Los rayos del sol danzaron juguetonamente sobre el rostro de Candice, quien luego de muchas noches en vela, por fin había tenido una noche completa de sueño reparador. Cuando sus verdes ojos se abrieron por completo pudo divisar la figura de Terence sentado sobre la poltrona que estaba en una esquina de la habitación. Se levantó despacio para que Sofía no se despertara y fue hasta donde él estaba.
Se percató de que el hombre estaba profundamente dormido en una posición por demás incómoda, vistiendo incluso la ropa del día anterior. Acarició mimosamente la suave cabellera castaña, procurando no despertarlo, pues quería que él también tuviera un sueño reparador. Las marcadas ojeras y la sombra de una incipiente barba la conmovió; pues todo apuntaba a que Terence había pasado la noche entera velando el sueño de ella y de su hija sin importar el enorme cansancio que ya traía encima.
Con las energías renovadas, la rubia se duchó y cambió sus ropas rápidamente, el día era largo y no quería que todo el peso de la situación recayera en el castaño, pues él ya había tenido suficiente con la tarea de rescatar a los niños.
Si bien Sofía había tenido un plácido sueño, esa tos recurrente que presentaba debía ser revisada de inmediato. Aunque la niña no quisiera, ese día tendría que llevarla al especialista.
Bajó a la cocina para encontrarse con la dulce imagen de la abuela Martha preparando el desayuno.
—Buen día, abuela Martha.
—Buen día mi niña. ¿Pero qué hace despierta tan temprano? Debes estar en reposo absoluto y no dando vueltas por la casa. Si el joven Terry te ve pululando por aquí te va a regañar.
—Es que me gustaría llevarle un desayuno a Terry y a mi niña. Él no ha tenido una buena noche; pues se ha quedado dormido en la poltrona.
—¡Ay mi niña! No debes preocuparte por eso, ya me estoy encargando del desayuno de ustedes tres porque yo ya sé que es lo que a ti y a mi pequeñina les gusta.
—Gracias, abuela Martha, y no se preocupe que yo sé lo que a mi Terry le encanta.
La abuela Martha arreglaba una enorme bandeja con el suculento desayuno, mientras veía con agrado como Candice preparaba el té que seguramente debía de ser el preferido del castaño, Ver la hermosa sonrisa en el rostro de la rubia hizo que se animara a preguntarle.
—Mi niña, te mueres por atenderlo y consentirlo ¿verdad?
[suspiro] —Honestamente sí, muero por regresar a la vida de pareja que teníamos en Londres. Desde que lo fui a buscar allá soñé con una vida de tres, él, yo y nuestro bebé, sin que la sociedad nos juzgue por nuestro amor.
—Cariño, la vida siempre nos pondrá pruebas, y aunque a veces parezcan injustas, con el tiempo entenderás que fueron pruebas necesarias para avanzar porque nos ayudan a fortalecer nuestro espíritu. Bien dice el refrán "Tiempos fuertes hacen personas fuertes". Sé que pronto la tempestad pasará y tu sueño se cumplirá, solo tienes que confiar en Dios y en la fortaleza de ese amor. Ahora subamos el desayuno, que ese par debe estar muriendo de hambre.
Cuando las mujeres entraron en la habitación, las tiernas carcajadas de una pequeñita fue el saludo matinal que se escuchó. Candice se quedó encantada observando como Terence hacía cosquillas a Sofi y ella reía encantada con el juego.
[carcajadas]
—¡Tedens! ja, ja, ja besho, besho oso, ¡besho oso! ¡Tedens!
Ante el pedido de su hija, el castaño no dudó en complacerla. De forma juguetona emitió pequeños gruñidos sobre el rostro de la pequeña provocando más carcajadas.
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AMOR PROHIBIDO
RomanceElla era una hermosa mujer cuyo destino era solo ser un adorno de escaparate. Él, un hombre con las ganas de salir adelante por sus propios medios. Sus vidas se cruzarán de una manera especial y muy particular donde el amor jugará un papel import...