AMOR PROHIBIDO

CAPÍTULO 5: LOS MOMENTOS MÁS DULCES

Al otro lado del océano, una pareja de enamorados vivía uno de los momentos más dulces y felices de sus vidas.  Un guapo castaño llevaba orgulloso de su mano a la bella mujer de rizos traviesos que vestía de blanco y que no dejaba de mirarlo con adoración. Con las emociones a flor de piel, exclamó.

—¡Terry! ¡Este restaurante está precioso!

—¿Te parece? Bueno, la verdad es que este lugar me gusta de una manera muy especial. Los restaurantes aquí en Londres suelen ser muy estirados y formales, pero este siempre me resultó acogedor y con un buen ambiente familiar.

La mujer tenía los ojos brillantes y una sonrisa de genuina alegría.    La pareja de enamorados llevaba ya varias semanas viviendo juntos.  Para él era como vivir un sueño que creía imposible, para ella esa convivencia la llenaba de una energía increíble, pues jamás pensó formar un verdadero hogar con el hombre que realmente amaba.   Conforme avanzaron los días de convivencia, se dieron cuenta que ya les era  imposible seguir habitando en aquel cuarto de hotel en el que Terence estaba hospedado, así que decidieron rentar un pequeño departamento para empezar desde cero. Después de dos intensas semanas en la que se acoplaron al pequeño apartamento, por fin tuvieron un día de descanso para compartirlo sin nadie que los interrumpiera.

Terence estaba fascinado con la brillante sonrisa de la rubia, había algo en ella que la hacía lucir más radiante. Queriendo sentir su tacto, tomó la delicada mano de su mujer y depositando un suave beso en el dorso de la misma,  le habló.

—¿Sabes algo, mi amor? Siempre me has parecido una mujer hermosa, pero desde que estás aquí en Londres, tienes un brillo especial en tu mirada que me deslumbra.

—¿De verdad te parezco linda?—preguntó la rubia con un ligero sonrojo en sus mejillas.

—Eres cautivadoramente hermosa, perfecta para mí. —decía él mientras besaba con ternura las manos de ella.

—Gracias amor, atesoro mucho tus halagos. Es curioso que tú me ves hermosa justo ahora que cargo estas enormes ojeras porque sencillamente mi cuerpo se resiste a asimilar un cambio de horario.  Sabes amor, siempre he pensado que eres tan guapo y varonil que bien podrías tener a la mujer que quisieras a tu lado; sin embargo has querido estar conmigo que solo soy una mujer con una vida demasiado complicada, un  paquete lleno de problemas diría yo.

—¿Paquete? ¡Pero qué dices, mujer! Tu eres mi otra mitad, Candy.  ¿acaso no somos una pareja?entonces los problemas los podemos resolver juntos.   Sabes, mi tío siempre me dice que en el  viaje de la vida, todo puede suceder.  Hay miedos, errores y dudas que no nos dejan crecer.  Seguramente habrá tristeza, heridas y nubes que no nos dejarán ver el otro lado del camino, pero el asunto es cómo los enfrentemos y la fuerza que tengamos para avanzar.   Para mí,  tú no eres un paquete, eres esa fuerza que me  impulsa a seguir mi viaje.

El ojiazul hizo una pausa, quería abordar un tema que llevaba suspendido entre los dos y pensó que ese era el momento adecuado.  Candice debía de tener la seguridad que él estaba dispuesto a luchar por ella.  Sea cual sea el panorama que se presentase, él estaría ahí para ella.

—Se bien que desde tu llegada no hemos hablado de tu situación actual con William, y no he querido incomodarte con preguntas, pero si te refieres a eso como un "paquete de problemas" sabes que dialogando con calma y entre los dos podemos hallarle solución a todo. Juntos sabremos cómo enfrentar todos esos problemas. Sé que no es fácil nuestra situación, pero yo estoy dispuesto a que sigamos juntos a pesar de todo.

Candice suspiró aliviada. Era cierto que desde su llegada a Londres, Terry no había querido preguntarle sobre su situación legal con ex-esposo, pero ya era hora de que el tema se pusiera sobre el tapete y de que ella por fin le revelara su embarazo.    Sí, aquel embarazo que había decidido mantenerlo en secreto hasta que la situación entre ellos quedara completamente clara.