Agustín hizo todo lo posible para empujar a Marcos a la parte de atrás de su mente, pero su recuerdo se negó a ser dejado de lado. Era otro de sus juegos mentales, dejando a Agustín con preguntas y sin respuestas. Si acabara de decir adiós como los demás, Agustin podría haber seguido adelante con su vida, pero a Marcos le gustaba el control, y hasta que el catorce de diciembre pasara, sabía que estaría atascado preguntándose, incapaz de avanzar. Pasaron dos meses, y se acercó el plazo de la promesa de Marcos. Agustín odiaba la parte traidora de su corazón que se atrevía a tener esperanza.
Se quedó mirando su computadora portátil, el estudio escrito listo para entregar, pero no pudo enviarlo. Sabía que estaba destinado a ser rechazado, no a ser impreso en el diario psicológico como había esperado, sino enterrado en una pila de rechazos.
Agustín suspiró, luego bajó la tapa. No podía soportar la carta de rechazo, y optó por mantener sus descubrimientos para sí mismo un poco más. Se metió en la cama, tiró del edredón hasta la barbilla y cerró los ojos.
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Agustin fue sacado de su sueño, no por las afiladas garras de Marte, sino por su teléfono sonando repetidamente. Gimió, se pasó una mano por la cara y luego alcanzó el teléfono.
—¿Qué?
—Necesitas poner las noticias en este momento.
No había hablado con Lucila en semanas, demasiado temeroso de que ella mencionara a Marcos y él haría algo tan embarazoso como rogar por saber cómo estaba, o Dios no lo permita, llorar.
Agustín se frotó el sueño de los ojos, luego miró su reloj. —Son las tres de la mañana.
—Sólo enciende la maldita televisión.
—Bien, bien, —dijo Agustin.
Luego palmeó el espacio a su lado en la cama para el control remoto.
—Date prisa-
—Me estoy apresurando, aquí vamos.
Agustín se acomodó en la cama y presionó el botón rojo del control remoto. La televisión tardó unos segundos en cobrar vida, y luego Agustin estaba parpadeando por la pantalla brillante.
—Las noticias, —dijo Lucila.
—Está bien, está bien, estoy en eso.
El canal cambió y toda la somnolencia desapareció de Agustín cuando vio la cara de Marcos.
—¿Está bien? —Jadeó.
—Marcos está bien. Lee el titular en la parte inferior.
Agustín apartó los ojos de la foto de Marcos y frunció el ceño ante el estandarte rojo que se deslizaba por la pantalla.
—¿Él no es un asesino?
—Daniela celis, Tomas Holder y Constanza Romero están todos vivos.
Agustín se agarró la cabeza y cerró los ojos. —Todavía debo estar dormido.
—No estás dormido. Marcos Ginocchio no ha matado a nadie.
—Pero la sangre en la escena. El dedo de Daniela, el pelo de Constanza.
—Ellos lo arreglaron todo. Lo han admitido. Algunos planean fingir sus muertes y comenzar de nuevo en algún lugar nuevo.
—¿Por qué...por qué Marcos estaría de acuerdo con eso?
—Esa es la cosa. Está diciendo que no recuerda nada de esa noche. Se despertó rodeado de sangre, todas las pruebas apuntaban a él, y aceptó la acusación con poca resistencia.
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PSYCOPATA ; 𝙼𝙰𝚁𝙶𝚄𝚂
FanfictionMarcos Ginocchio un preso de los más peligrosos y psicopata, te lee con solo mirarte unos segundos, consigue una nueva obsesión un psicólogo Agustin Guardis