prólogo

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¿Alguna vez has sentido eso llamado amor?

¿Has sentido alguna vez el peso de un amor no correspondido?

Yo sí. Las mariposas en el estómago eran solo el comienzo. Era ese cosquilleo persistente en la punta de los dedos, un eco de anhelo que se desvanecía en la distancia. Quería tocarlo, pero estaba condenada a la impotencia de nunca poder hacerlo.

Siempre en la penumbra, ocultando mis verdaderos sentimientos. ¿Y sabes cuál fue lo más doloroso?

No fue la falta de sentimientos de su parte, Los tenía, pero no para mí. No era mi voz la que buscaba, ni mi aroma el que le encantaba. Mis ojos no eran su refugio, ni mis brazos su santuario. Simplemente, no era yo desde el principio.

Nunca fui su elección. Sus pupilas nunca se dilataron al verme, su calor nunca me alcanzó. En cambio, su indiferencia resonaba en mi alma destrozada.

Cada lágrima era una plegaria silenciosa a la cruda verdad de que yo no ocupaba su corazón, ni su  mente. El dolor punzante al verlo con otra era insoportable, asfixiante y desgarrador.

Y saber que sus sentimientos no me pertenecían me sumergía en la oscuridad, deseando desaparecer en la cama y nunca más levantarme. Pero tarde o temprano, la realidad se impuso.

Fue entonces cuando pude liberarlo ,porque nunca fui su elección. No porque yo no  fuera suficiente , al contrario, fui más de lo que jamás podría haber esperado. Simplemente, no era ella. Y eso dolió. Pero lo que más dolió fue sostener una esperanza que nunca fue mía.

¿Pude sanar? No lo se, aún. El recodar su mirada me duele , el toque de su palma con mi mejilla quema , ya no es un. Calor reconfortante... Es uno que te hace apartarte por el ardor.

El Palacio De Las Mariposas Y El Eden De Las Espinas.       Donde viven las historias. Descúbrelo ahora