CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO TRISTE DESPEDIDA

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Los ojos de Candice no hacían otra cosa que mirar por la ventana la oscuridad de la noche. Aunque sus verdes iris no podían ver un solo destello brillante en el firmamento, su mano constantemente encontraba el camino que la llevaba directo a las únicas estrellas que quería sentir entre sus dedos.   Así era siempre, su amado dije de estrellas conjuntas era  ese pequeño remanso de paz en medio de noches dolorosas.

—¿Por qué el destino se ensañaba maliciosamente con el amor entre ella y Terry? —era la tormenta que se había instalado en su mente.  Cada vez que parecía acariciar algo de paz y tranquilidad, una nueva ola de problemas los acechaba.

—¿Hasta cuando? —se volvió a preguntar.

Sentía su corazón en un puño y claramente los ojos le escocían por las lágrimas retenidas.  A ella no le había importado vivir ese tobogán de emociones en el día, porque al final había quedado flotando sobre una nube rosa de felicidad cuando recibió la noticia de su nuevo embarazo, no obstante, fue llevada de golpe al piso cuando se enteró de los planes que Terence tenía para con ella. —¿Cómo era posible que él la quisiera apartar de su lado? –era la molesta pregunta que se realizaba para sí mismo, pero la respuesta bien se la podía imaginar; sin embargo no podía dejar de reprocharle a Terence esta nueva y forzosa separación. 

 Inevitablemente, el amargo llanto se hizo presente en ella.

Lo peor que le podía ocurrir a Terence era ver llorar a Candy y  más cuando se sabía el causante directo de sus lágrimas.   Cuando vio el cuerpo de su esposa temblar y la escuchó sollozar llena de angustia, caminó hacia ella para aferrarla a su pecho.   A pesar de que hace poco ella se había disgustado fuertemente con él por la decisión que había tomado sin consultarle nada, no dudó en envolverla entre sus brazos y tratar de explicarle sus motivos.    Con palabras susurrantes, parecidas al suave silbido del viento, le dijo

—No llores, por favor...Te prometo que nuestra separación no será por mucho tiempo, solo el necesario para acabar con todo este maldito problema de una buena vez. Necesito protegerte, mi amor. Si algo te sucediera a ti o a nuestros hijos...yo...moriría. No te puedo perder...otra vez. Sencillamente no lo soportaría.

Ella era consciente de la sinceridad de esas palabras; sin embargo, su sollozo no se pudo aplacar, y aferrándose a la camisa de él como si con ese acto lo pudiera retener a su lado, angustiada expresó.

—¿Y si todo sale mal? ¿Qué sucede si Susana arremete con toda su furia en el juicio y logra hundirte? ¡Ella es una desgraciada que no le importa nada ni nadie! ¡Irás sin remedio a la cárcel! ¡No quiero! ¡No lo quiero! ¡No quiero separarme de ti! No me separes de ti...[sollozo]

—Amor, soy inocente de lo que ellos pretenden acusarme. ¿Cómo podrán mantener una acusación de algo que no he hecho? Todos estos días hemos estado analizando con Stear y mi tío el posible panorama que Susana puede presentar en el juicio para sustentar su acusación. Tenemos cómo defender mi inocencia, pues la verdad está de mi lado.

—Pero, Neal es astuto, si te ha amenazado con echarte a ti la culpa del incendio en la mansión y la supuesta amenaza de muerte en su contra, es porque tiene un plan fríamente calculado para hacerlo.   Esa mujer y él ya deben tener una coartada para encarcelarte. ¡Dios, Terry! muero de miedo con tan solo pensar en que puedan condenarte.

—No ocurrirá.  Mira, cariño, poco a poco hemos ido sacando a las personas de poder que respaldaban a Neal. El más fuerte era el comisionado Mark Harrison y él ya tiene sus días contados, mi tío ya se encargó de eso y un nuevo comisionado será puesto en su lugar.  Incluso tenemos muy buenas referencias de él,  se dice es un hombre incorruptible.

—¿Crees que eso nos ayudará a que el caso avance sin que tengas que ir a prisión?

—Estoy más tranquilo.  Con un nuevo comisionado al frente, será más fácil solicitar que el inspector Stevenson regrese al caso y se lo retome desde donde lo dejó, sin distracciones. De ser así, la supuesta amenaza en contra de Neal pierde piso y fuerza.    Candy, estoy seguro de que Neal es el artífice del incendio, porque tú y la fortuna Ardlay son su objetivo.

AMOR PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora