Capítulo 12.

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**Pov Aoi (Shiroyama Yuu)**

– ¡¿Y eso qué?! –le grito Masumi desesperada desde su lugar hacia la puerta donde ahora estaba Kouyou y desde donde nos había contado aquella cruda historia, ni en mil años yo la hubiese podido imaginar –¡A todos nos ha ido mal! ¡la vida no es dulce con todos!

Kouyou con el ceño fruncido se acerco hasta ella ignorándome a mi por completo.

–Eras un niño... yo era también una niña cuando mi madre me vendió –Masumi sollozo mirándolo y él ni se inmutó –a ti te vendieron una vez, yo me vendo a diario para poder comer por lo menos un mísero trozo de pan. Tu perdiste a tu madre que te amaba, mi madre me vendió por un asqueroso maletín con plata ¡Nadie la tiene fácil Kouyou! ¡Crece de una maldita vez! Hacernos esto no te dará a tu madre, no te devolverá la inocencia y mucho menos hará que tu padre te quiera...

Masumi no siguió, Kouyou había sacado de aquella gabardina de franela negra una pistola y con la cacha de la misma golpeó la cara de Masumi, ella, escupió sangre al piso pero siguió mirándole con odio aunque sus ojos soltaran lágrimas.

–¡Déjala ya, cobarde! –grite hacia él levantando del piso mi cabeza ya que el resto estaba atado a la silla.

–Miren, hablo el príncipe azul –Kouyou aparto los ojos de Masumi y apuntó el arma hacia mi –el que nació en una cuna de seda hablo... aquel que no sabe lo cruel de la realidad.

Trague saliva y mire al piso. Si, ahí tenia razón. Nunca había tenido un problema con mi vida, solamente no me gustaba vivir entre riqueza, nada que me marcará. Suspire y levante mi vista, el cañón de la pistola apuntaba mi frente y Kouyou me miraba fríamente.

–Dame una, una sola razón para no matarte... una marca que te haya dado la vida, Aoi –Kouyou, bajo el arma para acomodarme frente a Masumi que ahora sollozaba con la mejilla hinchada. Después, Kouyou volvió a apuntarme de nuevo con el arma.

Y por más que rebusque en mi cabeza, no había nada. Absolutamente nada.

–No... –susurré y escuche un grito ahogado acompañado de una carcajada –nada, todo fue...

–Perfecto... –murmuro Kouyou y quito el seguro del arma –si te sirve de consuelo, no la matare a ella.

Levante mis ojos y la cabeza de Kouyou apunto a la mujer que tanto había amado. Sonreí por dentro, ella no merecía morir. Ella podría seguir viviendo, sabiendo cuanto la ame yo a ella.

–No... Kouyou... –Masumi hablo y poniendo el mala cara le miró.

–¡¿Ahora que más quieres?! –fastidiado disparo a la pared haciendo que el eco del disparo diera de lleno en nuestros oídos. Masumi grito asustada pero, al ver que nada había pasado le miro a el fijamente.

–Ella, tu madre, no querría esto –dijo en voz dulce y humedeció sus labios –ella quería que fueras un hombre de bien, un hombre con un empleo... no esto, Kou.

–No me llames así... –gruño y tomo el rostro de ella haciéndole soltar un quejido –tu ni siquiera sabes algo de ella, no tienes ni derecho a mencionarla... una ramera como tu no tiene ni el mínimo valor para mencionarla.
–Piénsalo solo una vez, no vale la pena matarnos y si lo haces... ¿Que pasara después? Buscarás a alguien mas para matar y así tener toda su riqueza... enamoraras a otra idiota como a mi.

Oír eso último me desconcertó. "Enamorar" era una palabra muy seria. Entonces, Masumi y Kouyou habían tenido algo que ver antes y como si leyese mi mente Kouyou volvió sus ojos a mi.

–Si, me acosté con tu novia y ¿Sabes qué? –Kouyou acaricio la mejilla y parte del cuello de ella –en ningún momento se acordó de ti ¡Fue la mejor prostituta que me he tirado en años! Y sabes que mas... después de matarte la usare otra vez.

Dicho esto, con el arma rasgo el vestido negro mugroso que llevaba Masumi dejando ver su sostén en el mismo tono, ella grito y me miro apenada.

–Lo siento Aoi... –murmuro y yo negué.

–Ese es tu trabajo... no podía hacer nada, todos te utilizaban. Y aunque yo me negara, y cuantas veces dijera que eras mía yo no podía detenerte... –murmuré con tristeza sintiendo un nudo en mi garganta.

–¡Yo nunca deje de pensar en ti! ¡Yo siempre te ame, Yuu! –dijo ella de nuevo con lágrimas en lo ojos y con su cuerpo tembloroso.

–Yo siempre te ame, Yuu –le ridiculizó Kouyou y suspiro –¿Ya van a acabar sus cursilerías o quieren otras cinco horas?

Le gruñí molesto y como recompensa recibí un puñetazo. Juro que vi unas estrellas pero volví en mi al instante para ver como, por lo bajo, Kouyou sobaba su mano.

Nos quedamos en silencio. Solo se podía oír el aire colándose por la puerta abierta que había dejado Kouyou y unas gotas de agua que caían al fondo de la habitación.

En nuestro silencio trataba de idear una forma para liberarnos a Masumi y a mi, pero era imposible. Estaba atado de pies y manos, literalmente. Si pateaba a Kouyou podía dejar caer el arma pero, a quien quería engañar, era inútil.

Mire a Masumi y rogué que no fuera la última vez. Su pelo negro hecho un lío de días sin lavar, su piel blanca, sus ojos marrones y aquellos labios finos y brillosos por tanta agua salada que caía por estos. El lunar en la esquina, bajo su ojo derecho. Quería tener ese recuerdo ahí en mi cabeza, cerré los ojos y decidido hable con fuerza.

–¡Hazlo de una vez! ¡Mátame ya! –infle mi pecho y mordí mi labio con fuerza.

–¡No, Yuu! –la voz aguda de Masumi interrumpió –¡Kouyou, no lo mates!

Con los ojos firmemente cerrados sentí la boca fría de la pistola en mi frente y claramente escuche como se corrió el seguro del arma.

Adiós Masumi, fue un placer haberte amado, te juro que si en otra vida vuelvo a verte me casare contigo y te librare de todos los infiernos posibles. Adiós padre, tendrás que buscar otro heredero, alguien que si quiera tu fortuna. Adiós Kouyou... ojalá ardas en el infierno.

–Oh, mi fuente de plata... aun no cosecho lo tuyo –la voz de Kouyou era de diversión –¿Acaso crees que te mataría primero?

Abrí los ojos de golpe y quise gritar, pero algo se atoro ahí. El arma cambio de víctima y su carcajada se escucho.

–Adiós, Yuu –susurro ella cerrando los ojos y una lágrima ultima rodó –realmente te ame.

–Masumi, ¡No! –jale mi cuerpo hacia donde ella.

Ella no me escucho ya que el sonido de aquel disparo inundo, rebotando por las paredes, la habitación.

Masumi...

The pleasure is... [Terminado] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora