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Bruce despertó temprano, cómo era usual, tenía que ir a industrias Wayne, tenía un montón de reuniones en su mañana y no estaba preparado para aquello. Agradecía que al menos Gordon no lo había necesitado los últimos días, había salido de la torre para asegurarse que todo estaba en orden pero no habían encendido la batiseñal, eso le parecía extraño.

Pensó que no tendría tiempo de desayunar, por lo que conformarse con un cereal era suficiente, no iba a despertar a Delancey, eran apenas las siete de la mañana y habían dormido muy tarde la noche anterior.

Una media sonrisa surcó su rostro al recordarlo.

No habían pasado más de besos, ni habían dormido juntos, pero aún así, recordar sus besos lo hacían sentir diferente, especial. Recordar la noche anterior, lo puso de buen humor, ahora poseía valentía para enfrentarse a aquella mañana.

Bajó las escaleras, aún en pijama, dispuesto a buscar un tazón de cereal, cuando de pronto, el olor a café lo interrumpió, supuso que podía ser Alfred o su ama de llaves. Entonces escuchó una voz.

Su voz.

Se recostó del marco de entrada a la cocina, mirando a la pelinegra cocinar, parecía atenta a lo que hacía, tenía su cabello en una coleta negra desordenada y la pijama ahora estaba llena de harina. Comenzó a batir nuevamente la mezcla, mientras murmuraba una canción.

No era una de sus pijamas, era una que Bruce le había comprado, cuando dejó que se quedara.

Bruce sabía muy bien porqué la dejaba quedarse, y es que no podía dejarla ir.

No de una manera posesiva o enfermiza, no, el podría dejarla ir si Delancey viviera en mejores condiciones, pero imaginarla en su pequeño apartamento, trabajando de bailarina en el iceberg lounge, debiendole favores a Oz, eso hacia que se sintiera enfermo.

-Buenos días- sonrió el, mirándola confundido- no pensé que estarías despierta tan temprano.

Delancey parecía nerviosa, carraspeó mirando a Bruce a los ojos, algo que lo volvía loco, ella siempre había hecho aquel contacto visual intenso, desde el momento que salió a hablar con ella en ese restaurante dónde cantó, hasta la noche anterior dónde la había besado.

Desde Selina Kyle, el corazón de Bruce se había cerrado a la idea, de que alguien como el no podía darse el lujo de entablar relaciones, pero ahora estaba rompiendo todos aquellos límites por la joven frente suyo.

Bruce sonrió al verla callada y nerviosa, se acercó a ella, manteniendo aún cierta distancia.  Delancey le otorgó una pequeña sonrisa.

-Queria sorprenderte- admitió- nunca hemos comido juntos, y pensé que sería algo...¿lindo?- no parecía segura de lo que decía, bajó la mirada, entonces el aprovechó para romper la distancia y tomar su barbilla, subiendo nuevamente la mirada de la chica y conectar sus ojos.

-Si, lo es- habló el voz baja, sonriéndole con la mirada, el no supo que la chica frente suyo tenía los nervios a millón, con las mariposas recorriendo desde su estómago a sus piernas- ¿te ayudo en algo?

-Ve a servir el café- murmuró ella, mirando sus ojos y luego bajando la mirada a sus labios, soltó un suspiro quebradizo- yo terminaré de servir los waffles.

-De acuerdo- acercó sus rostros, aún tomándola de la barbilla, para besarla con delicadeza.

Delancey se sostuvo de su camisa, apretando levemente cerca de su espalda, la chica cerró sus ojos al sentir los labios de Bruce sobre los suyos.

Aún se sentía irreal.

Para ambos.

El no podía creer que ella había abierto un espacio en su vida para el y ella no podía creer que Bruce Wayne estaba interesado en ella.

godforsaken | bruce wayne. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora