Blah blah blah es todo lo que puedo oír decir a mi profesor de historia hoy. No después de la noche de ayer. Generalmente no es así, suelo prestar atención y tomar apuntes, los cuales rara vez utilizo por mi buena memoria. Pero hoy no es uno de esos días.
Mi noche fue fatal. Para empezar, tenía que terminar de leer un libro para mi clase de literatura, me faltaban alrededor de doscientas páginas, a decir verdad ese no fue el problema. Lo termine como a la 1 am. Cuando por fin me encontraba relajada, apunto de dormir en mi cama y finalmente cerré mis parpados, los ladridos de los siete perros de mi vecina de piso llegaron a mis oídos, irritándome. Agarre la almohada y la coloque de manera que pudiera bloquear los ladridos, funcionó por un momento, pero seguía sin poder dormir. Esos ladridos eran extremadamente ensordecedores. Pensé en buscar los tapones de oídos de mi madre o algunas orejeras y tratar de dormir pero sería imposible de todas maneras.
Mamá llegaría en un rato, pero no podía continuar así, entonces me vi obligada a ser la adulta e ir a quejarme con la Señora Smith. Estaba a punto de tomar el picaporte de la puerta principal para salir al pasillo cuando comencé a sentir también voces de gente, demasiada gente. Abrí la puerta, y me encontré con al menos la mitad de los inquilinos del edificio allí parados gritando a la pobre anciana. Admito que en el momento sentí lastima por la mujer pero luego se reanudaron los ladridos de sus estúpidos perros y aquel sentimiento de lastima se esfumo por completo, solo quería dormir, ¿Acaso es mucho pedir?
-Lo lamento, lo lamento enserio, han escuchado una sirena de bomberos y mis bebes se han puesto como locos - Se excusó la señora Smith, sonriendo a ver si podía apaciguar un poco a la mini multitud que tenía en la puerta de su casa.
-¿Bebés?- Entre la gente se escuchó la voz del señor Thomson, solía ser buen hombre pero le gustaba mucho la tranquilidad y en ese momento no la estaba teniendo, es entendible que gritara- Si son enormes, no puedo creer que todavía la dejen conservarlos. ¡Cállelos de una buena vez señora!
-Si lo se, pero bueno hombre no son tan grandes, son mis únicos niños en este momento. Por favor yo los tranquilizare, tengan paciencia- La pobre señora parecía desolada, por un momentos todos nos compadecíamos de ella, pero volvieron a ladrar los fastidiosos perros, y todos comenzaron a gritar sin control. -Si solo alguien pudiera quedarse conmigo y ayudarme a calmarlos sería más rápido y efectivo, todos dormirían mejor.- La señora Smith tenía razón, iba a ser un alivio. Estuve satisfecha hasta que alguien dijo mi nombre.
-¡Madie!, Madie se puede quedar a ayudarla, ella solo estudia, todos nosotros tenemos que trabajar mañana, es lo más coherente - Estaba comenzando a odiar a Livie, la señora del 8b de arriba.
-Pero... - Es todo lo que pude decir antes de que todos dijeran cosas como "Si genial" "Muy buena idea Livie" "Madie eres tan buena". Si realmente era demasiado buena, ya que tendría que haber pegado un grito y decirles que no me quedaría, pero no pude, toda esta gente quería dormir, tenían que trabajar por la mañana, no podía ser tan egoísta.
Pero, pensándolo bien, yo también necesito dormir, tengo un dia duro mañana, no puedo dejarme pisotear por ser la más joven en este tumulto de gente. Pero cuando iba a hablar, era demasiado tarde, la anciana me hacía señas para que entrara a la casa, la gente se iba en los 2 ascensores, y otros se iban por las escaleras. Si, verdaderamente tendría que entrar y entretener a esas bestias peludas.
ESTÁS LEYENDO
Quédate cerca
Teen FictionMi vida era tranquila. Misma rutina todos los días. Mismas amistades de siempre. Mismo trabajo. No era lo que se llama una chica popular en el instituto ni mucho menos, pasaba desapercibida muy fácilmente y por eso, cuando el chico lindo y codiciado...