La semana pasó rápido, volví a ver John en casa unas dos veces más desde aquel lunes, aunque todas las noches escucho a mama hablando por teléfono hasta altas horas de la madrugada. Tal vez son más que amigos, pero estoy esperando a que ella me lo diga, por eso mismo no le he hecho ningún comentario aún. Tuve que pagar cuentas, y apenas tenemos dinero. Que mamá no trabaje se nota y mucho. Estoy pensando seriamente en dejar de ser profesora de apoyo y buscar otro empleo.
En este momento estoy jugando con mi sándwich. No tengo apetito en el día de hoy ¿A quién engaño? No quiero comer nada. Dejo el plato en el fregadero y voy hacia mi pieza. Es martes así que tengo que ir a casa de Estela y luego a lo de Matt.
Debido a que es un día caluroso me pongo una falda negra, unas zapatillas y una musculosa blanca sencilla con un bonito escote. Bueno lo admito, me gusta verme sexy si voy a la casa de Matt.
Llego al lujoso departamento, y es él quien me abre la puerta.
-Preciosa - Dice con su bonita sonrisa y me da un beso en la mejilla.
-Lamento no poder decir lo mismo – Le doy una sonrisa, y me dirijo a la cocina, pero me pone una mano enfrente, como deteniéndome- ¿Qué pasa ahora Matt?
-Tenemos que estudiar en mi cuarto hoy.
-Claro que no - Digo determinada.
-Oh si... -Dice con una sonrisa maliciosa curvándole los labios
-No pondré ni un pie en tu habitación-Contesté poniéndome a la defensiva.
-Madie, no es solo porque yo quiera y créeme que si quiero –Dijo tratando de convencerme y a la vez coquetear conmigo- es que van a limpiar la cocina y la sala de estar
-¿No hay otro lugar en la casa? –Pregunté tratando de esquivar la idea de ir a su cuarto.
-Está la habitación de mi padres, también tiene una cama, así que tú eliges bebé - ¿Bebé? ¿Pero quién se piensa que es? Encima me sonríe, dios es tan malditamente sexy.
- Vamos a tu cuarto - Dije con ánimo de derrota.
-Matt uno, Madie cero – Dice riendo, y subiendo las escaleras detrás de mí. Sé que está mirando mi trasero, pero la molestia que me genera es de un tiempo ínfimo.
Su habitación es verdaderamente linda. Tiene una cama de dos plazas con frazadas rojas que a simple vista son muy suaves. Una biblioteca repleta de libros se encuentra en el lado derecho de la puerta, junto a ella hay un escritorio que hace juego, con una computadora portátil encima. Al otro extremo hay un armario, y una máquina para hacer pesas. El piso está cubierto con una alfombra bordo.
-Bienvenida. Ponte cómoda. En la cama si quieres...- Dice alzando la cejas hacia las frazadas rojas.
-Si, lo haré. Gracias - Dije dando una sonrisa de suficiencia.
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Quédate cerca
Teen FictionMi vida era tranquila. Misma rutina todos los días. Mismas amistades de siempre. Mismo trabajo. No era lo que se llama una chica popular en el instituto ni mucho menos, pasaba desapercibida muy fácilmente y por eso, cuando el chico lindo y codiciado...