Eva corrió entre la nieve para ocultarse tras una de las grandes rocas más cercanas. Podía oír a la máquina gruñir y rugir desde su lugar. Esperó durante un rato, hasta oír a la máquina bajar bruscamente de donde estaba, dar otro rugido, y caminar hacia el este.
Jadeando ligeramente contra su pañuelo, Eva asomó la cabeza, analizando a la máquina con el escáner de su Foco —que hasta el momento, funcionaba con normalidad —. La interfaz hizo un rápido análisis, mostrando la silueta de la máquina y sus proporciones. Tenía la estructura de un oso gris; cargaba con tres sacos con componentes congelantes, más avanzados que el de los Rapaces. Cada pata tenía tres grandes garras filosas, y con la fuerza suficiente como para partir en dos una formación de roca como en la que estaba apoyada.
Tras ver lo suficiente, Eva desactivó el escáner. ¿Cómo le haría frente a la máquina estando por su cuenta? Sí, vio sus debilidades, pero no importaría el daño; estaba la Torre también, que anularía cualquier ataque de Eva y reforzaría a la máquina.
Podría tratar de ir hacia la Torre sin que esa cosa la viera, o al menos ver una forma de distraerla y así acercarse para poder destruirla o anularla, lo que fuera más rápido. Mientras sus pensamientos y sus latidos iban al cien, de repente, recordó las palabras de Ukan con respecto a una nueva máquina temible.
Esta encajaba con la descripción. Era, en definitiva, un Garrahelada.
Le había dicho que si lo consideraba demasiado, que la evitara a toda costa. No dejara de moverse y por sobre todo, esquivara sus garras.
Aunque la tentaba enormemente evitar la pelea tras apenas haberse librado de los Acechadores, por otro lado, no lo sentía correcto. Estaría dejando que el Garrahelada vagara con libertad por la Senda y tomara más vidas inocentes, destruyendo aún más a una tribu ya herida. Eva no podría cargar con eso en su consciencia. Pero por sí sola no sería capaz de derrotarla. Tal vez existía un porcentaje —aunque mínimo— de que pudiera hacerlo, pero le costaría un tiempo y energías que no tenía, y tampoco la gente de Ban-Ur.
Pensó inconscientemente en Aloy y en salir de la Senda para llamarle, y pedirle que fuera hasta allí para que la ayudara. Su lado emocional la reprochó de inmediato. ¿Y qué haría mientras esperaba? ¿Sentarse y ver morir a más personas? ¿Ver cómo nacían más conflictos y brechas en Ban-Ur? ¿Y si todo esto escalaba a otro nivel de peligrosidad donde ya no pudieran hacer nada?
Eva se rindió ante la culpa. Enterró sus emociones lo más que pudo bajo una capa de lógica y mente fría, antes de activar de nuevo el Foco. Escondió su bolsa y arco bajo la nieve, y siendo consciente de su ansiedad, se aferró a su Aguijón.
Pero mientras estructuraba su plan, su Foco se alteró de nuevo. Y esta vez, le provocó un dolor agudo en el cerebro, mientras el calor del Foco aumentaba sobre su sensible sien.
Eva se sujetó la cabeza con ambas manos sin poder aguantar un grito de dolor. Dejó caer su arma, retrocediendo varios pasos hasta caer de espaldas, retorciéndose sobre la nieve. Las punzadas eran insoportables, y el gritar empeoraba el dolor, aunque no pudiera evitarlo. Intentó arrancarse el Foco, pero por más que tirara, este no se despegaba de su sien. Era como si se hubiera fusionado con su piel y estirarlo le produciera aún más punzadas. Sus oídos se inundaron de un agudo sonido constante que alejó todo ruido exterior, incluso su propia voz se oía muy lejana.
Eva se sentía morir mientras el Garrahelada se ponía en alerta. Se dejó guiar por los gritos de Eva, soltando amenazantes gruñidos, dispuesto a atacar al intruso en su territorio. Sin embargo, cuando la encontró, no pudo hacer nada cuando un disparo salido de la nada lo hizo retroceder.
La máquina rugió enfurecida. Se elevó en sus dos patas y comenzó a buscar al responsable, pero no pudo encontrarlo. Otro disparo en su espalda le hizo girar de golpe y abalanzarse hacia una roca, no logrando más nada sino dañar su chasis, que fue reparado por otro pulso. Sacudió su cabeza, entre la ira y la confusión de no saber de dónde o qué lo estaba atacando.
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»𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐎𝐍𝐆 𝐎𝐅 𝐄𝐕𝐀«「𝐃𝐋𝐂:𝐓𝐡𝐞 𝐅𝐫𝐨𝐳𝐞𝐧 𝐖𝐢𝐥𝐝𝐬」#𝟐
FanfictionCorren rumores sobre sucesos extraños en el Tajo, las tierras Banuk. Ánimas que hablan, máquinas nuevas y más agresivas. Algo maligno que amenaza a Ban-Ur. Con todo lo que ya había superado con Aloy hasta el momento, Eva piensa que no sería tan...