenos de ternura y cariño, si esa omega de rostro desconocido que Eren besó no sería mejor que él. Si no tenía mejores cualidades más acordes a las necesidades de Eren. Si no podía darle ese bebé que Eren tanto parecía querer.

Esa mañana botó al basurero la tercera prueba de embarazo que se hacía desde que Eren lo marcó, con el mismo triste resultado: negativo.

Levi era fértil, lo sabía, pero sabía también que sus hormonas no estaban en sintonía con las necesidades de su alfa, porque estaban más preocupadas de envolver a Ethan para que estuviera bien y feliz. Sólo cuando Ethan fuera más independiente recién podría quedar preñado otra vez, pero para eso todavía faltaba, y no sabía cómo sentirse respecto a aquello.

—¿Estás seguro de que un día no aparecerá esa omega a decir que quedó en cinta? —preguntó sin maldad Ymir.

Levi sacudió la cabeza.

—Eren dijo que sólo se besaron —murmuró débilmente.

—Y el infierno es sólo un sauna —replicó Ymir, antes de ganarse otro golpe—. Deberías sacarle celos con Porco. Nuestro pobre profesor te mira como un cachorrito —agregó Ymir como si nada.

Levi la miró con reproche, pero antes de poder hacerlo, Ethan se adelantó:

—No guta. Él —miró a Ymir con grandes ojos inocentes y la beta no pudo resistirse: a pesar de lucir como una chica despectiva con el mundo, tenía un corazón de oro, y no dudó en tomar a Ethan en brazos.

—No me acercaré a Porco —le dijo a Isabel, mientras su amiga se dedicaba a balancear a Ethan, sacándole carcajadas—. Eren me está dando mi espacio, y yo también respetaré su pedido.

—¿Él te pidió no acercarte a Porco? —preguntó Ymir con regaño en su mirada.

—No —Levi se encogió de hombros, viendo como los estudiantes entraban al salón para el inicio de la siguiente clase—, pero sé que no quiere que lo haga. No más mentiras. No más celos. No más problemas.

Ambas amigas se miraron, tratando de no soltar un comentario que pudiera herir más a Levi de lo que ya estaba, y se limitaron a suspirar. Se acomodaron en sus asientos cuando el pequeño receso terminó, con el resto de los estudiantes entrando al salón.

Kilig - EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora