Familia
- Eliza puedes vestirte de una vez por todas llegaremos tarde cariño.
-Voy mom pero...
-Nada de peros te pondrás ese vestido con esas bonitas zapatillas echas para ti cielo.
Mi querida madre me conocía tan bien tal como si me hubiese parido....
Eso había hecho niña
-Como que quieres que use esas cosas echas para torturar a las mujeres, a las de nuestra especie mom. -lloriqueé
- Son muy bonitas cielo se te verán genial y se acabó la discusión. -Esa miradita da miedo así que me rendiré.
- Okey PERO LES COMUNICO QUERIDOS PROGENITORES QUE NO VOY A SALIR EN TODA LA SEMANA.
- Nunca sales princesa así que no nos preocupa raro MUY RARO seria que si salieras. -Dijo con sorna mi dad
- Pensé que me amabas, TRAICIÓN te burlas de mí. -Hice berrinche.
- Yo te amo princesa, eres mi vida y ponte las zapatillas te resfriaras si sigues descalza.
Mis padres eran brujos ósea ni siquiera me estaban viendo o talvez era muy predecible.
Bajaba las escaleras con poca gracia "dios aun no me lleves seria una muerte muy poco honorable"
Casi muero por los estúpidos tacones y las gradas de mármol.
- Te ves preciosa amor. - dijeron apenas iba bajando.
- Gracias. - sonríe forzosamente
- Ay cariño no podrías sonreírnos con naturalidad y no haciéndonos una mueca que se ve horrible en tu preciosa cara.
- Insultas a mi linda y hermosa sonrisa mamá. - Dije con falsa indignación
- ¡Oh claro que no querida hija!- Soltó una risita
- Bien preciosuras andando. - Nos dedico una mirada cariñosa
- Papi me va a dar diabetes. - lloriqueé
Tras una larga hora en el coche llegamos a una lujosa mansión donde no faltaba coches de marca demasiados extravagantes para mi hasta había uno bañado en oro estoy segura.
- Adelante bienvenidos, permítanme sus abrigos. - Un hombre vistiendo pulcramente un traje ayudaba a sacarse su abrigo a mi madre como si no pudiera sola.
- Gracias. - Pasamos a través de un pasillo espacioso con una luz cegadora producida por las cámaras de los paparazzi.
Al segundo perdí a mis padres ya que empezaron a saludar a todo el mundo, casi todas estaban enfundadas en vestidos más caros que los autos que vi demasiados vestidos extravagantes para mi aunque no me sorprendía ya estaba acostumbrada, cada una de esas mujeres querían presumir sus lujos guardarropas obviamente no los volverían a usar ni siquiera los pendientes.
Analizaba a todas las personas por puro aburrimiento ya que sonreír y saludar era lo único que hacia entre toda esa gente que tenía más de lo que podían gastar también estaban los desesperados que tenían que impresionar y hacer que invirtieran en sus negocios o se irían a la quiebra podía ver sus ojos codiciosos que anhelaban una pizca de atención de mis padres.
- Un gusto, pero tenemos que retirarnos.-se despidieron mis padres.
Esas personas si que estaban desesperadas ya que, casi replican.
Asintieron con la cabeza, seguimos hacia otra familia definitivamente, ya no sentía mis lindos pies
- Pero que sorpresa la familia Hamilton. - Sonrieron aquellas personas y el individuo que mas me parecía despreciable
- Pero si son los Anderson, como les va. -correspondieron el saludo mis padres
Pinches inmaculados falsos
- Mejor que bien diría. - Sus sonrisas no me causan mas que asco son tan superficiales
-Eso es muy bueno y veo que su hijo esta mas alto que la ultima vez lo que vimos. - Siguió la conversación mi daddy.
- Si incluso más guapo.- Respondió la mujer.
Mis padres solo sonrieron por amabilidad.
- Pero dejemos a los chicos, para que conversen. - Dijo mi madre con sorna y me guiño un ojo obvio no saben con quién me dejan
Que malditos son, pero me voy a vengar se los juro y con mi mirada creo que ya lo saben.
- Eliza.- Sonrió con suficiencia
- Jonathan.- Sonreí forzosamente
-Hace tiempo que no te veía Eliza has estado muy perdida.- Porque sigue sonriendo si yo lo miro con asco.
- Tu perdido, siempre he ido con mis padres a todas las galas.- Sonreí con sorna
- Si pues yo no acompaño siempre a los míos porque yo si tengo mis propios planes.- Como detesto sus sonrisas arrogantes.
- Ha enserio no me interesa - Culmine la conversación y me dirigí hacia la mesa de bocaditos
Pero que rico estaba esa maldita bola de queso o lo que fuera, mientras degustaba un canapé voltee instintivamente, pero que.. pesado no se cansa de seguirme.
Desde que teníamos 12 años a tratado primero de ser mi amigo, luego mi novio, a los catorce pensé que se canso de mis miradas de odio pero a los 15 trato de acostarse conmigo y cuando no pudo comenzó a desvirgar coños como si fuera deporte a cada nada estaba con una chica diferente aunque estuviéramos en otra escuela los chismes se espacian como los gérmenes casi se había acostado con todo mi instituto era un idiota no sabia como rayos convencía a las chicas ósea era guapo pero no al extremo y ya que quedaban pocas vírgenes como decían ya que la virginidad no existe se inventó por hombres disque algo relacionado con la pureza de las mujeres osea ni que fuéramos animales en fin la velada prosiguió tan aburrida.
El chófer nos recogió ya que mis padres tomaron incontables copas de champán.
- Cariño te divertiste- inquirió con interés mamá.
- Si claro por supuesto-dije sarcásticamente.
- No será que te gusta ese chico de los Anderson no?-dijo mi padre con una ceja levantada.
-Puaj que asco-dije enseguida.
- Entonces esas sonrisitas que le lanzabas, eran las cizañosas.-elevo la comisura de sus labios.
No puede contener la carcajada que frotó de mi garganta por el comentario de mi papá.
- Que bueno que eran de esa clase cielo.-dijo seriamente.
- ¿Por qué papi? Temes ser suegro- pregunté muriendo de curiosidad.
- Nena tu padre le estaba lanzando dagas con sus ojos a ese pobre chico.-contesto mi madre.
Pobrecito Ja no lo era ni un poco el desgraciado.
- Por suerte mi hija aún no piensa en chicos y menos así de idiotas.-dijo mi papá con desdén
Rei por lo bajo mientras mi papá sonreía mirando a mi mamá.
Amaba estos momentos en familia está también era una razón por las que me bancaba esos "bailes".
¡Holi a todos los que pasen por aquí, espero y les guste este relato!
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Un Dulce Internado
Novela JuvenilEliza Hamilton será enviada por sus padres a un internado a las afueras de la ciudad para que le enseñen modales y a convivir, tendrá que conocerlo y si no le gusta volver a casa pero habrá más de una razón para querer quedarse.