18

491 50 0
                                    

En el camino de regreso a la prisión, Agustin no se había concentrado en lo que había sucedido, demasiado preocupado porque Alex estrellaría el auto, pero una vez que regresaron, y Marcos estaba tras las rejas, achaques, dolores y humedad regresaron al cuerpo de Agustín.

Le dolía entre las piernas, y cada respiración era aguda y punzante. Cuando llegó a casa, se echó más agua en la cara y se quitó la camisa. Había una marca roja de los dientes de Marcos en su hombro, trazó el óvalo con su dedo y se estremeció.

—Tuve relaciones sexuales con Marcos Ginocchio en un baño público.

Confesar su sobresaltada reflexión no alivió el remolino de emoción y confusión. Retrocedió y huyó del baño. Necesitaba decírselo a alguien más, y encontró la audiencia perfecta. —Tuve relaciones sexuales con Marcos Ginocchio en un baño público...

Agustín respiró lentamente después de su confesión y cerró los ojos mientras esperaba una respuesta. No había nada, y le echó un vistazo a su pecho. Marte lo miró, luego apartó la vista y comenzó a limpiar sus bigotes.

—¿Eso es todo? ¿No me vas a arañar? ¿Sisear? Llamarme un idiota.

Marte bajó la cabeza e hizo su mejor impresión de una botella de agua caliente. Agustín miró al techo y apoyó las manos en su pelaje.

—Tuve relaciones sexuales con Marcos Ginocchio, y no debería haberlo hecho.

La casa estaba inquietantemente tranquila, y Agustín podía oír las paredes crujir por la caída de la temperatura.

—Tuve relaciones sexuales con Marcos Ginocchio, y podría terminar en la cárcel.

El viento aullaba junto a la ventana, y una rama arañó contra la pared de la casa.

—Tuve relaciones sexuales con Marcos Ginocchio, y no me arrepiento.

Agustín cerró los ojos y suspiró hasta que finalmente sucumbió al sueño.

Cuando Agustin no estaba preocupado por un temido golpe en la puerta de la policía, estaba preocupado por los resultados de su estudio. Finalmente, reunió todas las piezas del rompecabezas y comparó las imágenes de resonancia magnética con la lista de verificación del psicópata. Su hipótesis se hizo realidad, todo hasta que el último participante congeló su corazón palpitante.

Marcos no se ajustaba a la hipótesis; lo contradijo.

—Maldito seas, Marcos Ginocchio.

Agustín recogió sus papeles y se volvió hacia la ventana. Estaba oscuro afuera, y podía ver las estrellas brillando sobre él. Al día siguiente iba a visitar la prisión de Greenwood por última vez. Iba a interrogar a cada participante, luego se alejaría, para nunca volver a verlos. La idea de alejarse de Marcos tenía una náusea hinchada en sus entrañas, pero sabía que tenía que hacerlo. La única forma de superar a Marcos era nunca volver a verlo, sin importar lo dolorosa que se sintiera la idea.

************

Después de que Agustin explicara el estudio y su hipótesis, Nacho asintió y le ofreció la mano de la misma manera que lo haría una reina. Agustín no besó sus nudillos, sino que se aferró y sacudió.

—Fue un placer conocerte, Agustin.

—A ti también, Nacho.

Se fue sin mirar atrás, y Agustín se relajó en su silla.

Nacho le dio un fuerte abrazo a Agustín y, dos minutos después, la puerta se abrió de golpe y los grandes guardias lo sacaron a la fuerza.

—No me estaba lastimando—. Agustín dijo: —Fue un abrazo, eso fue todo.

PSYCOPATA ; 𝙼𝙰𝚁𝙶𝚄𝚂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora