Kilig - Ereri

CAPÍTULO 10

Eren estacionó el auto fuera del edificio, mirando a un nervioso Levi que jugueteaba con las correas de la mochila. Ethan los observaba, confundido.

—¿On tamos? —preguntó con sueño.

—Tal vez será mejor devolvernos —dijo Levi, llamando la atención de Eren—, ni siquiera sé por qué estamos aquí, digo, quizás no debería continuar mis estudios y dedicarme sólo a Ethan y nuestros futuros hijos, así no–

—Cariño —le llamó la atención Eren—, por favor, respira—el omega obedeció, tomando aire y botándolo varias veces—. No pienses esas cosas, ¿está bien? Sé que quieres seguir estudiando y terminar la secundaria como corresponde, así que, por favor, no te estreses —le dio un pequeño beso en los labios—. Ethan y yo confiamos en ti.

Levi sonrió de forma temblorosa y tomó aire una vez más antes de abrir la puerta. Antes de salir, se giró hacia Ethan, que estaba cerrando sus ojos por el sueño.

—Pórtate bien con papá, pequeño —le dijo de forma cariñosa.

—Mmm... —asintió el bebé, frotando sus ojitos.

Sonrió y se volteó hacia Eren, dándole otro beso en los labios.

—Pasaré a buscarte apenas termines —le dijo el alfa, pellizcándole la nariz.

Levi asintió.

—Te quiero —le murmuró contra la boca.

Eren soltó un gruñido de placer.

—Yo también te quiero.

Levi cerró la puerta, dejando el calor del auto para caminar hacia el edificio donde ya varias personas entraban en camino a las salas de clase. Levi miró su horario, indeciso, y comenzó a buscar el salón donde tendría Literatura, la primera clase en la escuela nocturna a la que asistiría durante dos años para terminar sus estudios. Luego, Eren le dijo que si quería estudiar otra cosa podría hacerlo, pero Levi no quería adelantarse.

Por ahora, terminar su educación secundaria estaría bien.

Entró al salón, nervioso, y con la vista baja se sentó adelante, su olfato notando a betas y omegas entre el resto de estudiantes, todos mayores de dieciocho años, y no se sintió tan fuera de lugar.

—Hola.

Parpadeó, dejando de morder su labio inferior, y levantó la vista, encontrándose con la mirada de una dulce chica que le sonreía amablemente.

—Hola —saludó nervioso, sonriendo con timidez.

—Soy Isabela Magnolia —dijo la chica, sentándose a su lado—. Eres nuevo por aquí, ¿no es así?

Levi sintió sus mejillas coloreadas.

—Sí, yo... Yo soy Levi Ackerman —volvió a morder su labio inferior, sin perder el nervio.

—Levi Ackerman—repitió Isabel con ternura—, eres un omega muy asustadizo, ¿no es así? No te preocupes, aquí todos somos betas y omegas, no tienes que reaccionar con tanto miedo —le revolvió el cabello con confianza, volviendo a sonreír—. Además, por tu olor, parece que tienes un alfa muy celoso y sobreprotector.

Sintió sus mejillas coloreadas, pero se sentó con orgullo.

—Eren sólo quiere cuidarme —dijo feliz.

—Entonces no te estreses demasiado —Isabel soltó una sonrisa baja—, los profesores son muy buenos y no nos discriminan a pesar de no haber terminado la secundaria. Oh —puso una expresión pensativa—. ¿Cuántos años tienes, Levi?