catorce

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CATORCE

Y POSIBLEMENTE ME GUSTA LA EMOCIÓN DE ABAJO DE MI TU TAN NUEVO
E.E CUMMINGS

TRES DÍAS después, en Nochebuena, fue cuando la casa se volvió realmente agitada. Molly Weasley corría de un lado a otro de la cocina, asegurándose de que tenía suficientes papas asadas como para ahogar a un dragón, y Arthur tenía que seguirla de cerca, garabateando una lista de compras de última hora. El resto de la casa -excepto Remus, que estaba dentro bebiendo una botella de Wolfsbane para la luna llena de esa noche- había salido corriendo después del desayuno para una violenta pelea de bolas de nieve.

Habían sido chicos contra chicas, una regla que Aspen había decidido rápidamente que no le importaba a pesar de que las superaban ligeramente en número. Ginny demostró ser especialmente brutal y destrozó a sus hermanos con bolas de nieve e insultos desde el principio. Tenía debilidad por Harry y se fijó menos en él, pero eso no le impidió lanzarle algún que otro montón de nieve. Fleur también era increíblemente hábil y, aunque tardó un poco en acostumbrarse al juego, se volvió ferozmente competitiva en cuanto Bill le lanzó hielo por la espalda. Alessia parecía contenta de formar parte de la gran familia, ya que nunca había participado en una pelea de bolas de nieve como aquella, y se conformaba con participar en los festejos.

Aspen se había mantenido al margen, observando cómo los chicos eran golpeados por la increíble puntería de Ginny. No le cabía duda de que ésa era la razón por la que había demostrado ser una cazadora estrella en el equipo de quidditch de Gryffindor, imaginando que no tendría problemas para meter la Quaffle en las porterías casi siempre. Fue este torrente de pensamientos lo que la distrajo lo suficiente como para que los gemelos la emboscaran al mismo tiempo, y antes de que se diera cuenta, le habían lanzado una lluvia de nieve helada a la cara.

Chilló y un escalofrío la recorrió por la espalda. A su lado, los dos chicos se reían histéricamente, y a ella se le ocurrió tomar su varita y hechizarlos para que recibieran el año nuevo. Mientras se quitaba la nieve de las pestañas, con los dientes castañeteando, se perdió la mirada vagamente preocupada de Fred al darse cuenta de que podía haberle hecho daño. Si lo había hecho, él nunca lo sabría, porque al segundo siguiente ella se había agachado para recoger un generoso montón de nieve y lo había lanzado en su dirección.

—Te lo mereces, Weasley—,gritó por encima del hombro, saliendo corriendo para evitar otro golpe. Mientras se alejaba, hechizó otro montón de bolas de nieve para que volaran tras los gemelos, a los que pudo oír gritar por encima del hombro:—¡Maldita sea, mujer!—.

Después, mientras los demás entraban con la ropa empapada y recibían una dura reprimenda por haber derramado la nieve derretida sobre las baldosas de la cocina, Aspen, Fred y George se preparaban para ir a trabajar. Habían aparecido en el piso, listos para abrir en cuanto llegara Verity: abrían tarde por vacaciones. George sonreía como un niño pequeño en una tienda de golosinas, esperando que alguien mencionara el incómodo beso de la noche anterior, pero Fred y Aspen lo ignoraron como si nunca hubiera ocurrido. En cambio, ella desapareció en la cocina para preparar el almuerzo, agradeciendo la distracción.

—¿Alguna petición?—Preguntó, mirándolos esperanzada mientras entraban en la cocina detrás de ella. La verdad es que no había mucho donde elegir, ya que las estanterías eran bastante escasas teniendo en cuenta que por el momento vivían en su casa.

—No es que tengamos muchas opciones—,dijo George, siguiéndola para abrir la nevera y buscar ingredientes.—Sorpréndeme. Iré a abrir con Verity y llevaré el almuerzo dentro de una hora o así. Creo que el enorme desayuno de mamá acabó conmigo por un rato—.

𝐉𝐔𝐒𝐓 𝐋𝐈𝐊𝐄 𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍 | ᶠʳᵉᵈ ʷᵉᵃˢˡᵉʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora