–L-Lo siento de verdad –hice una reverencia sin mirar aquel extraño con el que había chocado.
– ¿No cree usted que es muy temprano para correr de esa forma? –Escuche de la voz del extraño –su vestimenta es todo lo contrario a deportiva, además estamos a 6° de temperatura.
Levante mi vista nerviosa a esta persona. Era un hombre joven. Delgado y su piel estaba llegando a un grado de palidez, tal vez fuera por la poca luz del amanecer o el frió que se veía así; su labio inferior era más grueso que el superior, una forma extraña de verdad; tenia pelo castaño largo que llevaba a la altura de sus hombros; sus ojos pequeños parecían tener algo parecido a maquillaje. Entre abrí un poco la boca mirándolo, era a la poca o escasa luz era un hombre muy apuesto.
–Iba en dirección a mi casa señor –fruncí un poco mis labios y acomode mi abrigo aprisionando mas mi bolso a mi pecho. Este chico lindo podía ser un ladrón.
–Aun así es muy tarde para que usted vaya sola a casa –hizo una pausa y me miro de pies a cabeza –hay muchas personas malas hoy día, añadiendo que es plena madrugada.
–T-Tomare un taxi –presione mas mi bolso, por un momento pensé que había sido mala idea huir del prostíbulo sin permiso.
–Si me permite señorita, la acompañare a su hogar –me regalo él una dulce y delicada sonrisa –no le haré nada, lo prometo.
Asentí más por miedo que porque realmente quisiera que me acompañara. Comencé a caminar a su lado, un poco lento... tal vez no levantaría sospechas si iba con un hombre. Sentí como de vez en cuando su mirada reparaba en mí y volvía al frente. Me sentía nerviosa, muy nerviosa de ir con este hombre.
–Podría saber ¿De dónde viene a esta hora, señorita? –me pregunto él ya cuando estábamos a un par de calles de mi casa.
–De mi trabajo –Murmuré mirando hacia el piso, yo no quería explicarle a este hombre de que trataba mi trabajo.
–Ahh entiendo, usted es una chica de bar –soltó una risilla –de esas chicas que sirven bebidas tras las barras del bar.
–Ah, si... si... eso soy yo –reí un poco nerviosa.
–Un día iré a su bar señorita, me gustaría probar un buen trago servido por usted –hizo una pausa y continuo –no suelo beber mucho, el trabajo es muy pesado para mí. Hoy iba rumbo a casa cuando la encontré, y fue bueno ¿no? usted a esta hora no podría regresar a casa, no sola.
Carraspee un poco al llegar a la calle de mi departamento, la puerta de entrada estaba vacía.
Aoi no me estaba esperando. Mire mi teléfono celular y mire la hora, ya era cerca de las 4:00 am. Mire al hombre que me acompañaba y me encontré con sus muy bellos ojos castaños que me miraban fijamente. No pude evitar sonrojarme y mire a mi departamento.
–A-Aquí vivo –señale el departamento y volví mi vista al piso.
–Parece acogedor, si –dijo él con lo que parecía un poco de decepción en su voz.
Comencé a caminar hacia mi departamento dándole la espalda al extraño que me había acompañado en el camino. Meti la llave a la cerradura pero escuchaba una respiración tras de mí. Volví mi vista lentamente y ahí estaba, el extraño tras de mí.
–No me dio la oportunidad de presentarme señorita.
Me di la vuelta completamente y de la gabardina que él llevaba puesta saco ambas manos cubiertas por un par de guantes de cuero, descubrió su mano derecha y la extendió a mí. Con temor extendí la mía a él y la estrecho con fuerza.
–Mi nombre es Kouyou, Takashima Kouyou –mantenía mi mano presionada y esbozaba una pequeña sonrisa –¿Cuál es su nombre bella dama?
–Masumi... Saito Masumi –dije sonrojada y mirando su mano, irradiaba un calor muy agradable.
El sonrió y aparto su mano de la mía. Hizo una reverencia hacia mí y se dio la vuelta comenzando a retirarse. Mire atentamente como se fue alejando, aun no entraba a la casa y escuche como algo o alguien se movía dentro de mi departamento. Mordí mi labio nerviosa y entre despacio a casa.
Las luces estaban apagadas, pero olía a colonia. También olía un poco a comida. Busque a tientas el apagador de la pared y al encontrarlo encendí la luz. En mi mesa estaba un plato de algo que parecía ser pollo, el resto de la casa estaba ordenado cuidadosamente. Mire a mi sofá y Aoi estaba sentado mirando hacia la puesta donde yo estaba parada. Cerré la puerta nerviosa y le mire.
– ¿Quién era el hombre con el que hablabas? –su mirada parecía penetrarme, no podía permanecer mirándola.
– A-Alguien que me acompaño a casa... –dije mirando el piso, no quería verlo, no cuando me miraba de esa forma.
– ¿Un cliente? –Aoi se levanto del sofá y se acerco a mi –¿Desde cuándo los clientes te acompañan a casa? Eh, Taia...
Aoi me tomo fuerte de los hombros e hizo que volviera mi vista a él. Los ojos de Aoi parecían completamente negros. Presiono más su agarre y volví mi boca de sorpresa a una mueca.
–Me lastimas... –fruncí el ceño y en mi garganta se formo un nudo, no sabía porque Aoi me estaba tratando así.
Aoi me soltó del agarre y enseguida me abrazo. Escondió mi rostro en su pecho y sin poder detenerlo comencé a llorar. Mi día había sido malo, fui obligada a quedarme en el prostíbulo... atendiendo a personas que realmente me asqueaban. Las dueñas del prostíbulo me encerraron con la plena intención de no dejarme salir, una chica me libero... que tal vez a estas alturas los secuaces de Taree y Miho ya se hayan deshecho de ella. Y ahora el chico que me gustaba, el chico al que amaba... Aoi me había tratado mal... nunca en el casi año en el que habíamos estado juntos me había tratado de esa forma.
–No quiero que alguien más te aparte de mi... –su voz sonaba fría mientras me abrazaba, más que como un consuelo, hablaba como si me estuviera ordenando algo –debes estar siempre conmigo Masumi.
Pasamos el resto de la mañana, o al menos hasta que él se fue, en silencio. Yo comí aquella comida que había en el plato y él permaneció en el sofá mirando el carcacho que yo tenía por televisión. Después de eso entre a darme una ducha y cuando salí Aoi ya no estaba. En su lugar había una nota en la mesa:
"Nos vemos en una semana. Aoi"
Con unas cuantas lágrimas me metí en la cama aun con la bata húmeda por el baño y el pelo empapado. Quería dormir un poco antes de saber que castigo me darían Taree y Miho... tal vez, incluso esa sería la última noche que yo pasaría en mi cama y mi departamento. También posiblemente fue la última vez que vi a Aoi y ni un beso pude darle.
ESTÁS LEYENDO
The pleasure is... [Terminado]
FanfictionSaito Masumi, una joven chica que por decisión involuntaria adquiere el trabajo de prostituta, odiando a todos y cada uno de sus clientes, perdiendo la esperanza en el resto de la vida, sin deseos de avanzar. Hasta que una noche, alguien sin pensarl...