Eva y Aloy habían llegado a un acuerdo. El artefacto debía quedarse.
Pese a que les ayudaría bastante, ambas concordaron en que era un riesgo que no debían correr por el bien de los Banuk en el campamento. Aloy dijo que podía ir hasta allá y juntas encontrar una solución para con los Banuk. Pero era más de una semana lo que debía viajar aún en montura. Eva dijo que no sería necesario. Ella se encargaría del asunto. Se quedaría un par de días más para estudiar el componente, y probar si podía sacar algo de él mediante el uso de códigos sin necesidad de tocar el artefacto. De todas formas, debía ser cuidadosa en el proceso.
Al bajar, las antorchas estaban encendidas, y la mayoría de los Banuk yacían dentro de sus carpas. Los pocos que quedaban montaban guardia o se quedaban junto al fuego. Un par de Chamanes recorrían máquina por máquina con Tikuk para darles unas palabras en un idioma desconocido, tocar sus corazas como si fuera algo sagrado, y así seguir.
Eva ajustó la cuerda de su gancho a su cinturón, cuando notó que alguien se le acercaba. Era una de las cazadoras, probablemente rondando la edad de Aloy. Era una de las que no interactuó demasiado con el resto del grupo.
—Cazadora —saludó Eva—. Si te preocupa que me entrometa mucho, no te preocupes. No tengo intenciones de arruinar su paz con las...
—Heces de Pastador.
Eva parpadeó. ¿Escuchó bien?
—... ¿Disculpa?
—Heces de Pastador congelado —repitió la cazadora, con una voz neutral, pero en su rostro era obvio el fastidio contenido—. No me interesa lo que hayas estado haciendo allí arriba. Sé que has venido hasta aquí por los rumores del campamento. Y debo decirte que soy de las pocas las cuales no lo abandona por razones distintas. Esto es raro, mucho. Y tanto a un grupo de cazadores como a mí no nos gusta.
Eva puso sus manos a los costados de su cadera.
—De acuerdo...
—Esperaba que al menos tú encontraras una respuesta a este comportamiento antinatural.
—¿Y por qué lo llamas de esa forma?
La cazadora bufó.
—Somos cazadores —explicó como si fuera algo obvio—. El Demoledor me trajo aquí. Lo perseguí desde los Rivales, donde mató a un gran cazador de hielo. ¡Lo partió en dos!... ¡Acepté ese gran reto! Pero al llegar a este campamento, desapareció la furia.
—¿Y no es eso bueno? Dejó de matar.
—Eso dice Tikuk. "Un regalo" según sus palabras. ¡Bah! ¡Un regalo es una recompensa inmerecida! ¡Las máquinas tienen que desafiarnos!
—Entiendo tu punto —dijo Eva—. Pero has dicho que no te vas del campamento por una razón, a pesar de que no te guste.
—Esto no puede durar para siempre —la cazadora fue mordaz en su respuesta—. Y tus ojos me dicen que no me equivoco. Este comportamiento va a acabarse... Y si los demás como yo nos vamos, ¿quién va a proteger a los Chamanes?
Antes de que Eva pudiera responder, la cazadora se retiró, dejándola con la palabra en la boca.
Muy bien, eso había sido un poco raro. Pero seguramente ella solo quería desquitarse con alguien sobre la situación del campamento, y Eva había salido sorteada. Comprendía su frustración y preocupación igualados, pese a que, como Tikuk, prefería que las máquinas se quedaran así para siempre.
Eva se dirigió a su Embestidor para tomar su equipo de camping, mientras pensaba en qué decirle a Tikuk sobre su hallazgo. Debía hacerlos evacuar lo antes posible, pero dudaba que escucharan. Esto iba a ser una larga tarea.
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»𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐎𝐍𝐆 𝐎𝐅 𝐄𝐕𝐀«「𝐃𝐋𝐂:𝐓𝐡𝐞 𝐅𝐫𝐨𝐳𝐞𝐧 𝐖𝐢𝐥𝐝𝐬」#𝟐
FanfictionCorren rumores sobre sucesos extraños en el Tajo, las tierras Banuk. Ánimas que hablan, máquinas nuevas y más agresivas. Algo maligno que amenaza a Ban-Ur. Con todo lo que ya había superado con Aloy hasta el momento, Eva piensa que no sería tan...